El hechizo de tu sangre - Serie Hechizo

Capítulo 13

Lola - Complejo Vex, Prov. de Santa Cruz, Argentina.

 

 

Al saber que Cami estaría de vuelta pronto, no cabía en sí de la emoción, Gaspard y Raphael habían ido a buscarla. Ya podía ver a lo lejos la camioneta; en unos minutos estarían allí.

 

Se preguntaba si Camila estaría enojada, si todo lo que había pasado la habría cambiado. Esperaba que no, aunque a veces las circunstancias nos transforman; igual ya lo estaba por averiguar, porque la cuatro por cuatro gris, ya estaba estacionando frente a la entrada.

 

Camila se bajó primero, con un vestido hermoso, de color bordó, con escote en "V", cruzado adelante y marcando todas sus impresionantes curvas; parecía que hubiera estado yendo al gimnasio; lo que fuera que le había pasado allá, le había sentado bien.

 

Al verla, Cami corrió hacia ella y se abrazaron en medio de una multitud de lágrimas y risas.

 

- Te extrañé mucho - dijo Lola sinceramente.

 

- Yo también.

 

Entraron y subieron por el ascensor al piso de Camila, quien no quiso ni hablar con Gaspard; lo había tratado fría y él las había dejado en la planta baja.

 

- Contame cómo estás, cómo fue todo. Yo, cuando salí y no te encontré, me quise morir, ¿Cómo entraron?

 

- No sé, cuando me desperté estaba en el avión… - contestó a desgano, seguramente estaba cansada por el viaje.

 

- ¿Querés que me vaya? - preguntó Lola, pensando que tal vez era inoportuna.

 

- No, la verdad necesitaba tu compañía - Su sonrisa era apesadumbrada.

 

- Todas tus cosas están acá, yo las traje, incluso tu celu.

 

- Me voy a ir ¿sabes? - dijo de repente.

 

- Pero recién llegas…

 

- No me puedo quedar trabajando acá después de lo que pasó y sabiendo lo que son.

 

- Pero no son malos ellos…

 

- No se trata de eso… - la interrumpió: - Quiero ser normal, espero seguir en contacto con vos, pero con ellos no.

 

- ¿Es porque Gaspar está con Alba ahora? ¿Él te dijo?

 

- No, no hablé nada con él. Me alegro que esté con Alba, si eso sirve para no tener más muertos.

 

- Entonces por qué es.

 

- Ya te dije, no quiero saber nada de vampiros - se sentó en la cama agarrándose la cabeza.

 

- Lo pasaste muy mal…

 

- Sí, horrible - y empezó a llorar, era un llanto desconsolado al que Lola se unió abrazándola.

 

 

*****

 

 

Gaspard - Complejo Vex, Prov. de Santa Cruz, Argentina.

 

 

A la mañana siguiente de que buscara a Camila, ella había entrado en su oficina para hablarle, aunque se veía igual, parecía muy diferente de la que se fuera de allí; había perdido sus inseguridades y su timidez, era otra mujer, sin dudas.

 

- Quiero que hablemos de Anne Marie - le dijo, mirándolo a los ojos.

 

Él suspiró, pensando en su amada, y en cómo no había podido protegerla, igual que no pudo proteger a Camila.

 

- ¿De qué quieres hablar?

 

- Sé que pensás que tenés una deuda con ella y también que creés que yo soy su reencarnación. Quiero que sepas que te libero de cualquier deuda que creas tener conmigo. Lo que pasó, quedó en el pasado.

 

Se sorprendió ante sus palabras, ¿Sería que Xander le habría dicho todo esto?

 

- Está bien, pero…

 

- No hay peros. En su memoria yo te libero, ahora ya no soy ella y vine a vivir otras cosas.

 

Asintió con la cabeza. Cada cosa que ella decía le calaba muy profundo, y le daba un gran alivio, aunque en su mente creía que debería insistir en cuidarla, en su corazón sentía la liviandad de la liberación.

 

- Otra cosa más, es que renuncio; tengo un cole a mediodía. Si no te molesta, le voy a pedir a Rafa que me lleve al pueblo.

 

- ¿Te vas a ir así? - Estaba sorprendido de cómo ella había cambiado; se la veía tan segura de sí misma.

 

- Sí - hizo una pausa. - Te agradezco todo lo que hiciste por mí y la oportunidad que me diste. Aunque sé que no fue realmente por mí sino por Anne Marie, me sirvió y me hizo bien. Pero es hora de seguir mi camino.

 

- Lamento que te vayas, pero lo entiendo - contestó. - Quiero que sepas que, si alguna vez me necesitas puedes llamarme.

 

- Gracias - Ella le respondió con una sonrisa sincera y sin resentimiento; parecía que lo que fuera que había vivido con Xander, la había fortalecido.

 

 

*****

 

 

Camila - Capilla del Monte, Córdoba, Argentina.

 

 

Acababa de llegar; había alquilado una habitación en un hotel en el centro de la pequeña ciudad.

 

Iba a salir a recorrer un poco el lugar. Agarró su botella de agua, recuerdo de la Isla, en la que le quedaba menos de un centímetro del vital líquido. La abrió y se lo tomó, antes de cargarla de nuevo. El agua de allá era la más deliciosa que había probado, pero bueno, se iba a tener que acostumbrar nuevamente al agua clorada, fluorada y adulterada de Argentina.

 

Salió del hotel que estaba a la entrada del pueblo y comenzó a caminar hacia su izquierda por un boulevard rodeado de altos árboles. Soplaba una brisa suave.

 

Mientras viajaba, al salir de Vex, había decidido seguir el itinerario que habían planeado con Lola, y ver si encontraba algún lugar que le gustara para establecerse; no quería volver a Paraná, donde sólo le quedaban malos recuerdos.

 

En realidad, no necesitaba pensar mucho para saber dónde quería establecerse; quería estar con Xander, con él tenía la sensación de hogar, en la isla, con esa gente que hacía cosas maravillosas. Pero sabía que eso ahora, era imposible; ella ya había cumplido el propósito para el cual la había llevado allí, la había usado de una manera vil. Y la había descartado.




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