El fantasma en mi sofá [yewook]

Epílogo

—Llegamos tarde.

—¿Y de quién es la culpa? —preguntó Yesung, deslizando su mano en la de Ryeowook y entrelazando sus dedos mientras se acercaban al bar.

Ryeowook tuvo que concederle ese punto, no podía culpar a Yesung por su tardanza, cuando fue él, quien se había abalanzado sobre el hombre. Pero, ¿realmente podía culparlo? Yesung había salido de su baño, o lo que se había convertido temporalmente en el baño de ambos, usando sólo una toalla. Chorreando agua y sosteniendo la toalla con una mano mientras con rapidez rebuscaba en la cesta de planchar en busca de unos vaqueros limpios.

Le había preguntado a Ryeowook si sabía dónde estaban, lo que Ryeowook tradujo como “por favor salta sobre mis huesos”. En respuesta, Ryeowook apartó de un tirón la toalla con una sonrisa pícara. Yesung se lanzó en su persecución, lo que terminó con ambos haciendo el amor frenéticamente en el sofá. Ryeowook todavía podía sentir el agradable dolor donde Yesung estuvo dentro de él, y para ser honesto, no había mejor sensación. No había mejor sensación que la de tener el grueso pene de Yesung enterrado en él, sus piernas envueltas en torno a la cintura de Yesung mientras el hombre se conducía dentro de él, murmurando su nombre en el costado de su cuello y enviando un rastro de piel de gallina a su paso. No había ninguna sensación mejor que montarlo, viendo como Yesung gemía y aferraba a sus caderas apretando lo suficiente como para dejar moretones mientras se empujaba duro dentro de él. No había mejor sensación que recostarse colapsado, sudoroso, sin aliento, totalmente saciado y cómodo en los brazos del hombre que amaba con locura.

—Si pudieras mantener tus manos fuera de mí, llegaríamos a tiempo por una vez.

—Eso es probablemente cierto —se rio Ryeowook, abriendo la gran puerta del bar y mirando sobre su hombro con una sonrisa cuando sintió la mano de Yesung rozando con suavidad su trasero.

—Yesung, ¡amigo! Por aquí —llamó Yoseob, invitándolos a una mesa para seis, donde sólo Sorae y él estaban sentados.

—Hola —Yesung le dio una palmada en el hombro, y luego se sentó junto a Sorae, inclinándose para besar la mejilla que ella deliberadamente ofrecía.

—Hola —saludó Ryeowook, sentándose al lado de Yoseob, le dio un codazo.

—Hola, hada.

Ryeowook suspiró. —Sabes, nunca saludas a Yesung con los comentarios insultantes e intolerantes.

Yoseob soltó un bufido. —Eso es porque podría aplastarme y matarme.

Sin embargo, tú, princesa… —pellizcó una de las mejillas de Ryeowook y luego lo golpeó—, eres un blanco fácil.

—Apestas, ve a comprarme un Malibu con cola.

—Vete a la mierda, tomarás una cerveza. —Se levantó y fue a buscar una ronda—. Yesung, ¿quieres una cerveza, amigo?

Yesung hizo una pausa en su conversación con Sorae sonriéndole a Yoseob. —Sí, gracias.

—Marchando. ¿Dónde están los otros dos?

—JinHo discutiendo con el camarero, de nuevo —dijo Sorae, señalando hacia el bar—, y creo que Leeteuk está perdiendo todo su dinero en las máquinas tragamonedas, como de costumbre.

—Menudo par de personajes —murmuró Yoseob—. ¿Sólo un zumo de naranja para ti, amor? —Su voz era más suave cuando hablaba con su novia embarazada, Ryeowook se dio cuenta y lo hizo sonreír y echó un vistazo a Yesung. Yesung hizo un guiño hacia él.

—¡Oh! ¿Algunas patatas? ¿Fritas?

—¿Cóctel de langostinos?

—Sí, gracias, guapo.

Con el pecho hinchado de orgullo varonil, Yoseob se acercó a la barra para detener la pelea, sin duda JinHo estaba involucrado, a continuación, ordenó el pedido.

—Está tan orgulloso de tu embarazo. —Se rio Ryeowook, y se sentó junto a Yesung, apoyándose en él. Yesung pasó su brazo detrás de la espalda de Ryeowook, trazando perezosamente, con los dedos, patrones invisibles de arriba a abajo por la parte superior del brazo de Ryeowook.

—Lo sé, es adorable, ¿no? —se echó a reír.

—Me gustaría llamar a Yoseob adorable, aunque creo que será un padre estelar.

—Y tú serás un gran hombre. —Miró entre ellos—. Hombre Yesung y hombre Ryeowook.

Ambos sonrieron felices.

—Voy a echar a perder a ese chico, no puedo esperar. —Ryeowook sonrió, casi frotándose las manos.

—Oh, Dios, por favor contrólalo. —Sorae miró a Yesung.

Yesung le devolvió la sonrisa —Hemos comprado un caballito de madera para el pequeño bebé.

Sorae se rio y empujó cariñosamente el hombro de Yesung.

—Así que ¿de qué hablaban ustedes dos mientras tu novio me insultaba? —preguntó Ryeowook.

—Casas. —Yesung respondió mientras movía a un lado algunos vasos vacíos mientras Yoseob regresaba con una bandeja con sus bebidas y las patatas fritas de Sorae—. Ponlos aquí.

—Salud —dijo Yoseob, pasando a Sorae su comida y bebida en primer lugar.

—Yesung dice que han encontrado algunas posibilidades. —Sorae continuó por Yesung.

—Un par, sí —respondió Yesung, dando un rápido vistazo a Ryeowook y un suave y seguro apretón en su brazo—. Pero tenemos tiempo para dar un buen vistazo alrededor y hacernos una idea real. Estamos bien donde estamos hasta que encontremos una que sea perfecta.



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En el texto hay: fantasmas

Editado: 11.05.2023

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