El gen

13. Débil y cansada

Intento abrir mis ojos, pero siento demasiado cansancio y debilidad, tampoco puedo moverme, mi cuerpo no reacciona ante mi mis órdenes y constantes súplicas.
¿Qué me pasa?
No tengo idea de dónde estoy o por qué no puedo moverme y me siento tan cansada, me desespera el no poder siquiera abrir los ojos, siento adolorido todo el cuerpo y estoy agotada ¿qué fue lo que me pasó?
Trato de recordar dónde estaba antes o que era lo que hacía, pero me palpita la cabeza con cada que intento —aggh— esto duele demasiado.
Percibo el olor del perfume del capitán ¿Estará aquí?
—Capi.......capitán— trato de formular la pregunta ¿dónde estoy? Pero solo logra salir eso de mi boca.
—Estás en el hospital fuiste intoxicada— escucho su voz que suena tan tranquilizante.
Vuelvo a intentar abrir los ojos y finalmente lo consigo, aunque la vista al principio es un poco borrosa y luego de unos segundos casi recupero la vista completamente.
—¿Te sientes bien Adeline?— pregunta y suena preocupado.
No respondo su pregunta y trato una vez más de recordar como llegue hasta aquí o por qué estoy en el hospital.
Me giro buscando una respuesta suya y por primera vez observo al capitán que tiene un aspecto fatal, su uniforme está desarreglado y su cabello desordenado, el capitán luce cansado.
Toco mi cabeza con un dolor persistente y comienzo a recordar.....
Luke, quedarás inconsciente en dos minutos— pronuncié adolorida.
—¿Y tú?— soltó preocupado.
—Segundos, me quedan segundos Luke— balbuceo y comienzo a respirar con dificultad.
—¡Adeline!— escuché gritar a mi amigo, pero no podía responderle.
Recuerdo todo incluso a Olivia y como falsamente se disculpó, recuerdo a Luke en el suelo —aaagh— el dolor me está matando.
—Mi amigo— suelto desesperada y observo sus ojos ámbar en busca de respuestas.
El capitán aparta la mirada quedándose pensativo y sin decir nada, entonces comprendo la situación comenzando a llorar y quedándome sin aire.
Luke, no puede estar muerto...
—Oye, tranquila Adeline— finalmente habla —Luke se encuentra bien, respira— suelta preocupado.
—Mientes— pronuncio negando y continuo llorando y trato de levantarme de la cama, pero estoy muy débil y no logro hacerlo.
¿Por qué me siento tan débil y cansada?
Me sujeta de los hombros y trata de buscar mi mirada—Escúchame Adeline, jamás te mentiría y Luke está bien— explica y noto sinceridad en su mirada.
Suelto un suspiro aliviada y lo acercó abrazándolo, abrazo a mi capitán retomando la calma.
No me aparta, corresponde el abrazo haciéndolo fuerte y de nuevo siento como caen cálidas lágrimas sobre mis mejillas, pero esta vez no son de tristeza —Estuviste en coma tres días— susurró —Pensábamos que no despertarias— añadió y me mantuve en silencio.
Seguía sin creer que Olivia intentara matarme de verdad y menos que puso en riesgo la vida de Luke, pero ¿como consiguió la neblina Olivia?
—Capitán fue la teniente Olivia— susurré aún abrazándolo y ciertamente me sentía cómoda en sus brazos.
—Ya me encargué de ella— respondío serio y sentí como se tenso ante la mencion de su nombre —Encontraron tu nota— finalizó.
Escuché la puerta abrirse y de inmediato nos apartamos deshaciendo el cálido abrazo observando como el doctor entraba a la habitación en compañía de una enfermera.
—Noto que ya estás mejor— mencionó con tono amable.
La inesperada visita obligó a separarnos, pero el capitán Kai se mantuvo a mi lado sentado sobre la cama.
—Sí— respondí amable y le sonreí.
Revisó algunos datos del expediente que traía consigo comparando lo que observaba en el monitor y finalmente procedió a realizarme un chequeo rutinario.
—¿Cuántos dedos ves?— preguntó mostrándome dos dedos.
—Dos— respondí y chequeo mis pupilas dejándome un poco cegada.
—Parece que está todo normal— comentó anotando algunas cosas y le dio órdenes a la enfermera que salió del lugar.
El doctor era un hombre mayor, su pelo estaba casi cubierto por las canas, sus ojos eran azules y tenía una barba gris mismo tono que su cabello.
Podría tener tener la misma edad que Louis y apesar de eso debía aceptar que seguía siendo un hombre muy apuesto.
—Por poco te perdemos— comenta —De no ser porque realicé una llamada oportuna a Kirstein— soltó tranquilo.
Sentí un golpe que me devolvió a la realidad y toque mis manos frías con nerviosismo ¿entonces todos lo sabían ahora? Mi secreto había sido descubierto.
—Lo llamé a petición de tu amigo Luke— añade tranquilo y me observa detenidamente con curiosidad analizando mi reacción.
Comienza a sonar el teléfono del capitán con insistencia, este se disculpa y sale a contestar la llamada.
—No le he dicho a nadie tu secreto— pronunció al notar mi evidente nerviosismo.
—¿Por qué?— interrogue curiosa.
Sin duda eso seria algo que cualquiera divulgaria en segundos.
—Kirstein me lo pidió, además no soy ese tipo de persona — informó —Eso solo te corresponde a ti decírselo Miller— añadió y observó a mi capitán quién parecía discutir por teléfono.
—Te lo agradezco— pronuncié sincera y trate de sonreír.
—Es bueno tener a un lobo en casa— pronunció sonriendo y sonaba entusiasta.
Se equivocaba.
—Lamento no ser tan buena como los anteriores y desilusionarte— comenté tratando de seguir la conversación.
—Eres tan buena o mejor ellos— menciona y vuelve a sonreír.
—¿Y como podrias saberlo?— solté negando.
—Solo hace falta ver cuánto resistió tu cuerpo al aconitum siendo tan solo la segunda vez que lo tenías en tu sistema— hizo una pausa y analizó la ubicación del capitán —Además investigué sobre ti y el desempeño que has tenido en las misiones es realmente sorprendente, incluyendo todos tus resultados en las pruebas— añadió sonriendo.
No cabía duda de que era un hombre muy inteligente.
—Listo — interrumpió mi capitán abriendo la puerta y entrando en la habitación.
—¿Alguna novedad tío Seb?— preguntó analizando al hombre parado frente a mi.
¿Tío Seb?
Eran familia y yo no tenía la menor idea de que el capitán tenía algún familiar dentro de la central, aunque supongo que habían muchas cosas que desconocía del capitán.
—No, todo esta bien— respondió con tranquilidad ante su mirada y volvió a sonreír nuevamente.
El doctor Seb salió de la habitación y antes de cerrar la puerta me lanzó una mirada de complicidad y supe que era de confianza.
Me quedé a solas con el capitán y se formó un enorme silencio incómodo.
—¿Cómo nos encontraron?— interrogue con curiosidad.
Quise acabar con el silencio y también era una duda de lo que aún no tenía una respuesta ¿quién nos encontró?
Se aclaró la garganta —Fui a buscarte a tu dormitorio y los encontré inconscientes a ambos— respondió serio.
Se paseó por la habitación tocando con curiosidad cada cosa que observaba y temí que desconectara algo o lo dañara.
Parecía un niño.
Negué intentando no reir y di palmadas en la cama invitándolo a sentarse a mi lado.
—Gracias— mencioné sincera y tome su brazo sonriendole.
Comencé a sentir mucho pesadez en los ojos y recosté mi cabeza en su hombro abrazándo su brazo —De nada— susurró y creí sentir que acariciaba mi cabello con delicadeza, aunque quizás solo fantaseaba.
[....]
Desperté después de unas horas tocando al lado de mi cama y noté que ese lado estaba vacío y frío, me senté en busca del capitán en la habitación, sin embargo no había rastro de él.
¿Lo había soñado todo?
—Su novio salió de la habitación hace un momento, pero tranquila el volverá— pronunció con amabilidad la enfermera y me ayudó a acostarme nuevamente.
¿Mi novio?
Hice mi mayor esfuerzo para no reírme mordiéndome los cachetes por la obvia confusión.
—Es muy afortunada— añadió sonriendo y acomodó una almohada detrás de mi espalda —Ese hombre no ha querido despegarse de usted desde su ingreso en el hospital— añadió sonriendo calidamente.
¿Cómo?
La amable enfermera me ofreció un vaso con agua para que tomara unas pastillas y antes de salir me entregó mi celular que se encontraba sobre la mesa.
"Su novio" resonó en mi cabeza y reí por la pequeña confusión de la enfermera, revisé mi celular y tenía miles de llamadas perdidas.
Ni siquiera había comenzado a responder los mensajes cuando Louis llamó.
Llamada entrante= Louis
—Hola
—Sebastian me avisó que ya habías despertado ¿como te sientes?— preguntó con preocupación.
—Estoy mejor— respondí con sinceridad, mi cuerpo ya había reaccionado a mis órdenes.
—Esto es grave Adeline— murmuró y lo escuché suspirar con pesadez.
—¿Hablaste con mi madre?— interrogue cambiando de tema.
—Sí, tuve que mentirle diciéndole que habías sido herida por accidente mientras entrenabas— suspiró —No quise preocuparla hasta no estar seguro de cómo Olivia supo de tu debilidad al aconitum— añadió serio.
—¿Y bien?— solté impaciente y espere que tuviera respuestas.
—Recibió varias llamadas de números imposibles de rastrear y los últimos dos días antes de su ataque recibió un correo con la dirección en la que dejarían "la neblina" incluso le detallaron el plan— respondío molesto.
Me mantuve en silencio analizando la información que acaba de recibir ¿entonces la pelirroja solo fue peón de alguien más?
—Debes de tener cuidado— añadió con seriedad.
—Esta bien— respondí con la misma seriedad y colgué la llamada al notar por la ventana que el capitán se acercaba.
Se detuvo hablando con la misma enfermera de antes y ambos observaron hacía mi dirección al momento que el capitán le decía algo antes de entrar.
—¿Te sientes mejor?— preguntó sentándose en la cama.
—Solo me siento algo cansada, pero estoy bien— respondí y la misma enfermera entró con comida.
—Gracias— comentó el capitán y la enferma salió de la habitación.
Frucí el ceño.
—¿Te gusta la comida de hospital?— interrogue analizándolo y este se burló.
—Es tuya Adeline— respondió riendo y negó con su cabeza divertido.
No, de ninguna manera comería comida de hospital, porque es literalmente la peor comida del mundo o al menos eso sentía.
Negué con la cabeza y el capitán me ofreció un bocado obligándome a abrir la boca.
—No me gusta— mencioné saboreando e hice puchero intentando darle lastima y que no me obligara a probar más.
Rodó los ojos.
—Eso no funcionara conmigo— se burló y volvió a ofrecerme otro bocado —Abre la boca Adeline— soltó serio frunciendo el ceño y me encogí cediendo ante su orden.
No podía escapar de la habitación solo me quedaba aceptar mi cruel destino ¿es que acaso no tenía idea de lo horrible que era la comida de hospital?
Que desconsiderado.
¿Lo peor? Ni siquiera me dejaba comer sola o permitió que dejara un poco de comida en el plato, tuve que comerlo todo y me advirtió que si lo vomitaba me haría comer nuevamente.
Cuando tenga fuerzas le voy a patear las pelotas.
El pelinegro estaba siendo muy atento conmigo y temía llevarle la contraria, aún me encontraba lo suficiente débil como para discutir con el capitán y ciertamente era agradable su presencia.
Los hospitales nunca me habían gustado o agradado en obsoluto, pero tener su compañía hacía menos pesado el estar aquí.



#3631 en Otros
#634 en Acción
#1208 en Thriller
#599 en Misterio

En el texto hay: esta es una historia con muchos secretos

Editado: 02.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.