El Dragon en la Roca

IV

Ha pasado algún tiempo, al menos desde la perspectiva humana, aunque no sea así en la realidad. Y si bien hemos averiguado mucho sobre nuestros secuestradores, ahora nos parece que están impacientes.

 

Los Jueces nos hallamos reunidos y preocupados por sus nuevas exigencias, ya que nos están presionando para dar un veredicto decisivo y final… este argumento es tan pobre y al mismo tiempo tan lleno de vacíos legales… decisivo y final. La pregunta en nuestros rostros es un simple: ¿Cómo? La sentencia la ignoramos, no tenemos ni idea de cuando llegamos aquí, y menos de cuando nos iremos, o si nos dejaran ir.  Y ya entrados en preguntas, ni siquiera sabemos dónde estamos, o cuando estamos (por aquello del tiempo que no se mueve). Y aún quedan muchísimas pruebas por revisar, aunque no nos lleven a ningún lado, igualmente es una labor a la que nos hemos habituado, así como nos hemos venido a costumbrando a las reacciones de los litigantes tratando de espiarnos y de influir en lo que sea que decidamos.

 

Yo aún me pregunto si estarían dispuestos a llevar a cabo la sentencia. Y el modo en que lo hagan me hace fantasear aún más… Si se dicta a favor del Cielo, imagino que se hará un “arrebatamiento” masivo. Pero si les decimos que se los lleve el Infierno… ¿habrá una ejecución masiva? Decisiones, decisiones…

 

Vemos la hoja donde las partes aceptan sin condiciones nuestra decisión, asusta esta responsabilidad.

 

Cada Juez quisiera dar una sentencia a favor del Cielo, pero nuestra ética nos hace clamar internamente por una sentencia individual. Si aplicamos nuestra antigua máxima “fiat iustitia, pereat mundi”, el mundo perecería al hacer justicia, y para algunos, secreta o abiertamente, no nos importa mucho en realidad.

 

Por algunos días (¿?), evadimos la respuesta, pero ya nos estamos cansando de esta presión. Así que accedemos a ser llevados a una sala que nos dicen, se reserva para dictar el veredicto final. Y se nota una gran diferencia. Atravesamos un pasillo que se nos antoja infinito, y descubrimos este nuevo escenario… Y es mucho muy diferente a lo que estamos acostumbrados. En cada lugar donde nos han llevado, en cualquier sala o lugar de reunión, nuestra posición era dominante, ciertamente alta con relación a los demás asistentes, eso nos proporcionaba un cierto grado de autoridad y seguridad. Pero en este sitio nuestra situación ha cambiado drásticamente, parecemos, en vez de Jueces, los sentenciados, los condenados. El lugar es inmenso, no se le ve final, estamos justo al centro de un círculo, rodeados por palcos hasta donde la vista alcanza y.… a la distancia, casi con un ligero toque brumoso, se ven muros de impresionante altura (parece un escenario de los que describía Howard Phillips Lovecraft en ese libro, “en las montañas de la locura”), nos parecen muros con casi invisibles puntitos negros, que en realidad son asientos. Los muros se extienden y suben a lo alto hasta perderse a lo que nuestros sentidos pueden percibir. Da la impresión, al asentarse la idea en nuestras mentes, de que nos hallamos en la parte más profunda de un cráter. O en el fondo del sepulcro. Cada lugar disponible y que podemos apreciar se halla ocupado por ángeles y demonios, casi imposibles de distinguir, salvo por una breve diferencia en la luz que emiten. En silencio, expectantes, desarmados y… para mi desgracia. No nos quitan la mirada de encima.

 

En silencio nos sentamos en los lugares que nos asignan los guías… Y es sólo hasta que pasan varios minutos que notamos la trampa. Esta es la sala, no cualquier sala, es LA sala, el lugar donde esperan que se dicte sentencia. Habla en Chamán, “Hemos hecho todo lo posible”, su tono de voz es bajo, es un susurro que sabemos que nadie puede escuchar, “pero estas criaturas arrogantes nos piden lo imposible, nos exigen un juicio, pero humanamente hablando no podemos rebasar ciertos límites, y solo nos resta aceptar que se hizo y se dio nuestro mejor esfuerzo y que lamentablemente, no fue suficiente”.

 

Amón: “que cada uno de su opinión y terminemos esto. Por mi lado considero que la única forma de acabar con esto es dando un fallo neutral, el Juez mexicano investigó suficiente sobre los antecedentes, y hay precedentes de juicios nulos. No se ha dado una sentencia, y no veo porque dárselas ahora. Que esa sea nuestra decisión, y si desean arreglar esto, dejemos que lo hagan entre ellos… igualmente son incompetentes.

 

Stan Lee (nada que ver, repito, nada que ver con el famoso dibujante de comics, es un Juez francés con ascendencia japonesa): “No considero que esa sea la mejor respuesta, si bien ambos bandos muestran una amplia incapacidad para solucionar sus problemas por si mismos, sin usar los puños. Posiblemente sea mejor declarar juicio nulo y solicitar una nueva oportunidad para la humanidad, valiéndose de los antecedentes, me agrada ver que hay un precedente que de sustento a ese razonamiento”.

 

Soong Jin-Woo, Juez Coreano: “¿Y porqué no dejarlos que arreglen sus problemas y conflictos por medio de las armas?, esta pregunta cada uno se la ha hecho al ver como son incapaces de aguantarse las ganas de agredirse a la menor oportunidad, ¡Se odian con pasión! Aún si les damos una sentencia, dudo mucho que dejen de combatir. La presión entre estos seres, sean lo que sean, está al límite… miren que traernos con engaños a este lugar…”




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