El Final Del Cuento De Hadas

05

Me hace sentir como si me estuviera volviendo loca

Hice seña a un taxi que estaba pasando por delante de la cafetería. Me subí y le di la dirección al simpático señor, y este lo puso en marcha. Si bien le dije a Caleb que era cerca, tal vez había mentido un poco, no era tan cerca, tal vez eran unas 20 cuadras. Sé que podría haber caminado, pero decidí que mejor no. 
Además, tampoco es que podía confiar en Caleb, era la segunda vez que lo veía y todavía no se me iba el escalofrío que sentía al verlo.

Estaba demasiado sumergida en mis pensamientos, pensando en Caleb, en qué es lo que tenía que llamaba tanto mi atención

—Cuando se piensa tanto sobre algo o sobre alguien, no es tan bueno cariño—la voz del hombre me hizo volver a la realidad y lo mire a través del cristal. Solté un suspiro, tal vez tenía razón

—Tal vez tiene razón, y tal vez él no es tan bueno como creo—dije sin pensarlo, el hombre que debe tener sus 60 años, me miro a través del retrovisor

—¿Y en eso es lo que tanto piensas niña?—preguntó volviendo su vista hacia la calle

—En parte. Es solo que, me siento una adolescente. Recién lo conozco, y ya lo ando pensando y analizando. Viendo sus pro y sus contra—me reí de mi misma

—Capaz y creerás que soy un viejo metido, pero ¿estas segura que él es bueno para ti? Por lo que me acabas de decir, claro está. Porque por ejemplo, cuando yo conocí a mi Clarissa, nunca tuve esos pensamientos, es más, la vi y creí que no había persona más hermosa en todo el mundo, era realmente feliz cada vez que la veía. Pero tu, niña, te veías preocupada cuando subiste a mi coche, por eso me atreví a interrumpir tus pensamientos—me sonrió a través del retrovisor, y le devolví la sonrisa

—No se preocupe. Como dije, lo acabo de conocer. Además, soy un poco paranoica y mi hija me lo repite siempre—me reí recordando esos comentarios—capaz y son ideas mías, porque cuando estamos juntos la paso bien, me divierto. Me siento, joven de vuelta ¿sabe? Cosa que hace mucho no sucedía

—Los buenos mentirosos saben cegar bien a sus presas desde un principio. Saben pintarle un cuento de hadas, para luego convertirlas en historias de terror—lo mire sin saber muy bien que decir—solo digo, que dios mando a las mujeres al mundo con un sexto sentido, si no lo sabré yo con mi Clarissa, ja—se rio y negó con la cabeza—y que, ninguna mujer debería ignorar ese sexto sentido. Esos presentimientos. Si sientes que algo va extraño, averigua que es o aléjate, tal vez sea algo malo—se encogió de hombros justo cuando estaba aparcando en la entrada de la casa de Patrick—Llegamos señorita, serían 10 dólares

Vi que en el aparitito donde marca el precio decía 25, así que saque 30 y le entregué. Él me miro sorprendido y me sonrió

—No niña, son 10, en serio—me sonrió

—No, aceptelos. Eso es por los consejos y por mantenerme entretenida en el corto viaje—le sonreí y el hombre aceptó el dinero

—Que Dios la bendiga señorita, y tenga presente lo que le dije—me sonrió. Le devolví la sonrisa y me baje del taxi

Definitivamente tendría en cuenta todo lo que me dijo

Llegue hasta la puerta y toque el timbre. Pasaron cinco minutos, cuando por el umbral apareció Aurora. Me vio y me sonrió haciendo un ademán para que pasara

—Adelante. Tienes que ver esto

Me agarro de los hombros y me guió hasta la sala. En el suelo se encontraban Patrick y Fran discutiendo. Y para ser franca, Patrick parecía un poco desorbitado

—¿Qué sucede aquí?—dije y Patrick giro su cabeza hacia mi como si fuera el exorcista

—Tu—y me señaló con el dedo índice

—¿Yo, qué?—me reí

—Sucede que Fran le conto a Patrick, obligadamente—dijo Aurora, mirando con mala cara a Patrick—porque el señor estaba escuchando una conversación que no le correspondía. Pero bueno, le contó sobre su primer beso con este niño llamado Benjamín—mire a Patrick y me dieron ganas de reír

—¿Celos de padre?—volví a mirar a Aurora, y ella asintió con la cabeza mientras se reía

—Sarah Miriam Vancouver. ¿Sabías sobre esto, y dejaste que pasara aún así?—estaba por responder, cuando me interrumpió—espera, espera, espera, no respondas a eso, primero respondeme, ¿y no me contaste nada al respecto?

—A ver Patrick Miller, es cosa de tu hija, si ella quería contarte lo iba hacer a su tiempo. Además, fue solo un besito—vire los ojos

Me senté en el sofá al lado de Aurora quien peinaba en una trenza a Fran

—Es verdad amor, Fran y yo estábamos teniendo charla de chicas y tu estabas escuchando o no se, y te metiste—dijo Aurora viéndolo con reproche

—Es que no pude evitarlo

—Pa, en algún momento tenía que pasar. En mi caso pasó a los 11 años, pudo haber pasado a los 13, 15 o quizá a los 18 años, pero en algún momento pasaría. No puedo ser tu chiquita por siempre—dijo Fran levantándose del suelo, haciendo que todos la miremos con la boca abierta—ahora si me disculpan, me iré a mi habitación hasta que sea hora de irnos—y esto último dijo mirándome.

Yo solo asentí con la cabeza y vi como desaparecía por los pasillos

—¿Escuchan mi corazón rompiéndose?—dijo Patrick levantándose del suelo y sentándose en medio de Aurora y de mi

—Eso te ganas por escuchar cosa que no debes—dijo Aurora mientras le acariciaba la cara a Patrick.

Él le agarró la mano y le dio un beso, se giro hacía mi

—¿Y tu, qué tal tu cita?—preguntó viéndome a los ojos

Sé que lo hacía para ver si mentía, pero no, no lo haría

—Genial. Realmente la pase muy bien —sonreí feliz

—Cuéntanos todo—dijo Aurora mientras le acariciaba el cabello a Patrick

Y entonces le conté todo. Cuando lo vi. Las preguntas. Las respuestas. Sus preguntas. Mis respuestas. Todo.

Llegó el momento de irnos y nos despedimos de Aurora con Fran. Patrick nos llevaría hasta nuestra casa.

Una vez ahí, nos despedimos de él. Hice un poco de trabajo y Fran su tarea, acto seguido cenamos y luego nos fuimos a dormir.



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En el texto hay: romance, misterio y drama, dolor y odio

Editado: 15.02.2020

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