Capítulo 1: Suceso inesperado

Por lo general, duermo temprano, las once es mi límite. Me he acostumbrado a esa rutina, pero hoy no fue así.
Hoy, jueves 12 de julio del 2018, me levanté temprano, seis am. Mi cuerpo tiembla, no es por el clima. Es primavera y el clima es cálido, sin embargo ya se el porqué de este extraño comportamiento, así que no me altero y descarto el estar enfermo. Sé que es por otra cosa, no es algo que me pase consecutivamente, pero cuando sucede, es porque mi día será malo; no sé cómo explicarlo, pero estos "escalofríos" al despertar me avisan y advierten que algo fuera de lo común sucederá, por lo que particularmente en estos días estoy más alerta de lo normal y, por ende, mi estrés aumenta.

«Y ahora, ¿qué pasará?»

Me pregunto mientras me levanto de la cama y me dirijo a lavarme los dientes.

Así fue como todo empezó:

Antes, en las primeras veces que me pasó esto, no le tomaba importancia, hoy en día me arrepiento; la primera vez fue a los 14 años: Estaba en la calle cuando me asaltaron, se llevaron mi celular, tenía pocas semanas desde que me lo compraron. Como castigo, mis padres no me compraron otro hasta el siguiente cumpleaños; por temas de responsabilidad dijeron ellos. Otra, fue cuando estaba por exponer; me había preparado bastante para aquella ocasión individual y al final, el USB que llevé con el tema, le habia entrado virus y se había borrado todo por completo, lo cual causó que mi nota bajara. Así, varias cosas pasaron hasta que lo relacioné con el comportamiento de mi cuerpo. Desde entonces "eso" me ayudó de varias maneras, evitó que muchas situaciones malas pasaran durante estos años.

Ahora que estoy en la universidad, cursando el quinto ciclo a la edad de los 20, nada impactante ha llegado a mi vida; a causa de los escalofríos me volví más precavido en todo, tanto con las personas como en mis acciones. Entonces, raras veces como la de hoy, después de mucho tiempo tuve escalofríos. Como siempre, mi respuesta fue hacer cambios pequeños en mi día para así disminuir esas "cosas malas", por ejemplo: el coger otro transporte público que no fuera el habitual para ir a la universidad; también cuidar más mis palabras y acciones durante el día para así, evitar algún suceso incómodo.

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«Al final, no pasó nada raro en la universidad...»

Pensé que algo pasaría, así que me enfoque en los comportamientos de mis compañeros y profesores, pero nada fue distinto. Todo transcurrió con total normalidad.

«Entonces, ¿por qué tuve esos escalofríos en la mañana?»

Me puse a pensar mientras esperaba algún transporte que me llevara a casa.
No me encontré con ningún amigo o compañero en el paradero, ya que para prevenir, me fui temprano; cancelé las salidas con mi grupo diciéndoles que me reuniría con ellos en otra oportunidad.

Ya en el transporte, seguía alerta. Imágenes de un accidente pasaban por mi mente mientras buscaba un asiento; escogí uno por el medio. Me toma de treinta a cuarenta minutos llegar a mi casa, lo cual particularmente hoy, fue muy estresante. Al final, tampoco pasó nada inusual aquí. 

Al llegar a casa, revisé las instalaciones eléctricas, el gas y algunas otras cosas que pudieran ser peligrosas pero nada parecía estar "diferente."

Entonces un pensamiento llegó a mí. «¡Las redes sociales!»

—¡Oh, mierda!

No soy de utilizar mucho las redes sociales, pero no es como si fuera un desactualizado; tengo las Apps básicas como Facebook, WhatsApp e Instagram, pero no soy el tipo que pasa subiendo fotos o estados a su día. Siguiendo con esta sospecha, tal vez alguna foto mía o difamación ha sido publicada sin mi consentimiento y no me he enterado. Me pone nervioso ese hecho; internet es para siempre, así lo borres, siempre habrá alguien que ya lo guardó y lo puede sacar en un futuro por simple capricho.

Entré y revisé todo, desde etiquetas hasta hashtags, luego, perfiles de los cuales creí había alguna posibilidad de que me hayan hecho algún tipo de broma, pero nada, no había nada, todo está normal en la red. Saber eso me hace soltar un suspiro de alivio.

No sabía por qué mi cuerpo me había avisado hoy, si no pasó nada raro. Entonces, pienso que ya lo había evitado y decido relajarme; bajé a cenar con mis padres y luego me preparé para ir a dormir. Son las nueve de la noche, me propongo jugar un juego un videojuego con mi celular hasta que me de sueño. Luego de una hora, dejo el celular porque se había bajado la batería y pensé  ya en dormir. 

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Son las diez, me movía de un lado a otro buscando una posición cómoda para dormir, cuando de la nada otro escalofrío recorre mi cuerpo.

«¡¿Qué?!»

Nunca me había pasado en las noches mientras estaba a punto de dormir; siempre los escalofríos eran en las mañanas, entonces esto de ahora es sumamente raro.

Salí de mi cama de un solo impulso, se me había ido el sueño, no se que hacer así que voy hacia el escritorio y prendo la computadora mientras pienso. No puedo utilizar el celular por su baja batería y no me gusta tenerlo con el cargador mientras lo uso, así que no se vuelve una opción.

«Tal vez sea algo que no me pase a mí directamente, pero que sí me afecte, como... la separación de mis padres o... su muerte.»

Sacudo la cabeza tratando de eliminar esos pensamientos, no quisiera que se hicieran realidad, aunque no podría descartar esa posibilidad ya que esta vez fue distinto. 

«Dos escalofríos consecutivos, algo grande va a pasar. Pero... ¿qué será?»

Llegan las diez y treinta; a esta hora ya estoy durmiendo, pero sigo despierto sin nada de sueño por obvias razones. Me pongo los auriculares, escojo mi playlist y divago en internet sin algo específico que buscar. Luego de un rato, bajo a la cocina en busca de agua, paso por el cuarto de mis padres y me quedo en silencio para tratar de escucharlos. Nada, no hay ruido; ellos al igual que yo duermen temprano, así que supongo que ya están durmiendo.