La madre observó detenidamente el rostro de su pequeña Elizabeth, con rastros de lagrimas en sus mejillas y cuello, su barbilla y nariz estaban rojas, pero sus ojos, en esos ojos no se reflejaba nada, era como una luz que se acababa de apagar a causa de un corte de luz.
La pequeña no sentía nada, nada más que un sentimiento de soledad, ese que puedes llegar a sentir cuando escuchas un solo de violin vajo la lluvia, la pequeña se idenificaba tanto con uno, que sin darse cuenta había empezado a llorar, pero sorprendentemente sus ojos jamas se volvieron rojos como siempre quedaban luego de un minuto de llanto.
Mary, la madre de Elizabeth intento con todas sus fuerzas despertar a su marido, pero luego recordo que Gustav, su esposo, tenía insomnio y para eso tomaba pastillas para dormir, luego se inyectaba somniferos por intravenosa, todo eso para no volver a entrar en depresión.
Mary se levanto y siguió a su hija hasta la sala de visitas, que se encontraba en frente de la habitacion del matrimonio Fontaine, felizmente casados desde hace treinta y cinco años, que ahora corrian peligro, a manos de un spicopata que le encantaba la sangre.
No vieron a nadie en ese cuarto, hasta que escucharon unas fuertes pisadas, por las cuales la niña se sintio extrañamente emocionada, un sentimiento que desconcerto notoriamente a Mary, la mayor iba a tomar su telefono para llamar a la policia, pero lamentablemente su hija se lo impidio, tomando su muñeca con una fuerza que ni ella sabía que tenía.
Elizabeth agarro el telefono y lo lanzo al fuego que aún encendido en la chimenea, y luego se dispuso a reir por la cara de desdicha que en estos momento portaba su madre, despues de eso escucharon a alguien tras ellas y se dieron vuelta, ambas con reacciónes distintas, la mayor con una mirada que reflejaba miedo, ira, desesperación y...asco, porque lo primero que vió fué su gran "estomago", lleno de várices, cicatrices, granos y su ombligo estaba lleno de un polvillo negro y un liquido verde.
En cambio, Elizabeth lo observaba detenidamente, lo miraba con admiración pura, con determinación, atención y...amor.
Este ultimo, causó tres reacciones, en el hombre provocó curiosidad y confusión, pero también anhelo, este último lo emocionó tanto que quería ir abrazarla, la pequeña Elizabeth se desconcertó, pero la emoción en la mirada del aquél sujeto la animó para que ese "amor" creciera, y en Mary provocó horrror, miedo y aberración, sentía que la estaba perdiendo, pero la aterro más el ver que él la miraba de la misma forma.
Todo estaba en silencio , hasta que Mary preguntó con una mirada sería en su rostro.
--¿quien eres?--