El Eco de las Sombras

Capitulo 2:Ecos del Pasado

Lira se adentró más en el Bosque de las Sombras, donde la luz del sol apenas lograba atravesar las densas ramas de los árboles. El aire era fresco y húmedo, impregnado de aromas a tierra mojada y hojas secas. A cada paso, los sonidos del bosque parecían intensificarse: el crujido de las ramas, el susurro del viento entre los árboles, y el canto lejano de aves que parecían llamar a su nombre.
Mientras caminaba, Lira recordó las historias que su abuela le contaba sobre el bosque. Decía que estaba habitado por espíritus antiguos, guardianes de la naturaleza que protegían los secretos de aquellos que se atrevían a entrar. Con cada relato, su fascinación crecía, pero también lo hacía su respeto por el lugar. Sabía que no debía subestimar su poder.
A medida que avanzaba, Lira comenzó a notar cambios en el entorno. Las sombras se volvían más profundas y las formas de los árboles parecían alargarse y distorsionarse. Un escalofrío recorrió su espalda. “Solo son ilusiones”, se repitió a sí misma, tratando de ahuyentar el miedo que comenzaba a surgir en su interior.
De repente, un sonido familiar la hizo detenerse: una risa infantil resonó entre los árboles. Su corazón se aceleró. “Ewan…” murmuró, casi sin aliento. Siguiendo el eco de la risa, Lira se adentró más en el bosque, guiada por la esperanza de encontrar a su hermano.
El sendero se volvía cada vez más angosto y enmarañado, como si el bosque intentara proteger un secreto muy valioso. Después de unos minutos de caminar, llegó a un claro iluminado por un rayo de sol que se filtraba entre las hojas. En el centro del claro había un pequeño arroyo que serpenteaba entre las piedras. La risa había cesado, pero Lira sintió una presencia en el aire.
De repente, una figura apareció entre los árboles: una niña pequeña con cabellos dorados que brillaban como el sol. Lira sintió un tirón en su corazón; la niña era idéntica a Ewan cuando era más joven. “¿Eres tú?” preguntó Lira, acercándose con cautela.
La niña sonrió y dio un paso adelante. “¿Buscas algo?” preguntó con voz melodiosa.
“Sí… busco a mi hermano, Ewan. ¿Lo has visto?” La voz de Lira temblaba mientras hablaba.
La niña frunció el ceño, como si estuviera considerando la pregunta. “El bosque tiene muchos caminos y muchos ecos. A veces, lo que buscamos está más cerca de lo que pensamos”, respondió enigmáticamente.
Lira sintió que la frustración comenzaba a crecer en su interior. “No entiendo… ¿Dónde está Ewan? Necesito encontrarlo”.
La niña inclinó la cabeza y miró hacia el arroyo. “El agua guarda secretos”, dijo, y luego se dio la vuelta, comenzando a caminar hacia el arroyo. “A veces, escuchar es más importante que buscar”.
Lira la siguió, intrigada pero también confundida. La niña se agachó junto al agua cristalina y sumergió los dedos en el arroyo, creando ondas que se expandieron rápidamente. “Mira”, dijo con una sonrisa.
Lira se acercó y miró dentro del agua. Las ondas comenzaron a calmarse y la superficie se volvió un espejo. En él vio imágenes: primero, su hogar; luego, momentos felices con Ewan, riendo y jugando en el jardín. Pero pronto las imágenes cambiaron y vio sombras, figuras distorsionadas que parecían atrapadas en el bosque.
“¿Qué es esto?” preguntó Lira, angustiada.
“Son ecos del pasado”, respondió la niña. “El bosque guarda lo que ha sido, pero también lo que podría ser”.
Lira sintió un nudo en su estómago mientras observaba las imágenes borrosas. “¿Significa esto que Ewan… está atrapado aquí?”
La niña asintió lentamente. “El bosque tiene su propia voluntad. A veces toma lo que no puede ser olvidado”.
“¿Cómo puedo ayudarlo?” Lira preguntó con determinación.
“Debes buscar la verdad detrás de las sombras”, dijo la niña. “No todo lo que brilla es oro, pero dentro de cada sombra hay una luz esperando ser descubierta”.Con esas palabras resonando en su mente, Lira sintió que una nueva resolución llenaba su corazón. No podía rendirse ahora. Si había una manera de liberar a su hermano y descubrir los secretos del bosque, estaba dispuesta a enfrentarlo todo.

“Gracias”, le dijo a la niña antes de dar un paso atrás del arroyo. “Seguiré buscando”.
La niña sonrió una vez más antes de desvanecerse entre los árboles como si nunca hubiera estado allí. Lira se quedó sola en el claro, pero ahora tenía una nueva dirección: no solo debía buscar a Ewan, sino también desentrañar los misterios del Bosque de las Sombras.
Con renovada determinación, se adentró nuevamente en la espesura del bosque, lista para enfrentar lo desconocido y descubrir qué verdades ocultas aguardaban en la penumbra.



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En el texto hay: lira

Editado: 26.02.2025

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