El Elegido: ¿destinado a qué?

Prólogo: Noctis Procellas

“Querido diario, hoy… No mames que cagado se oye. Bueno, hoy me compré una planta sidus con el poco dinero que me sobró de la semana. Y con lo que quedó, me hice de este cuaderno. ¿Por qué una planta? Ni yo sé. Siempre me ha fascinado el espacio, y la planta sidus me recuerda a las estrellas. Sus flores brillan de un modo casi cósmico, abriéndose solo de día y cerrándose en la noche, como si fueran una pequeña parte del cielo estrellado, aquí, en la Tierra.

Para sorpresa de nadie el OXXO no paga tan bien, pero supongo que el horario flexible lo compensa. Es un trabajo de medio tiempo que me queda cerca de la escuela y de mi casa. Vivo en la parte montañosa de la ciudad, específicamente montaña arriba en el barrio de San Diego. No es el peor sitio del universo, pero tampoco es el mejor. Desde aquí se puede ver la ciudad con sus gigantescos edificios y las casas de los ricachones. Me pregunto si algún día llegaremos a tener una casa así, mi hermano Joseph ya tiene un buen puesto en la alianza universal así que el pueda que sí, espero que nos invite a todos a vivir con el.

Esta es la primera vez que escribo un “diario” así que no sé muy bien qué poner. Verónica me compró un helado hoy, ahora que lo pienso, este es mi diario así que no creo que nadie lo lea, ni si quiera creo volver escribir aquí, así que tal vez pueda escribir sobre ella y desahogarme. Bueno querido diario, tú no la conoces y la verdad creo que yo tampoco, solo conozco lo que ella deja ver.

La primera vez que la vi fue cuando tenía 8 años, en ese entonces yo iba a la primaria Ste Ujbe, un lugar espantoso, pero no había para pagar nada mejor con la pensión de incapacidad de mi padre. Verónica se mudó justo a la casa de enfrente, ella estaba bastante bien económicamente, por eso digo que realmente no tengo ni idea de su vida. ¿Por qué se mudaría a un sitio así?

A mí no me iba mal en la escuela, pero ella no bajaba de los primeros lugares de la clase. Era increíble, más bien, sigue siendo increíble. Al principio yo no le caía muy bien, tal vez no estaba muy contenta con sus padres por haberse mudado. Cuando entramos a la secundaria, el destino comenzó a actuar y quedamos en el mismo salón. Aquí es donde empieza mi historia de amor, o bueno, algo así.

Me enamoré, no sé en qué punto de nuestra historia, pero recuerdo estar riendo con ella y al voltearla a ver mi corazón latió tan fuerte. Tal vez fue ahí. Siempre se dice que los noviazgos entre mejores amigos nunca se dan y yo lo creo. No sé si alguna vez le diré lo que siento, tengo un poco de miedo que ella diga que no siente lo mismo.

A lo mejor escribí demasiado sobre ella, pero la verdad no me siento muy cómodo hablando de otros temas, como mi familia o mis problemas más personales. Tal vez más adelante si es que me acuerdo de que tengo un diario.

Cómo sea, mañana tengo el evento para aspirantes de la academia universal. Tengo demasiadas cosas en la cabeza y... ya me está dando hambre… me gasté el dinero de la comida en la planta y en este estúpido cuaderno, el psicólogo escolar dijo que me ayudaría a expresarme abiertamente, pero no dijo que también me ayudaría en la dieta. Además, parece que se acerca una fuerte tormenta y no tengo ni idea de si metí la ropa.

PD:Izan del futuro ya no seas un cobarde. Con amor izan del pasado xoxox lol."

Izan dejó caer la pluma sobre el cuaderno y miró su escrito con satisfacción, cerró su diario y lo guardó debajo de la almohada. Se levantó de la cama y se acercó a la ventana. El cielo se estaba cubriendo de nubes grises y se escuchaban algunos truenos a lo lejos. El olor a tierra mojada le llegó a las narices y sintió una sensación de paz. Se sentó en el alféizar de la ventana y admiró el cosmos, dejando que sus pensamientos fluyeran en aquella noche estrellada que se apagaba lentamente.

La vida aquí es tan simple si la comparamos con todo lo que hay allá afuera. Me pregunto cuántos mundos podré conocer, cuantos mundos llegaré a ver con mis propios ojos y no solamente en alguna aburrida clase de la escuela. Espero poder ser de tipo 3 o 2 por lo menos, los de tipo 1 son los que se quedan en la tierra, no son tan fuertes como para pelear contra otras razas y los suelen dejar aquí en la tierra. Mañana por fin podré usar la energia Orh, me pregunto si tendré mas de cinis o de vir… creo que encajo mejor con cinis.

Siento que es lo que debo hacer, la academia es mi camino, si tengo alguna clase de destino, debe ser este. ¿Verdad? —Izan volteó directo al cielo moteado y estiró su brazo con la mano semi abierta, pretendiendo alcanzar las estrellas. Algún día —dijo para luego dirigirse a su cama a descansar.

No mucho tiempo después las enormes nubes grises que cubrían Galaj, comenzaron a vaciarse en la madrugada, la leve lluvia iba aumentando su fuerza con cada segundo que pasaba y por supuesto Izan había olvidado meter la ropa. Su familia no le mandaba mucho y dinero. En realidad casi nunca le mandaban y con lo que ganaba en su trabajo solo le alcanzaba a pagar por un cuartito en una casa comunitaria que era tan antigua que el tiempo ya empezaba a causar estragos. Para tiempos de lluvias llovia más adentro que fuera de la casa, había goteras por todos y no fue casualidad que una de ellas lograra contactar con la cara de Izan, que despertó al casi instante.

—Madres, que hora es. —Estando acostado, volteó la cabeza y talló sus ojos que aún estaban entrecerrados para poder ver la hora —Las cuatro con catorce, que mala hora para levantarse, aún tengo sueño...y parece que no solo sueño —su estómago rugió estrepitosamente. —Creo que debería comer algo, de todos modos no podré volver a dormir. —Izan hizo su cobija a un lado y bajó a la cocina, abrió su refrigerador, pero no encontró mucho, algunas rebanadas de un jamón casi caduco y medio bote de leche en el mismo estado. Se dirigió a la alacena y el panorama no variaba. Sacó el poco pan que había para prepararse el sándwich más sabroso del mundo, “por lo menos para él”.




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