Capitulo 41

-¿Cómo te fue con tu mamá? - la preguntó Baldo.

Encogiéndose de hombros, contestó:

-No la vi.

-¿Como eso?

-Me vine temprano al trabajo.

-¿Y no te espero?

-La estoy evitando, ¿ok? - dijo subiendo el tono. - Tengo miedo de todo que le podría decir.

-Te amo - dijo Baldo, sabiendo que le sacaría una sonrisa.

-Hola, Klarrisa - la saludo, suavemente Ian.
-Ian - dijo, sorprendida.
-Sé que no me quieres ver y solo vine para despedirme.
-Pensé que lo hicimos hace días - le contesto, recordándole de la trampa que le puso.
Asintiendo y con la mirada en la mesa de su escritorio, dijo:
-Te quiero pedir perdón por eso y explicarme por última vez.
-Creo que no es necesario.
-De todos modos no me gustaría irme sin aclararlo todo.
-De verdad, Ian, yo solo lo quiero olvidar.
-Y después de esta plática lo podrás hacer, te lo prometo.
-Está bien, habla - dijo, cuando vio que no le queda de otra.
Él se sentó en la silla en frente de ella, antes de que comenzó.
-Yo no vine porque quería. Fue tu mamá la que me busco y cuando lo hizo, te recordé. Me gustaste y escuchar lo que piensas de mí me halago el ego, así que vine.
Lo escuchaba sin sorprenderse, pero lastimada al saber la verdad.
-Algunas cosas las hice solas y las otras con tu mamá. Verte con Baldo me hizo tomarlo como un reto y como estoy acostumbrado a ganar...
Ambos permanecieron callados.
-Perdí y no me gusta la sensación. Lo siento por todo lo que te hice pasar y por lo que te provoque con Baldo. Su amor es fuerte, ustedes lo lograrán superar, lo sé. Además, me hicieron creer en el amor, que yo no pensaba existía.
Levantándose, extendió la mano.
-Te deseo todo el bien. Espero que en un futuro podremos volver a vernos.
Bajando la mano que ella nunca le aceptó, se fue alejando.
Ella permaneció sentada con las manos cruzadas, mirándolo irse.

En la noche no pudo evitar a su madre, terminando comiendo con sus padres.
-¿Y Óscar? - pregunto.
-No quiso bajar - contesto mama, encogiéndose de hombros.
-No volvió al trabajo - añadió papa.
-Se le pasará - dijo mama, quitándole la importancia al asunto. - Mejor te cuento que hable con Ian y hemos penado que sería bueno organizar una reunión de jóvenes en el hotel, que ya mucho que no te ves con tus amigas.
-Martina y Joela son lejos de ser mis amigas. ¿Y exactamente cuanto lo hablaste con Ian?
-Esta tarde.
-Um, muy bien...
Dijo, dejando sus cubiertos en la mesa e intentando permanecer tranquila ante su mentira.
-¿Cuándo lo agendaron?
-Para el fin de semana.
-Vaya - dijo con la cara sin expresión.
-Ahora cuando por fin has terminado con ese, nada te impide a disfrutar de tus amigos y quien sabe puede ahora si aceptes a Ian.
-¿Tú y Baldo terminaron? - pregunto papa.
Ella solo levantó la palma de su mano, respondiendo a su madre:
-No sé cómo pretendes que haga eso.
-Ian tiene todas las cualidades que tú necesitas.
-Me extraña.
-¿Qué? - pregunto mama con una suave sonrisa.
-Porque Ian se despidió de mí esta mañana y se fue para siempre de aquí.
La cara de mama cayó, no obstante, siguió:
-Me quieres engañar, pero no te resultará.
-La única que miente aquí eres tú. Ian me contó todo, además Baldo y yo no terminamos, tu teatrito no te resulto. Yo no estoy tan estúpida para creer que alguien con buenas intenciones encontró mi número para que encuentre a mi novio dormido con otra sobre él.
-¿Qué? - se escuchó la voz sorprendida de papa.
-Sí, la obra maestra de tu mujer aquí - le contesto, pasando con su mano delante de su mamá.
-Te recomiendo que me dejes en paz y a mí y a Óscar, mejor déjanos ser felices o nos perderás.
-Mientras puedo no voy a permitir que mi hijo está con una mujer que obvio no sirve para más que vender billetes de cine y ser amante como su madre. Y a ti no te mande en tan buenas escuelas para que termines siendo una empleada y esposa de alguien tan poca cosa.
-Entonces, no tendrás. Porque en este momento empacó mis cosas y me voy de esta casa.
Sin esperar que se recuperan del impacto de sus palabras y digan algo, se levantó y comenzó empacar al llegar a su cuarto.