Mientras tanto, en las sombras, El Eco observaba cada movimiento de Laura con una mezcla de fascinación y desdén. Había algo en la detective que despertaba su interés de una manera que ninguna otra persona lo había hecho antes. Se sintió atraído por su inteligencia y su valentía, pero también se enojó por su insistencia en desenterrar sus secretos más oscuros.