El Final Del Cuento De Hadas

26

Dicen que las mentiras tienen patas cortas, pero esta duro años

Tres semanas después 
 


Ya habían pasado las tres semanas. Tres semanas dónde Alex vino a verme, según él tuve que hacer que Patrick lo llamara apenas sucedió todo.

Ya estábamos aquí, a momentos de ser el juicio. Estaba demasiado nerviosa, tanto que no podía dejar de mover la pierna. Alex se encontraba a mi lado

—Deja de mover la pierna, todo estará bien—dijo mientras agarraba mi mano y daba un apretón

—Lo siento, no lo puedo evitar. Estoy demasiado nerviosa. ¿Y si algo sale mal?—lo miré dudosa

—Ya practicamos todo lo que tienes que decir, y de qué forma lo tienes que decir. Porque Sara, no estará bien que te alteres y empieces a gritar al juez—se rió Alex

Su risa era tan contagiosa, que me hizo reír a mi también

—Vale, vale, ya, me tranquilizo entonces—solté un suspiro
Me vio a los ojos y me sonrió de manera dulce

Alex era mi salvador, siempre. Había logrado que momentos antes del juicio, pudiera ver a mi familia, y ahora estaba caminando por un largo pasillo, que a mi parecer no terminaba más, junto con Alex.

Entramos a la sala dónde los vería, y ahí se encontraban todos. Mi madre, Fran, Patrick, Aurora y Brad. La primera en levantarse de su asiento, fue Fran, quién vino corriendo hacía mi. Gustosa la recibí en mis brazos, y ambas nos fundimos en un cálido abrazo. Había extrañado tanto a mi hija.

—Tengo miedo—dijo Fran aún en mis brazos

—Todo saldrá bien pulga—dijo Alex

La siguiente en acercarse a mi, fue Aurora con Brad de la mano, ambos me fundieron en un abrazo muy fuerte, y escuché como Aurora soltaba un pequeño sollozo, la separe de mi y la mire a los ojos

—Ey, estoy y estaré bien, tenlo por seguro—dije mirándola a los ojos

—No es eso, es sólo que...no creía que fuera real todo esto, hasta ahora, que te veo aquí—dijo limpiándose las lágrimas

Patrick se acercó a abrazarla, y de paso me abrazó a mi con el otro brazo, depositó en mi cabeza un beso, para luego suspirar

—¿Qué tal la prisión?—preguntó mientras nos seguía abrazando a ambas

—Aunque no lo creas, no conviví con las demás prisioneras. Me mantuvieron alejada, como una celda solo para mi, pero lejos de todas ellas—me encogí de hombros

—¿Y eso? ¿por qué?—dijo confundido

—Según lo que me dijeron, no era una convicta... aún, entonces por mi bien me mantenían lejos, y yo pregunté que si no era lo mismo que me dejen en libertad hasta el día del juicio, y me dijeron que no, porque podría escapar o algo así—sonreí

Me alejé de ellos, y me acerqué a abrazar a mi madre, quién me recibió con los brazos abiertos, y luego me dio un beso en la frente. Habían veces que extrañaba demasiado a mi madre

—Oh mi niña, no sabes cuán orgullosa estoy de ti—dijo mientras me separaba de ella y la miraba a los ojos

—¿En serio?—dije confundida

—Claro que si, defendiste a tu hija como una leona, no te importa estar aquí por haber echo aquello que hiciste—le sonreí

Alex se acercó a nosotras y nos abrazó por los hombros a ambas

—Lamento interrumpirlas, bellas damas, pero ya es hora Sarah—dijo viéndome

—Claro

Le di un beso en la mejilla a mi mamá, y luego me despedí con un movimiento de manos a todos

Volvimos a caminar por aquel pasillo, aunque ésta vez se me había echo mucho más corto que la vez pasada. Llegamos a la sala dónde seria el juicio, y antes de entrar un señor que parecía abogado y unos guardias me retuvieron. Alex me dijo que era normal, y él se fue adentro de la sala, según porque él tendría que esperarme ahí.

El señor de traje me hizo jurar decir la verdad, y luego entre a la sala escoltada por ambos oficiales.

Ya en la sala, se encontraba mi familia sentada ahí, bueno, por familia me refería solamente a Fran, mi mamá y Brad, ya que Patrick y Aurora eran testigos, y ellos se encontraban en otro lugar. Tengo entendido que Fran no, porque era menor de edad.

Alex me indicó dónde sentarme, y así lo hice, acto seguido él se sentó a mi lado.

Estaba viendo mis manos, cuándo escuche una puerta abrirse, me giré y no podría creer lo que veía o más bien, a quién veía. ¿Qué hace aquí?
Entró el juez Morgan a la sala, y golpeo con su martillo para hacernos callar, supongo, no sé. Vi que todos se levantaban de su asiento, así que hice lo mismo.

Ya estábamos todos acomodados en en nuestros respectivos asientos, y, por más sorprendida que estaba, no podía dejar de ver a Caleb. ¿Cómo rayos es que está sentado a unos metros de mi, si yo lo dejé casi muerto?. Estaba por decirle algo a Alex, cuándo el juez Morgan habló, dando así inicio al juicio

—Buenos días, hoy estamos reunidos para el debate oral entre el señor Evans y la señora Vancouver. Se declara abierta la sesión. Por la señora secretaria se va a dar la lectura a los escritos de acusación y defensa—dijo el juez parado en su lugar, para luego tomar asiento

La secretaria, se levantó de su asiento y se dirigió unos pasos cerca del tribunal. Se aclaró la garganta y acomodó sus gafas, y empezó a leer

—Se acusa a la señora Vancouver Sarah, por agresión física y casi terminar con la vida del señor Evans Caleb. Mientras que la señora Vancouver, acusa al señor Evans por violación, en su defensa—dijo la secretaria

—Sarah Vancouver. Póngase de pie—así lo hice—Se le informa de su derecho a no declarar contra sí misma y a no confesarse culpable. Si va usted a declarar, responda a las preguntas del Ministerio Fiscal—dijo el juez
Se levantó un hombre, el que supongo que es el fiscal y me miró

—Puede pasar por favor a tomar asiento en el tribunal—dijo
Caminé bajo la mirada de Caleb, y me dirigí hacía donde el fiscal me ordenó. Una vez sentada en el lugar, el fiscal volvió a mirarme

—Señora Vancouver, ¿podría decirnos que relación tenía con el señor Evans?



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En el texto hay: romance, misterio y drama, dolor y odio

Editado: 15.02.2020

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