El Guerrero De Las Sombras

capitulo 2: están de regresó

 —tu de nuevo y ¿que haces aquí? Sandra —le pregunté. —tenía tiempo que no sabía nada de ellos y no podía evitar estar sorprendido

—llego la hora de que nos ayudes —respondió. —había olvidado que era la única persona que los ve y prometí ayudarlos, sabrá dios que pensaba en ese entonces

—no lo creo, ya tuve suficiente estar encerrado ocho años de mi vida en el manicomio —le comenté. —ninguno de ellos supo lo que me sucedió después del incendio en mi casa

—sé que estas enojado conmigo, pero aun así te ofreciste a ayudarnos —menciono Sandra. —me odio a mi mismo por ser tan ignorante

—lo sé, apenas era un niño que no sabia nada —recalqué. —creo que antes tenía muchos problemas de autoestima

—es cierto, pero tu eres la única persona que puede vernos y escucharnos —dijo Sandra. —supongo que ahora tratará de persuadirme para cumplir con mi palabra

—sí, pero me dicen que estoy loco y no es cierto esto es su culpa, así que mejor deja me ir a casa —conteste algo molesto. —por ahora no quería saber nada de ellos

—esta bien Kelvin y lo siento mucho por lo que causamos —dijo muy frustrada. —sabía que su disculpa no repara los daños causados en mi vida, pero no puedo seguir fingiendo que las cosas estan bien

—bien —contesté. —ya estaba mas tranquilo y eso es bueno.

Sandra desapareció, yo seguí mi camino por unos minutos hasta que aparecieron unas sombras malignas, salí corriendo hacia el bosque que había —eran los mismos que querían matarme por eso incendie mi casa, pero no les iba a decir a mis padres eso — iba corriendo muy rápido hasta que me tropecé con una rama y caí hacia abajo de una colina, me pegue en mi cabeza muy fuerte y estuve en el suelo por varios minutos, hasta que intente levantarme pero no pude, luego vi a Sandra estaba peleando contra ellos. Después de unos minutos esta Sandra se acerco a mi y me preguntó —¿estas bien? Kelvin —a pesar de que discutimos hace unos minutos, me alegro que me haya salvado

—sí, ayudame a levantarme —le aseguré mi estado físico. —ahora tendré que inventar una historia creible sobre mis heridas

—gracias por salvarme la vida —le agradecí. —Sandra me ayudo a levantarme del suelo

—no des las gracias, además no nos sirves muerto y que dices ¿nos ayudas? —menciono Sandy. —en cierto modo, tiene razón

—esta bien, nomas porque no me quiero morir antes de tiempo —recalqué. —no tuve más opción que ayudarlos.

Esta Sandra se estaba riendo y se miraba tan alegre de que yo haya accedido a ayudarlo y le dije —bueno tengo que regresar a mi casa y dar una explicación creíble por estos raspones —pero lo único bueno es que mi uniforme horrible ya esta mejor

— esta bien, nos vemos —se despidió Sandra. —ella se fue y solo tenía que asimilar lo sucedido.

Luego de descansar un rato más, subí la colina me dolía mi pie pero camine hasta mi casa cuando llegué mi madre me vio y me preguntó —mi hijito ¿qué te pasó? —era la hora de la excusa perfecta

—me caí, pero no es nada grave —conteste. —creo que me afecto más la cabeza

—¿que andabas haciendo? Para que terminarás todo sucio y lleno del heridas —volvió a preguntarme. —tenía prohibido mencionar a los amigos no reales  

—iba corriendo para la casa y me resbale por la colina —dije de excusa por mi mal aspecto. —hasta me sonaba muy tonta mi justificación

—espero que no me estes mintiendo, Kelvin —recalcó. —también había perdido la confianza de mis padre

—no, puedo irme a cambiar de ropa —le aclare. —creo que las cosas ya no pueden empeorar más

—esta bien, después vienes para curarte esas heridas —me ordeno mi madre. —estaba algo molesta porque piensa que le miento y no esta equivocada, pero ya nada es igual

—bueno —conteste. —este es uno de los días que deseaba desaparecer para siempre.

Me fui a mi cuarto, me quite ese espantoso uniforme, tenia muchos raspones, moretones y me sangraba la cabeza pero no era nada grave. Mi mama me curo las heridas y me preguntó —¿como estuvo la escuela? —en ese momento recorde todo lo que había sucedido

—bien, es extraño regresar a ese ambiente estudiantil después de 8 años —dije para pasar se desapercibido. —por suerte ya no me preguntó más, espero que nadie sepa que mi primer día de clases fue un desastre.

Después de cenar, me fui a mi cuarto y me vi al espejo había cambiado completamente mi apariencia era alto, mis ojos eran de color verdes, estaba delgado, además en el manicomio había hecho ejercicio tenia músculos marcados pero tampoco tan exagerados, todos me decían de niño que el miraba adorable pero siempre me decía que era mentira todo lo que me decían, me senté en mi cama estaba un poco confundido por lo de hace rato quería olvidar todo eso, pero ahora no puedo así que tendré que ayudarlos para que me dejen en paz, aunque creo que mis padres consideraran encerrarme otra vez al manicomio pero esta vez para siempre; me acosté en mi cama y trate de dormir pero no pude. Era la mañana siguiente, me levante de mi cama de mal humor, me puse mi uniforme estaba todo roto al parecer no soporto la caída, tenia raspones en mis brazos, me dolía mi cabeza y eso que era el segundo día de clases.

Llegué a la escuela me senté en mi lugar, todos me miraban porque creo que tenia roto mi uniforme, además de los golpes que tenia —creo que para la próxima no vuelvo a correr en un bosque y mas si no se que existe una colina a lo mejor me creen pandillero por los golpes que tengo nadie se acercaba a mi de verdad soy muy peligroso —alguien se acerco a mi y preguntó —¿quién rayos eres tu? —parece que se les olvido que llegué ayer a su clase

—soy Kelvin y ¿tu eres? —conteste. —espero que ese chico no les haya contado a nadie mi secreto

—soy Ruben, y no eres pandillero ó ¿sí? —me preguntó nuevamente el chico. —nunca pensé que me consideren de esa forma, solo porque destroce mi uniforme y tenía heridas leves

—no lo soy ¿por qué la pregunta? —dije. —honestamente esta igual de confundido, pero hay cosas que prefiero no saber




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