Después de esa conversación, Carlos y Agron finalizaron su entrenamiento, recogieron las cosas y se dirigieron hacia la ciudad. Al no tener nada que hacer, decidieron dar una vuelta para ver que se encontraban. Mientras que Carlos pensaba en despejarse y hacer otras cosas, Agron intentaba ver algún motivo por el que merezca la pena proteger a todo el mundo.
-¿Vamos a dar una vuelta? -Propuso Agron.
-No tenemos nada mejor que hacer. -Respondió.
Pasó cerca de media hora y llegaron a la ciudad. Desde la parada del autobús se dirigieron hacia el centro.
-¿Y qué tienes pensado hacer? -Preguntó Carlos.
-Dar una vuelta, quiero ver si me equivoco y en verdad hay algún motivo por el que merezca la pena defender a toda esta gentuza. -Contestó Agron.
-¿Tú tienes algo en especial que quieras hacer? -Preguntó.
-Nada en especial. Vamos a andar simplemente. -Respondió.
Después de andar durante un buen rato, se encontraron un parque donde había unos niños de unos once o doce años. Todos fumando de esos vapers, vestidos con pantalones por las rodillas, gorras más grandes que sus cabezas y con sus abrigos anchos negros. Al verlos el grupito de niños se acercaron a ellos.
-¡Eh vosotros! ¿No tendréis por casualidad un vaper o algo? Es que se nos ha acabado y bro, están to´ caros, no hemos traído dinero de más. ¿Sabes lo que te digo? -Dijo uno de los chicos.
-Nosotros no fumamos, de todas formas. ¿Cuántos años tenéis? -Preguntó Agron.
-¿Qué eres policía o qué? Hai, ¿qué te importa nuestra edad eh? -Respondió otro niño.
-No somos policías, pero como seguramente mayores que vosotros sabemos de lo que hablamos. -Contestó Carlos.
-¿Y? ¿Qué sois nuestros padres o qué? -Dijo otro.
-Qué se creen estos, no le hago caso a mis padres les voy a hacer caso a estos idiotas. -Continuo otro.
-Así estáis. -Respondió Agron.
-¿Qué has dicho? ¿Qué crees que soy tu amigo o algo? A mí no me vengas con tonterías eh, que llamo a mis primos y amigos y en nada flipas, eh. -Amenazó el más mayor aparentemente.
-Ohh, que raro, como siempre. Voy de chulito con mi ropita por las rodillas como si me hubiera cagado encima, con una gorra que no veo ni el suelo y cuando tengo algún problema o voy de listo o voy lamiéndole los pies a mis “amigos” para que me ayuden. -Respondió Agron.
-¿Me estás llamando cagón? Bro, tú quieres problemas o qué. Yo no soy tu amigo, respétame eh. -Dijo amenazando y acercándose a Agron.
-Mira niñato déjanos en paz y vete a casa que mañana a las ocho tienes matemáticas. -Respondió apartando al niño de su cara.
-Vámonos. -Siguió.
-Eso vete, ya verás como nos vamos a ver, prepara ese culo eh. -Dijo en voz alta el chico.
-¿Y todavía me preguntas que por qué no quiero defender a estos? -Preguntó retóricamente Agron.
-Hombre, es cierto que últimamente cuanta menos edad tienen más idiotas son. Aunque eso es más culpa de los padres que de los propios niños. -Argumentó Carlos.
-En parte sí. Pero ya no es solo los niños. Es todo. Seguramente que pronto nos encontremos otra vez algo con lo que nos quedaremos con la boca abierta. -Dijo Agron.
Volvieron a caminar durante un buen rato. Girando en una esquina empezaron a escuchar un montón de ruido, música y gente gritando. Pensando que ocurría algo fueron lo más rápido posible. Y como dijo Agron antes, lo que vieron les dejaron la boca abierta. Frente a ellos se encontraban miles de personas vestidas de maneras extravagantes y raras. Unos iban de rodillas con máscaras de perro, otros iban con el pelo de arcoíris, más adelante había otras personas subidas a un coche con carteles en contra de la violencia a las mujeres. Y por último estaban varias personas en el suelo con otros carteles diciendo a las personas que comer carne estaba mal.
-¿Pero esto qué es? -Preguntó Agron.
-Tiene pinta de manifestación. -Respondió Carlos.
-Era retórica, de todas formas, se han juntados todos. -Siguió mirando alrededor.
-Bueno, pues o nos metemos. O damos la vuelta. -Propuso Carlos.
-Sí hombre, vamos a atravesar a todo el mundo. Me da tanto miedo esto que hasta quiero pasar. -Dijo Agron.
-Como quieras.
-¡Basta ya, de tanto machista! -Decían varias en tono de marcha.
-¿Quieres ver cómo se lía esto? -Dijo Agron.
-¿Qué vas a hacer ya? -Contestó.
-Yo nada, pero con que me miren ya se liará, no ves que somos tíos. -Explicó.
-¡Eh! Vosotros dos, acosadores. ¡Largaos de aquí! Esto es una marcha feminista, los hombres no tienen cavidad aquí. -Gritó una chica detrás.
-¿Cómo? -Preguntó Carlos.
-Lo que te decía, prepárate que aquí vienen. -Respondió Agron.
-¡Largaos! Basta de machistas y feminicidios. Igualdad para todas. -Siguió gritando la chica.
-¿Por qué nos íbamos a ir? No venimos a manifestarnos ni nada solo a cruzar, de todas formas. ¿Por qué no podría estar aquí manifestándome? Es un derecho universal. -Explicó Agron.
-Porque sois hombres, esto es una marcha para la igualdad de la mujer, los hombres no podéis estar aquí. -Respondió la chica.
-¿Qué sentido tiene eso? -Preguntó Carlos.
-Ah entonces queréis igualdad, pero un hombre no puede manifestarse para que tengamos todos la misma ley. ¿Qué igualdad es esa? -Preguntó Agron.
-La igualdad que queremos es que todas tengamos el mismo derecho que los hombres y que no se nos perjudique. Llevamos muchos años encerradas y siendo asesinadas por vosotros. -Respondió la chica.
-¿Perdón? Nosotros no hemos matado a nadie, y meter a todos los hombres como nosotros en una minoría es acusar de algo que no hemos hecho. Y eso es un delito. -Argumentó Agron.
-No es un delito, es un dato. -Dijo la chica.
-Ah vamos que queréis igualdad, pero no te sabes las leyes. Normal. -Contestó irónicamente Agron.
-No hace falta saber de leyes para darse cuenta de que las mujeres estamos en una opresión y acoso constante. -Continuó la chica.