El Guerrero Olvidado

Capitulo 2

Capítulo 2

El tiempo acelero su destino, y llego al cercano pueblo que estaba destinado ir, con el objetivo de buscar respuesta, lo primero vio al llegar, fueron unas enormes puertas de madera y a sus costados había muros que parecía al pueblo como un acto de protección, también noto que habían dos personas, destinada a proteger estas puertas y supervisar a los recién llegados. Aquellas desconocidas personas vestían una gran armadura resistentes como si fueran esos caballeros que estaban al servicio del rey; es decir, eran Guardianes, hombres poderosos y admirado por las personas, especialmente porque cuidadores de la gentes eran, los más curioso de ellos, eran esas armas que portaban, esas armas que eran grandes y pesadas llamadas Mandoble, una gran espada de un considerable tamaño, lo suficientemente grande y resistente que obligue al portador de dicha espada a utilizar ambas manos para darle un uso en las guerras o antes los males que se encontraran.

Uno de ellos, pareció notar su fantasmal presencia, cuando observo su apariencia rápidamente se puso de guardia, un instinto natural causada por la supervivencia y el aspecto intimidante del Guerrero, daba la ilusión de haber nacido en la guerra y criado para la misma, sin embargo, también se puso en posición de combate, manteniendo la calma como sus oponentes, respiro profundo y equipo su escudo en su mano izquierda mientras que su mano derecha empuñaba una espada desgatada. No obstante, en ese preciso momento, un guardia hablo, apuntando de manera amenazante a Khaos. Y sin confiarse comenzó a rodearlo al igual que su compañero.  

– ¿Quién eres? – pregunto el primer guardián y seguido de él, hablo su compañero. – No eres de aquí, no pareces ser un viajero, pareces ser un bandido. – expreso con calma, observando cautelosamente a Khaos, siendo prudente con sus acciones. Impasible antes la acción del guerrero.

– S-soy Khaos… – respondió con una voz tranquila siendo casi un suave y grave susurro, aunque sus palabras sonaron como una pregunta, una identidad vacilante. – No sé, de donde provengo. Simplemente aparecí en el bosque… – volvió a expresarse con esa voz tranquila que parecía ser susurros, le costaba hablar con naturalidad, incluso en la confusión, no bajo su guardia, estaba siendo arrinconado por unos posibles enemigos.

– Esta confundido, no sabe dónde está parado – hablo el primer guardián tras un corto silencio. – hmm, puede ser. No estoy seguro de poder confirmar tal respuesta. – devolvió el segundo guardián de manera cortante, viendo silenciosamente a Khaos, evaluando su extraño comportamiento, no pudiendo sentir su presencia, pero algo extraño parecía rodear su cuerpo, algo que no ver ni presentir, simplemente allí estaba y sentía como sus instintos estaban algo alterados. – Y bien, ¿Le damos una ayudita, Hans? – dijo con impaciencia el primer guardián a su compañero de sobrenombre “Hans”, no pareciendo ser afectado antes la presencia del confundido guerrero.

– ¿Cuál es tu razón de venir aquí? ¿Qué es lo que te hizo venir a este lugar? –  continúo preguntando Hans, ignorando la pregunta de su compañero. Quería respuestas del enigmático ser, aparecer en un bosque de la nada no era algo común, si bien había secuestros, y algunos lograban escapar de ellos, siempre tenían una explicación. No había una respuesta que expresara “Estaba en la nada, en el bosque”.

– Oye, Hans… no empeores el ambiente, quiero conservar mi valiosa tranquilidad – murmuro con pereza, no obstante, ojeaba a cada segundo al guerrero que tenía frente suyo, aquella posición de combate le parecía familiar, pero no recordaba donde vio dicha posición. Por otro lado, Hans estaba en silencio, esperando la respuesta de la entidad desconocida, del guerrero. Su apariencia era llamativa, esa extraña armadura que poseía se veía ambigua, desgatada y media dañada, podía ver como había algunos huecos en su coraza, algunas líneas que seguramente fueron provocadas por los ataques enemigos, ahora que lo pensaba, el tono que empleo, sonaba vacío y susurrante, casi fantasmal. Una voz que no tenía compasión o al menos eso pensaba. Pero no admitiría que se sentía intrigado, no sabía ni el cómo o porque, muy dentro de su interior, sabía que el guerrero pasaría sin importar la retención, nada lo frenaría, al fin y al cabo, ya era un destino marcado, pasaría sin importar las consecuencias. Y pensó en una decisión, una que cambiara la historia, tenía ese extraño presentimiento.

– ¿Una razón?... no tengo razones, estoy buscando algo, algo de mi interior… – hablo en susurro el guerrero con calma. Lentamente su mirada vacía se aflojo y fue cambiada por una llena de dureza. La confusión se desvaneció, remplazado por un sentimiento invisible. Sin temor, camino hacia Hans, mientras que este se ponía en guardia, esperando el ataque enemigo.

– ¿Qué buscas? – Pregunto Hans, apuntando con peligrosidad a Khaos.

– Es mejor dejar las cosas claras…. Sobre lo no que se puede hablar, es mejor callar –  respondió con frialdad, flexionando un poco sus rodillas, y en el mismo acto guardaba su escudo, así sosteniendo la empuñadora con dos manos, no sin antes, realizar unas maniobras. Teniendo su espada de costado, listo para impulsarse a la batalla. Su desconfianza era demasiada grande, había olvidado sus recuerdos, su identidad, todo excepto una cosa. El conocimiento, si, por muy extraño que fuera no había perdido el conocimiento, pero, aun así, ¿De qué servia tener conocimiento si no estaban los recuerdos? Si, tenía los conocimientos básicos, escribir, leer, hablar. Nada más que eso, sin embargo, no sabía que eran estos movimientos que hacía, tal vez sea la memoria muscular actuando en momentos de peligros. No obstante, esa falta de recuerdo, no solo rompió el equilibrio de su mente, la personalidad no era nada más que un caparazón vacío, no había un punto blanco ni negro ni gris, no había un color, simplemente sentimientos que un humano común consideraría cruel. Su carácter era impredecible, era frio y demasiado calmado, era bondadosa y al mismo tiempo cruel. Pero no pudo seguir pensando en lo que era, cuando parpadeo, sintió como la gravedad quiso ejercer presión sobre su cuerpo y de repente su voluntad fue quebrantada, la oscuridad rodeo su alrededor, apagando en cámara cada luz hasta que todo se volvió infinitamente negro.




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