Introducción

En un mundo donde la luz y la sombra se entrelazan en un eterno juego de poder, existe un reino oculto a los ojos de los mortales. Allí, la magia no es un susurro ni un mito, sino la fuerza que da vida y muerte, protección y condena. Este es el Reino de las Brujas, donde las líneas entre lo puro y lo prohibido se difuminan.

Las brujas blancas habitan en los valles de la luz, guardianas del equilibrio y la sanación. Su magia brota de la tierra, del viento y del agua, de cada estrella que observa el mundo desde lo alto. Son protectoras, pero también juezas, y conocen los secretos de la naturaleza y del alma.

Más allá de los bosques y los caminos escondidos, surgen las brujas oscuras, nacidas del inframundo, hijas de la noche y del caos. Su poder es feroz y salvaje, capaz de retorcer los hilos de la vida y la muerte. Son cazadoras de almas, tejedora de trampas, y quienes buscan reclamar lo que los dioses les negaron.

Entre estos mundos de luz y sombra habitan los elfos, seres de mirada penetrante y pasos silenciosos, eternos guardianes de los bosques y maestros de la espada y la magia antigua. Su lealtad es a los bosques que los vieron nacer, pero no siempre a los humanos que los cruzan.

En este universo, los lazos se prueban con fuego y traición, y la magia no perdona a quien la subestima. Aquí, cada decisión tiene un precio, cada encuentro puede cambiar el curso de la vida, y cada corazón late con la fuerza de un hechizo.

Es en este reino donde comienza la historia de Evamora, una joven cuyo destino la arrastrará entre la luz y la oscuridad, enfrentando fuerzas que amenazan con consumirla y aliados que desafiarán su confianza. Y es también aquí donde conoceremos a Aldric, un hechicero marcado por la venganza y la responsabilidad, cuyo camino está irremediablemente unido al de la princesa, aunque ni él ni ella lo comprendan aún.

Bienvenido a un mundo donde la magia es ley, la traición acecha en cada sombra, y el amor puede nacer incluso en medio del peligro más oscuro.