El hijo de Dios Vol. ii

Casus belli

  --¿Bestia? ¿De que bestia está hablando? --Preguntó exaltado y con la confusión dibujada en su rostro. Gustavo sonrió, pero su mirada se mantuvo seria.

 --Una que posiblemente es la catástrofe más grande que he visto, o más bien --Lo miró a los ojos--, que he sentido.

 --Eres un desconocido ¿Por qué debería creerte? --Giró su cuello, esperando el apoyo de su gente--, no ¿Por qué deberíamos creerte?

 --No deben creerme --Negó la cabeza con desinterés, mientras se daba media vuelta--, pero eso no significa que no exista.

 --Joven héroe ¿Podría explicarnos mejor sobre aquella bestia? --Preguntó la guerrera roja. Gustavo volteó.

 --Será una conversación para otra ocasión --Dijo--, Meriel, acompáñame --La dama de cabello rojo asintió y, con calma comenzó a caminar-- y, por cierto, pueden hacer cualquier cosa con aquel soldado... Guardián, trae al hombre de túnica contigo. --El enorme esqueleto agarró la pierna de Grifat y, sin consideración comenzó a arrastrarlo, dejando una línea roja en el suelo.

En una pequeña habitación, iluminada por una vela de mesa, se encontraba un hombre de aspecto miserable, sentado sobre una silla de madera. El hombre balbuceaba, mientras la sangre escurría de su boca.

 --Tratar de escapar es inútil --Dijo una voz masculina, con una poderosa intención asesina--, la única opción que tienes es decirme todo lo sabes. --Acercó su rostro a la cara del hombre de aspecto miserable.

 --Tú no lo entiendes, yo ya estoy muerto. --Dijo con un tono desesperanzado.

 --¿De verdad? Yo todavía te noto vivo. --El hombre de aspecto miserable frunció el ceño, estaba claro que el chiste del joven no le había agradado.

 --Podrás ser muy fuerte, pero cuando ella te encuentre, no serás nada. Así que has conmigo lo que quieras --Resopló los mechones de cabello que tenía sobre su boca--, mátame, ocupa mi cuerpo como catalizador para tus hechizos, ya nada me importa.

 --Eres muy divertido --El joven comenzó a reír--, si no hubiera visto el terror en tus ojos antes de traerte a está habitación, te habría creído, pero sé que tú miedo a la muerte desapareció en el momento en que aquel extraño hechizo atacó tú mente --El hombre de aspecto miserable levantó el rostro, desconcertado, no podía creer lo que estaba escuchando-- ¿Quieres que intuya de que se trataba el hechizo? --Preguntó con una sonrisa.

 --¿C-c-cómo es posible que puedas interceptar un hechizo de mensaje del octavo círculo? --La sonrisa del joven se hizo más evidente cuando escuchó aquellas palabras.

 --Porque tengo una mente privilegiada. --Mintió orgulloso, después de todo no podía decir que fue Wityer la mente maestra detrás de esa hazaña.

 --¿Mente privilegiada? --El hombre no lo podía creer ¿De verdad existía una persona tan hábil? Se preguntó, pero si así era, entonces estaría en presencia de un verdadero monstruo-- ¿Quién eres realmente?

 --Un joven deseoso de sangre --Su mirada se volvió fría--, así que dime ¿Que fue lo que te hizo aceptar la muerte? No lo sé, talvez logres ablandar mi corazón y encontrar misericordia.  --Grifat miró a los ojos a Gustavo, pero terminó por negarse.

 --No puedo hacerlo, si ellos descubren que hable... Mataran a mi familia.

 --Increible --Dijo sorprendido--, no pensé que un monstruo como tú tenía corazón, es bueno saberlo, pero dime algo ¿Alguna vez te detuviste a pensar en la familia de aquellos que mataste? Y no me mientas diciendo que solo seguías órdenes, no soy tan ingenuo. --Grifat comenzó a reír como loco.

 --En verdad eres peculiar, joven --Alzó la vista, observando a Gustavo a los ojos--... Y aunque tienes razón, mi destino ya está sellado, talvez tengo miedo a perecer sin gloria, pero el destino que te espera me consuela.

 --No tienes familia ¿No es así? --Grifat sonrió y negó con la cabeza--. Que lamentable, en verdad vas a morir por un objeto que no existe. --Desenvainó su sable.

 --¡Por supuesto que existe! --Gritó enfurecido, había pasado más de dos años en busca de la piedra de poder, había invertido tiempo y esfuerzo, por lo que escuchar que su trabajo no sirvió para nada, lo dejó con un mal sentimiento.

 --Pruebalo.

 --Habla con tus nuevos amigos, ellos saben dónde se encuentra. --Resopló.

 --Ya les he preguntado y, dicen que no existe. --Mintió.

 --¡Pregúntales otra vez!

 --Lo hice. --La expresión de Gustavo era tan pacífica que parecía un buscador de la verdad.

 --¡Mientes! ¡La piedra de poder del Dios Versun existe! ¡Todos lo sabemos! ¡Fue por eso que el rey Farkras invadió y comenzó la guerra!

 --¿De verdad? --Preguntó Gustavo con una sonrisa. Grifat guardó silencio, no atreviéndose a seguir hablando, la información que había expulsado era algo que pocos sabían, era esa una de las principales razones por la que mataban a todos los testigos-- No te quedes callado, cuéntame más.

 --Maldito... --Gustavo dejó de sonreir y, con una actitud seria, guardó nuevamente su sable.

 --La guerra siempre será una absurda manera de conseguir las cosas. Siempre --Guardó silencio y se preparó para salir de la habitación--... es por eso que no dejaré que tú reino consiga lo que quiere --Volteó, observando al hombre de túnica--, es una lástima que no lograrás verlo.

 --¡Si vas a matarme hazlo! ¡Deja de jugar conmigo!

 --Yo no mato humanos. --Dijo y, al instante cerró la puerta.

 



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En el texto hay: amor, honor, batalla

Editado: 16.03.2022

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