Ali, Luz

Esperó impacientemente la noche, tratando de bloquear los recuerdos con su padre tanto buenos cómo malos. Se encontraba agotada de tanto pensar en ello.

Solo había una cosa que pudiera detenerla de su escape, Lucy.
Su enfermera favorita no la atendió en todo el día. Fue Julie Grinnell quien le entregó la comida y pasó un poco de tiempo con ella.
Julie pese a ser un poco gruñona y mandona, era simpática, pero no tanto como su querida Lucy Clark.

La noche finalmente llegó, las luces del hospital se apagaron en su mayoría, incluso viéndose desde el exterior se podía notar el HostingMercy descolorido.
De los ojos de Alicia comenzaron a brotar unas lágrimas sin razón aparente. Ella misma lo sabía pero lo negaba, en el fondo amaba a Lucy. Al igual que con su padre.
Habían pasado unos buenos momentos padre e hija.
Si, Ralph la llegó a maltratar, pero nunca abusó sexualmente de ella. Y todo lo malo comenzó tras la muerte de la señora Miller, siendo ahí cuando Ralph perdió el quicio. Alicia empezó a defender a su padre, justificando sus actos.

No puede dejar el plan de escapar.
Ya no había marcha atrás.

Se levantó lentamente de la cama, tratando de ser precavida con el silencio y no ser escuchada.
Desde hacía una semana ya podía empezar a caminar, su cuerpo todavía le dolía al hacerlo pero ya no tanto.
Sin embargo al no moverse recientemente tanto tiempo le afectaba, le tronaban los huesos y andaba con una joroba.

Se acercó a la ventana abriéndola. Apenas tenía fuerza física para hacerlo.
Arrugó el rostro de dolor al levantar la pierna derecha para subirla al estante.
Hizo lo mismo con la otra. El mueble empezó a moverse en un desbalance apunto de caer. Alicia relajó su cuerpo.
El mueble no cayó.

Entonces se puso en dos nuevamente, usando la pared y ventana cómo soporte. Nuevamente alzó la pierna, ahora izquierda para salir por la ventana.

<¿Qué tan alto está el piso de dónde estoy?> <Y si no hay nada más que pared lisa haciendo imposible bajarme> Empezó a dudar con miedo.
Eventualmente el mueble se hizo para atrás volcandose, Alicia cayó al suelo emitiendo un estruendo llegando hasta los pasillos del hospital.

Alicia volteó hacia la puerta, paralizada por la posibilidad de que la se abriese saliendo dos o tres enfermeros.

No apareció nadie, el HostingMercy estaba en absoluto silencio. No se confió y rápidamente se levantó, apresurandose para agachar su torso y con ambos brazos exageradamente estirados alzó un poco la mesa.
¿Cuánto pesaba el estante? Para Alicia por su condición actual parecían ser unos cien kilos.

No tardó en rendirse debido a su espalda ardiendo, y sintiendo los músculos de los brazos palpitarle por el esfuerzo físico.

Se colocó las manos en las piernas por un momento para quitarse el sudor, respiraba dificultosamente sintiendo cómo se ponía roja sobrecalentandose al punto de casi desmayarse. Luego de un par de segundos logró estabilizarse.

Había tiempo, pues todavía no llegaba nadie, tal vez y nadie lo haría hasta el día siguiente.
Caminó directo al mueble que estaba al lado del que cayó, este otro mueble era más pequeño pero servía para escapar por la ventana.
Se colocó justo al lado del mueble y con ayuda de sus pies apoyados en la pared empezó a empujar el mueble, usando todo su cuerpo con la espalda tras el mueble, haciendo expresión de esfuerzo.

Lo logró, quedó en la misma posición en la que estaba el anterior compañero mueble.

Nuevamente se puso encima, ahora sin moverse para nada. Alzó su pierna izquierda, se agarró de los bordes de la ventana y movió también la pierna derecha.

Ahora su cuerpo quedó afuera de la habitación, colgando de los bordes de la ventana. Sintiendo algo de vértigo, trató de moverse sin darle relevancia a qué tan alto estuviese, no miraría.
Si tuviera que adivinar el piso de dónde estuvo hospitalizada todo este tiempo, sería cómo mínimo el tercero. Pues la brisa del viento le golpeaba bastante.

Buscó con la vista algo de qué agarrarse, al lado izquierdo se encontraba un gran tubo que iba desde lo más alto del hospital hasta abajo.
Con la mano izquierda se agarró fuertemente, no quería agarrarse a bajar sin embargo no había marcha atrás.

Removió la mano derecha y pierna izquierda hacia el tubo. La pierna derecha quedó flotando en el aire por unos segundos. Comenzó a bajar sin haberlo planeado ni prepararse.
¡Por Dios! ¡Iba a morir!

Se aferró al tubo con los brazos sujetando fuertemente cómo un abrazo. Su pierna derecha chocó con el tubo por lo que quedaba suspendida en el aire unos momentos más. Estaba bajando a una gran velocidad.

Eventualmente cayó al pasto, afortunadamente para ese momento ya había logrado bajar una buena distancia.
¡Pobre espalda! Ahora le dolía como nunca, definitivamente no pudo levantarse y se quedó tendida en el pasto hasta dormir.
Sentía la rodilla derecha palpitarle de dolor, la misma que había recibido el daño del accidente cuando era niña.

Despertó al cabo de un rato, posiblemente unas dos horas después debido a que el amanecer comenzaba a florecer.

Al recordar que estaba haciendo, se puso de pie. Su cuerpo logró descansar un poco por lo que ya no le dolía tanto.

Comenzó a caminar hacia el aparcamiento del hospital, sin ningún carro estacionado.

Estaba por llegar a los árboles de alrededor para concluir su escape.
Pero su huida no iba a terminar así de fácil.
Un Ford ni se estacionó, quedó en el medio del aparcamiento y de él salió ella.

Lucy, era la primera vez que la veía así. Sin llevar su uniforme blanco de enfermera, posiblemente se cambiaría ya estando dentro del HostingMercy para trabajar.
Se veía hermosa, cómo de costumbre pero está vez era diferente. Llevaba una falda roja que relucia con los pequeños rayos de luz solar, unas medias negras y tacones rojos. Parecía recién salida de una cita o fiesta.