El hechizo de tu sangre - Serie Hechizo

Capítulo 2

Gaspard - Complejo Vex, Prov. de Santa Cruz, Argentina.

 

 

Era el atardecer, el momento del día en que comenzaba a sentirse más activo, aunque en algunas oportunidades subía durante el día para mostrarse con los empleados o hacer algún trabajo con Cami, en general trabajaba por las noches.

 

Los contingentes estaban regresando de sus recorridos para la cena. Los podía ver y oír desde allí.

 

Las ventanas de su despacho le daban una vista amplia, tanto de la entrada del complejo, como de la lejanía donde podía divisar un lago entre las montañas. El paisaje aquí era muy parecido a su tierra natal, lo que le provocaba un poco de melancolía y recuerdos del pasado.

 

La directora de su establecimiento, Camila, era muy parecida a su querida Anne Marie; tenía los mismos ojos, aunque su personalidad era muy diferente, pero quién sabe si Anne Marie hubiera vivido hasta alcanzar los veintinueve años; hubiera cambiado su audacia juvenil por una tranquilidad adulta.

 

Camila era responsable, seria y madura, muy capaz y proactiva en lo que se refería al trabajo. Lo hacía muy bien, manejaba perfectamente a los turistas en el caso de tener que hacerlo. Pero en lo personal era bastante tímida e introvertida, hasta temerosa se diría. En su puesto como Directora se desempeñaba con soltura. ¿Podría ser ella una encarnación de Anne Marie? Después de todo pertenecían a la misma familia.

 

En el pasado, cuando era religioso, jamás se habría planteado esto, pero luego de la guerra y de que su condición lo dejara fuera de cualquier culto cristiano, había empezado un camino diferente y en él aprendió otras cosas que le permitieron entender la vida de una forma mucho más profunda y mucho más allá de lo que en su juventud hubiera imaginado.

 

Estos pensamientos fueron opacados por otra preocupación que rondaba su cabeza: los ataques de “puma” que se repetían cada mes o mes y medio. Aunque fingía que era algo perfectamente natural, en el fondo intuía que algo malo pasaba dentro de su círculo cercano. Debería haberlo informado a Xander, sabía que se estaba saltando los protocolos; como también sabía que una vez que su superior se enterara de que sucedían estas cosas y además que incumplía las leyes, tendría un castigo. Pero, aunque todos los días se proponía llamar a Xander, por algún motivo terminaba retrasándolo, quizá esperaba que el asunto se resolviera solo, y dilataba lo inevitable por aquella intuición que lo atormentaba.

 

 

*****

 

 

Camila - Complejo Vex, Prov. de Santa Cruz, Argentina.

 

 

Hacía ya casi dos meses que había llegado al complejo Vex-Argentina, se sentía a gusto, el trabajo era bueno, ya le habían pagado su primer sueldo y conseguía cumplir las reglas con facilidad.

 

El lugar estaba siempre lleno de gente, por lo que también había podido “olvidar” su mal de amores, pues estaba siempre ocupada.

 

Esta semana, además habían tenido que poner carteles por todo el predio referido a los pumas, ya que, aunque nadie había visto ninguno se habían registrado algunos ataques, incluso decían que habían encontrado una chica muerta, pero sólo eran rumores.

 

Hoy había nevado muchísimo, lo que había generado, no sólo que las actividades se interrumpieran, sino que también que algunos empleados hubieran tenido que salir para atender a los turistas que no podían desplazarse de sus cabañas.

 

Al estar ociosa, se dio cuenta de que, aunque parecía haber pasado el tiempo, sus heridas no cerraban todavía, en su cabeza seguían rondando los recuerdos de lo que había sucedido:

 

“Iván, Andrea y Camila se habían conocido en la secundaria, habían estudiado juntos hasta la universidad, Iván y Camila se pusieron de novios antes de quinto año, cuando tenían dieciséis años. Andrea, por su parte, se puso de novia como a los veinte con Alberto, con quien convivió bastante tiempo.

 

Terminaron la secundaria y ella tuvo que conseguir un trabajo para ayudar a su abuela y poder pagarse todo lo de la universidad, porque su abuela sólo tenía una pensión, ya que era viuda y nunca había trabajado. Esto hizo que no pudiera terminar la carrera en los años que estaba previsto y se le alargara un poco más.

 

Cuando tenían veinticinco, la abuela de Camila, Elisa, murió; era quien la había criado, ya que sus padres murieron cuando Cami tenía cuatro años en un accidente automovilístico. Al perder a su abuela, la chica se aferró a su novio y también a su mejor amiga, que eran los afectos más cercanos que tenía.

 

Después de superar ese golpe tan duro, todo marchaba bien y la ilusión de formar una familia con Iván la llenaba de fuerza, ya que estaban proyectando casarse. Él se había recibido de Licenciado en Turismo un año antes del fallecimiento de la abuela Elisa y había empezado a trabajar en un hotel de una cadena internacional. Camila, en ese momento, trabajaba en una tienda de ropa en la Peatonal San Martín en Paraná. Ya estaban por cumplir veintinueve, los dos tenían trabajo y muchos planes, no necesitaban alquilar porque Cami había heredado la casa de su abuela, hasta que…

 

...Un día, afortunado o desafortunado, estaba por cerrar el local que atendía, cuando apareció Soledad; ella también había terminado la secundaria junto con todos ellos, pero después se dejaron de ver, aunque esporádicamente la encontraban en algún pub:

 

- Recién los vi a Iván y Andrea acá cerca.

 

- ¿Ah sí? - preguntó Camila sin sospechar nada.

 

- Me alegra que por fin lo dejaras, todos pensábamos que no te ibas a dar cuenta nunca - la chica se estaba midiendo ropa en el probador, por lo que no pudo ver la cara de Camila mientras la escuchaba. - Me acuerdo en la última fiesta de la escuela, que se besaron cuando vos estabas de espalda, yo no podía creerlo, después siempre disimularon, pero bueno ahora andaban bien abrazaditos, la verdad que se merecen el uno al otro, dos mierdas son…”




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