El Elegido De Un Mundo Que Odia

Capítulo 1: La leyenda de la montaña

“Siempre diré lo mismo y nadie me hará cambiar de opinión, no hay ningún ser humano que no llegue a ser despreciable. Solamente nos importamos nosotros mismos, lo que les pase a otras personas no nos importa hasta que nos perjudica a nosotros, y muchas veces incluso cuando nos afecta lo dejamos pasar. Pero ya estoy cansado de todo el mundo. Ojalá pudiera vengarme de todos los que solamente buscan perjudicar a todos, y más cuando pierdo mi propio tiempo intentando ayudar a cualquier persona y ni si quiera me dan las gracias. O me toman por tonto.”

-Otro día más escribiendo en este estúpido diario como si a la gente le importara que hace el resto. Y lo peor es que encima como tonto que soy siempre busco ayudar a la gente. Aunque ya me estoy cansando, ayudo a un hombre en la calle que no ha comido nada y pierdo 5 euros porque no me los ha devuelto, intento ayudar a otro a arreglar un problema y encima se enfada más gente. Que idiota eres por seguir intentado ayudar a las personas como si fueras a recibir algo a cambio Agron.

En fin, se está haciendo tarde, debería terminar de mirar lo que he investigado sobre esos extraños mitos y ver qué más encuentro. Por lo menos hay algo que me guste hacer.

-Veamos qué más hay en este libro. Llevo ya más de la mitad leído y aún no he encontrado alguna leyenda que me parezca interesante y el resto ya las he investigado y son mentira. -Dijo Agron mientras pasaba las hojas de un libro antiguo que tenía en casa.

-”La leyenda del elegido odioso” - Continuó leyendo en una de las páginas.

-Parece interesante. A ver de qué trata.

“Y el elegido llegó a las montañas, allí vio que le deparaba el futuro, al enterarse quedó sorprendido. Negó rotundamente lo que acababa de ver, no quería formar parte de ese destino. Pese a ello, logró despertar su fuerza interior y con muchas dudas pero con orgullo enfrentó al destino”.

-¿Un elegido que tiene que luchar contra el destino? Qué cosa más rara, no había leído algo así nunca. Pero me gusta. Ahora solo tengo que pensar cómo encontrar alguna lógica a esto, porque hay muchas montañas en todo el mundo.

Aunque los mitos de este libro hablaban de lugares no muy lejanos, y los que más cerca estaban eran mentira. Y este es muy raro, ¿Quién lucharía contra el propio destino? Y lo que es más raro, ¿Cómo sabe que es su propio destino? - continuó sermoneando Agron.

-Tengo que investigar, mañana iré a las montañas más cercanas a ver, puede que encuentre algo que me ayude a descubrir…

-¡A cenar! -gritó una voz femenina desde abajo.

-Uy, ya está la cena hecha, mejor lo dejo para luego, que mamá se pone histérica si no llego al momento a la mesa. - Dijo Agron mientras bajaba corriendo a cenar.

-Ya estoy mamá

-Así me gusta.

-Mañana tienes clase, prepara todo y a dormir.- continuó mamá.

-Que ganas- dijo irónicamente.

Después de cenar, Agron subió a su habitación. Ignoró las palabras de su madre y siguió despierto investigando esa leyenda de aquel libro. Nunca supo de donde salió, ni quién lo escribió, cuando se mudaron a aquella casa lo encontró debajo de unos tablones medio rotos situados en el suelo bajo la cama.

-No se a qué se refiere con “ ver si destino”. ¿Cómo se hace eso? ¿Es posible ver el futuro? Y si es así, ¿Quién es capaz de verlo? Me está empezando a doler la cabeza ya y solo he leído la leyenda dos veces. Voy a ir paso a paso.- Dijo Agron susurrando para que no le escuche su madre.

-Primero el lugar, ¿Donde hay montañas aquí? - Dijo mientras miraba en su portátil.

-Las montañas más cercanas están a unos 5km. Tendré que coger el autobús, iré mañana después de las malditas clases. ¡Aghh! Odio ir a clase, soy el único de 30 chimpancés encerrados en una clase que sabe y se entera de lo que estamos dando. Si no es tan difícil, solo tienes que esforzarte y estar horas hasta que consigas entenderlo, pero como lo más fácil es rendirse, no hacer nada y que nos lo hagan, pues así estamos. En fin, tengo que centrarme en el libro y no en mañana. -Dijo volviendo a abrir el libro.

- Pero…¿¡Y cómo se representa el destino!? -Pensó.

-Tal vez en una especie de paredes o similar, como una especie de pinturas rupestres, pero la pregunta principal es la misma. ¿Quién lo escribe? -Volvió a preguntarse mientras miraba la hora en su móvil.

-Bueno, en verdad es tarde. De momento lo más claro que tengo es ir a las montañas mañana después de clase buscando alguna pintura o algo que me ayude en cualquier lado de la montaña. Este tiene buena pinta, aunque es muy extraño. -Terminó de decir Agron mientras se tapaba con la sábana.

A la mañana siguiente Agron tenía todo preparado para salir a clase. Sus cuadernos, almuerzo, agua y estuche. Todo en su mochila de arqueología. Y salió para el instituto.

-Que sueño, que necesidad de tener clase a las ocho y media de la mañana todos los días para dar ecuaciones, sintaxis y las guerras mundiales. Otro día la misma mierda. A ver si acaba rápido y voy a la montaña. -Dijo recordando el camino que tenía que tomar.

De camino a clase se encontró como cada mañana al trío de acosadores que hay en todos los institutos. O como le gusta llamarle a él, los tontos que se creen que mandan a todos pero se cagan cuando les habla su mama.

-¡Anda, mira quién viene por aquí! -Dijo uno de ellos.

-A ver que tiene hoy para comer en el patio, tal vez nos guste. -Dijo otro.

-Que generoso es, nos trae comida para que no nos muramos de hambre. Que lindo.- Dijo el último.

-¿Que queréis ahora? - Preguntó cansado de ellos Agron.

-¿No lo sabes? Parece mentira mocosete. ¿Qué trae nuestro chef de confianza hoy? -Preguntó.

-A vosotros nada. Que os den. -Dijo algo enfadado Agron al ver siempre los mismos tres.

-¿Estas seguro de eso? No seas tonto y dale un poquito de tu comida a tu gran amigo Robert.- Dijo de manera ileista.




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