El escudero leal (el viaje del caballero)

SEGUNDA PARTE - CAMINO A LA AVENTURA

Su percepción le decía que estaba cerca del puente hacia el sur, aunque no sabía exactamente cuánto le faltaba. Aún se decía para su interior que Sir Jude lo esperaría cerca del camino, pero estaba nervioso. no veía nada; la noche en el camino era solitaria. Los animales hacían sonar los arbustos y el viento nocturno pegaba en las ramas de los árboles que estaban a los lados del camino.

Pasó un rato hasta que al fin vio algo a lo lejos algo; al acercarse, noto un caballo al lado del puente, estaba solo y relinchando. Pudo notar que era el mismo caballo en el que Sir Jude había salido de la taberna. Se bajó del burro y fue a verlo, lo tocó en su muslo y vio hacia los lados. Sir Jude no estaba por ningún lado, pero su caballo estaba ahí solo con su bolso; más adelante estaba el puente que permitía pasar por el camino sobre el río dorado.

Milton bajó la ribera para haber si lo encontraba y no había nada. El cauce del río cursaba lento como de costumbre en la época. Al subir, el viento había aumentado y golpeaba con más intensidad las ramas. pensó mientras miraba para todos los lados con preocupación y algo de miedo: "Perfecto, la primera vez que salgo de la taberna en casi ocho años y me mataran por un burro."

Sintió ruidos detrás del árbol que tenía junto a él, sintió algo de miedo. Podía ser un ladrón y no tenía nada para defenderse. Se acercó para ver si había algo detrás del árbol y algo sonó en las ramas y cayó atrás de él.

Podía sentir toda la adrenalina en segundos y cuando sintió el aliento detrás de su nuca, supo que era un hombre. Pensó en defenderse, pero era muy tarde; el ladrón tenía una daga en su cuello. Decidió rendirse y dijo temeroso: —me rindo... llévese el burro, es mío; puede llevárselo. El caballo no es de mi propiedad pero puede llevárselo también —titubeaba.

Pasó un instante mientras podía sentir el acero de la daga en su cuello y poco después escuchó una carcajada. No podía entender porque en vez de matarlo y robarse todo, el ladrón reía, conteniéndose las carcajadas dijo: —Mal inicio niño, mal inicio—. Milton se dio vuelta y si, era Sir Jude; estaba riendo. Milton se alejo de él y contestó:

—Me tomaste desprevenido. Además, no tengo nada para defenderme —se arregló el chaleco y añadio —. Creí que te había pasado algo, tal vez habías caído en el río.

Sir Jude reía mientras volvía a su caballo. al acariciarle el pecho, le decía a su caballo: —¿Viste eso, lo viste? —. El caballo parecía reírse igual que su el.

Sir Jude buscó en su bolso sacó una manzana, se la tiró al caballo y la atrapó en el aire. Milton quedó sorprendido, el caballero seguía riéndose mientras inspeccionaba su caballo y le comentaba: —Me hubiera gustado verlo desde tu perspectiva, amigo. Apuesto que fue más gracioso que verlo desde ahí arriba, trepado en el árbol —. Cuando terminó su momento gracioso, dijo a Milton:

—Un caballero siempre debe estar preparado. Podía haber sido un ladrón y pude haber rebanado tu cuello, y luego te hubiera tirado al río.

Milton seguía algo impactado por el susto que le hizo pasar, mientras él seguía en sus cosas. sacó una manta de su bolsa y la puso en el suelo entre los árboles.

Sir Jude lo miró y le dijo: —¿que haces niño? —.

—Arreglo la zona para dormir —contesto.

Sir Jude se rió tanto que se le salieron los mocos, y le dijo a su caballo:

—¿Lo ves? ahora quiere dormir.

Milton no entendía nada. Se puso de rodillas en su manta y preguntó desconcertado:

—¿Que?, ¿donde dormiremos?—.

Sir Jude se subió a su caballo y dijo: —No dormiremos. Lord Walter me dijo algo en especial que tiene mucho sentido: "no hay que alertar a nadie".

—Así que anda, guarda eso y vamos, o no te ganarás las espuelas —añadió.

Milton junto todo, lo guardó, se subió a su burro y siguió tras Sir Jude. En medio del puente, dijo: —¿Como te subiste arriba de ese árbol? —.

Sir Jude giró la cabeza y respondió: —Me aburro mucho.

Luego volvió a mirar el camino mientras pasaban por el puente.

Tras pasar el puente y una larga distancia adelante, Milton no soltó ni una palabra, tal vez por el sueño, tal vez porque seguía algo enojado por el susto.

El alba ya estaba mientras cabalgaban y podían ver al fin, las aldeas del dorado. Caminaron hacia ella: tenían que cruzar esas aldeas pesqueras para llegar al reino de las tinieblas y buscar a Lady Lynette, pero el día se iba a poner y Lord Walter había pedido no llamar mucho la atención en la zona.

Milton soltó un par de bostezo y Sir Jude enojado lo miró y dijo:

—No hagas eso. si lo haces, yo también lo haré.

lo miro hizo una mueca y le contestó: —Tengo sueño. —Se tapó la boca para ocultar otro bostezo y siguió—. No vamos a llegar si no dormimos un poco .

Jude le respondió bruscamente, también cansado: Lo sé, niño. No soy un estúpido.

Cuando se dio cuenta que había sido un tanto brusco le dijo:

—Ves allí —señalandole la orilla de ribera del río dorado —. Hay unos árboles; será perfecto.

Ahí dormiremos y apenas caiga la noche, volveremos al camino.

Milton le hizo un gesto de aprobación a la idea, mientras un ojo se le cerraba. El caballero le dio un golpe en la pierna para despertarlo y hasta que llegaron, lo mantuvo despierto a golpes en su pierna para que no se durmiera.

 

Cuando llegaron a la ribera, Milton volvió a sacar su manta para acostarse en el suelo. Mientras acomodaba su lugar entre una roca y un olmo joven que sus hojas hacían una perfecta sombra,

Sir Jude le dio un cepillo de caballo y le dijo mientras se acostaba en el lugar que Milton armaba:

—Hey, ¿que haces? —siguió—. Querías ser mi escudero. —Se tiró a la zona y continuó mientras se quitaba las botas—. Limpialo y dale de comer. Ve a orilla con él y deja que beba algo de agua y pastee. —Se acomodó contra el olmo con sus manos haciendo de cabezal y siguió mientras sonreía—. En mi bolsa hay avena y manzanas. Dale una porción si se porta bien. Luego puedes encontrar un lugar para echar una siesta.




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