El espectador

PARTE 1. CAPÍTULO 8

Después de que llegó a su casa, permaneció en el interior de su automóvil. Ya estaba apagado y aun así sus manos seguían sobre el volante, no podía salir, no quería poner un pie sobre la tierra. No sabía el motivo, pero no se sentía seguro en Forest Village. Era la primera vez en toda su vida que su hogar se sentía como una amenaza. Y aunque no quería dejar a su familia sola después de la defunción de Samuel, deseaba irse lo más pronto posible y alejarse de todas las ideas que se originaban a partir de los malos recuerdos. Cuando se sintió más tranquilo y con el humor suficiente para salir de su automóvil, fue a su casa.

Abrió las puertas y lo primero que vio fue a sus padres y a Brenda que estaban sentados en la sala, mirando las noticias en el televisor.

—Hola—los saludó, pero nadie le respondió. Se recargó en la pared con la vista fija en la tele—¿Qué ocurre?

Brenda le pidió que guardara silencio. Entonces Dylan puso atención a la programación y a lo que decía la mujer. Por la ropa y el equipo de campismo encontrado cerca de la escena del crimen, se cree el cuerpo pertenece a un explorador que hasta este momento no ha sido identificado. El occiso presenta signos de violencia, pero se ha descartado el ataque de algún animal…

—¿En dónde ocurrió esto? — preguntó Dylan.

—En el bosque, muy cerca del pueblo— respondió Brenda sin dejar de ver la televisión.

Dylan se acercó más para escuchar mejor. Habían decidido ver la noticia con volumen bajo para que Connie no oyera la lamentable situación que había ocurrido a unos kilómetros de su casa.

—¿Y ya han descartado a un animal tan rápido? El bosque está lleno de animales peligrosos.

—Según las noticias, no había zarpazos ni mordidas—explicó Thomas —. Excepto un corte bien definido en la garganta y estaba muy golpeado, casi irreconocible.

—No puedo creerlo, primero lo de Riley Myers y ahora esto—dijo Irene. Se arrepintió de inmediato y miró hacia donde estaba Dylan—. Lo siento, hijo.

A Dylan no pareció importarle. Por lo menos eso pretendió.

—Nada siniestro está ocurriendo en el pueblo, madre—dijo Dylan—. No es obra del demonio—agregó más como una burla, incluso Brenda rio por lo bajo—. Solo es la maldad de la gente. La sociedad se deteriora cada día más. Una sola manzana podrida logró pudrir todas las demás.

Sorprendida, Brenda volvió la vista hacia su hermano, ¿acaso había llamado a Riley “manzana podrida”? Dylan lo había hecho, pero no se sintió orgulloso por hacerlo.

—Como sea. Ese asesino está suelto, así que no quiero que salgan a menos que sea necesario, ninguno de los tres. ¿Entendieron?

Dylan torció los ojos, comprendía la conmoción en el pueblo, pero también creía que su madre exageraba.

—Mamá, yo tengo ensayo en la academia todos los días y mañana no es la excepción—dijo Brenda—. No puedo perderme ninguna clase, no antes de la temporada del Cascanueces y empezamos en tres días.

—No irás.

La chica golpeó el sillón con las palmas de sus manos y se puso de pie.

—¡Mamá! ¿Es en serio? No puedes hacerme esto. Sabes lo importante que es para mí.

Thomas colocó su mano sobre la de su esposa y la apretó sin mucha fuerza.

—Tal vez…Dylan pueda llevarla.

Él se sobresaltó.

—¿Qué? No puedo, lo siento.

—Sabes que solo tenemos un automóvil, hijo. Llevaré a Connie a la escuela y después tengo que ir al trabajo, regresaré tarde. Así que si pudieras llevar a tu hermana…

—No estaré aquí por siempre—interrumpió Dylan—. Volveré a la ciudad el domingo, no puedo llevarla por siempre hasta que su paranoia se disipe.

—Solo mañana, por favor—dijo Thomas —. Organizaremos mejor nuestros tiempos. Dylan miró a su hermana que tenía ojos suplicantes.

Él resopló.

—De acuerdo— y dio media vuelta y se retiró a su habitación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.