El hijo de Dios Vol. ii

Ideas egoístas

  Gustavo salió de la habitación con una expresión de odio contenido, las ganas de matar habían florecido nuevamente, pero la sensación no era la misma que causaba la energía de muerte, se sentía extraño, era como si algo dentro de él hubiera cambiado. La soledad, pensó, era lo único que lo había acompañado hasta ahora y, era también lo único que había podido afectarlo, pero él no quería creerlo.

 --Su excelencia. --Apareció repentinamente el esqueleto de porte imponente.

 --Guardián, encárgate. --Dijo con un tono sin vida. El esqueleto asintió.

 --Como usted ordene, Su excelencia.

Gustavo observó como su subordinado entraba a la habitación, mientras la puerta se cerraba con un chirrido suave. A los pocos segundos se empezaron a escuchar gritos de terror, que pedían piedad, para después convertirse en gemidos apagados. Guardián salió nuevamente de la habitación, colocándose de rodillas de una manera digna frente a su señor.

 --La tarea ha sido hecha, Su excelencia. --Dijo con un tono servil, pero con un alto contenido de oscuridad.

 --Bien hecho... Ahora vuelve. --Gustavo cerró su puño, desactivando su invocación. El esqueleto asintió y no se resistió al agarre de la energía oscura.

El cielo se fue oscureciendo y, con ello, el frío viento apareció. El silencio era absoluto, pero estaba acompañado por una atmósfera de tristeza. Los ciudadanos de Tanhel habían perdido más que sus hogares y seguridad, habían perdido a sus familiares y amigos, algo que era completamente irremplazable. Algunos continuaban buscando a sus seres queridos en la oscuridad de la noche, mientras otros ya les habían dado una despedida espiritual.

 --Señor Gus.

Meriel se acercó con pasos lentos, observando lo que su señor veía: la destrucción de la ciudad desde lo alto de los muros.

 --Hola --Dijo con calma--. ¿Qué sucede?

 --Nada, solo quería estar a su lado. --Dijo ella con una cálida sonrisa. Gustavo sonrió de una manera suave, talvez no era lo que quería, pero si era lo que necesitaba, ya había estado solo duramente mucho tiempo, por lo que tener la presencia de la dama en su vida, era algo beneficioso para él.

 --Entonces acompáñame. --Tocó la fría roca con su mano, intentando decirle a la dama sin palabras que se sentara. Meriel asintió, desabrochó el cinturón de su vaina y se sentó al lado de Gustavo.

 --Le debo una disculpa. --Dijo ella repentinamente. Gustavo detuvo sus pensamientos y prestó su oído para escuchar las palabras de la dama.

 --¿Cuál es la razón? --Preguntó.

 --He mentido sobre su pasado, hablé de más por querer sentirme importante y ahora han malinterpretado mis palabras, lo lamento. --Gustavo sonrió.

 --¿Qué fue lo que dijiste?

 --Que provenía de los reinos desolados.

 --No sé dónde es eso --Respondió el joven y, con calma observó a la dama--, pero no debes preocuparte por cosas tan insignificantes, de dónde provenga no debe definir lo que eres, o lo que vales, eres una gran guerrera y, yo soy tu señor por la mano del destino, no debes mentir, pero tampoco te culpo. --Dijo.

 --Gracias. --Meriel asintió agradecida. Gustavo sonrió y continuó observando el horizonte.

 --¿Sabes quién es el Dios Versun? --Preguntó algo interesado. Meriel buscó en sus recuerdos y, al encontrar la respuesta asintió.

 --Sí ¿Le gustaría que le cuente su historia?

 --Por favor. --Respondió el joven.

 --El Dios Versun es el Dios de los desafortunados --Comenzó a explicar--, llamado por algunos la deidad de los tres rostros. Se dice que en la antigüedad, cuando el Dios Sol le gritó al cielo, el cielo respondió con un cruel rayo, uno que impactó sobre una roca y un árbol, de ahí salió un pequeño hombre, vestido con pieles y plumas, cabellos largos y barba espesa, el hombre al notar la luz del Dios Sol, golpeó la dura tierra con sus poderosos brazos, creando un enorme cráter y, una cortina de humo. Inhaló durante días el viento, la tierra y la luz. Algunos escritos de los antiguos, mencionan que el Dios Versun era aquel pequeño hombre, otros dicen que fue después de inhalar los tres elementos que se convirtió en un Dios, yo no sé cuál sea la verdad, pero la historia dice que su piedra de poder posee la fuerza de una montaña, así como la velocidad y ligereza del viento... Eso es todo lo que recuerdo de su historia. --Dijo.

 --Es suficiente para mí, gracias. --Dijo Gustavo, no sabía porque, pero las historias de héroes y Dioses le parecían tan fantásticas que se perdía cuando las escuchaba.

 --¿Por qué está interesado en esa historia? --Preguntó un poco curiosa.

 --Por que la piedra de poder del Dios Versun ha aparecido. --Dijo con calma, sin embargo, la dama no pudo guardar la sorpresa e incredulidad, para ella, aquellas piedras eran cosas de leyendas, cosas que se les contaban a los niños para dormir, pero nunca pensó que algo como eso en verdad existiera.

 --¿Lo dice de verdad? --Gustavo asintió, por un momento quiso decir que él ya poseía una piedra de poder, pero no podía hacerlo, por las palabras del hombre de túnica, una sola piedra había comenzado una guerra, por lo que era claro que era mejor guardar el secreto--. Eso es algo increíble ¿Y dónde se encuentra? --No sabía porque, pero tenía la ilusión de encontrarla, si poseía una piedra de poder, sus posibilidades de cobrar venganza incrementaban, pero tan pronto en qué habló, se percató que sus palabras podrían ser malinterpretadas por su señor, por lo que rápidamente abrió la boca para disculparse, sin embargo, las siguientes palabras del joven la interrumpieron.

 --Eso no lo sé --La miró--, una piedra de poder puede resultar atractiva, pero también conlleva un alto riesgo --Miró inconscientemente su brazo derecho--, así como una gran responsabilidad.

 --Lo que dice usted es muy cierto --Dijo con sinceridad--. Pero, si puedo hacerle una última pregunta, sería ¿Cómo sabe que ha aparecido? --Gustavo sonrió, mirando a su seguidora de manera cálida.



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En el texto hay: amor, honor, batalla

Editado: 16.03.2022

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