El hijo de Dios Vol. ii

Los riesgos de una mente frágil

  --¿Usted no sabe hacer magia? --Preguntó estupefacta, no podía creer lo que escuchaba. Gustavo asintió con calma--, pero yo lo vi conjurando ese enorme esqueleto, sentí la energía oscura en su cuerpo.

 --No estoy seguro de las diferencias, pero lo que yo hago no es magia, solo ocupo mi propia energía para conjurar los elementos, al igual que con mis habilidades. --Trató de explicarse, pues ni él mismo entendía porque razón el no podía conjurar o hacer hechizos.

 --Entonces ¿Cómo planea ayudarlos a escapar? --Preguntó curiosa.

 --Con algunos sellos --Sonrió, luego inconscientemente miró al pequeño lobo arriba de su hombro--, unos que estoy seguro que funcionarán.

La noche llegó, el silencio invadió la zona, al igual que la oscuridad, que aún con las antorchas posicionadas estratégicamente en los alrededores, no se podía apreciar con claridad el lugar, pero en aquella tenue oscuridad, pequeños flashes azules podían ser vistos, unos que iluminaban por momentos y luego desaparecían.

 --El símbolo "Yir" está mal dibujado ¿No es así? --Preguntó un joven a la nada, al escuchar la respuesta en su mente, asintió--, entonces debo curvar más está esquina --Dijo, riéndose de si mismo por no haber visto algo tan simple. Al corregir el símbolo, el círculo del sello se iluminó de un azul hermoso, quedando plasmado en el marco de una puerta grande--, ahora solo faltan 27.

Entre el esfuerzo, la constancia y su fuerte resistencia, logró completar diez sellos más, el joven debía admitir que no era algo sencillo de hacer y, nadie podía culparlo, pues no era un prácticamente mágico, por lo que el gasto de energía al dibujar los sellos era mayor a la de los estudiantes en las grandes escuelas de magia, o llamadas por los Norteños, las academias de los engreídos. Se sentó en el suelo, mientras respiraba con dificultad, podía sentir un fuerte deseo de descansar, no solo la fatiga era mental y energética, también la poseía física, pues su dedo índice todavía temblaba por la alta tensión que debía mantener para dibujar aquellos extraños símbolos. Respiró profundo y volvió a colocarse de cuclillas, volviendo inmediatamente a dibujar el doceavo sello. Había momentos donde se detenía a preguntar al experto a su lado si lo que estaba dibujando era correcto y, había otros en que descansaba.

Pasaron las horas y, la noche se convirtió en una preciosa y fresca mañana, sin embargo, ni con la extrema fatiga, el joven detenía lo que estaba haciendo, había logrado una extraña inspiración al dibujar por toda la noche, lo que provocó un mayor entendimiento con la tablilla que le había entregado el Dios del tiempo.

 --Sí el tiempo puede alterarse porque no es algo lineal, entonces ¿Podría regresar al pasado? --Se dijo en voz baja--, No, no, no, sería imposible cambiar algo que por esencia ya pasó... La tablilla explica sobres 7 leyes principales, innalterables, estabilizadores de la realidad --Se rascó la cabeza como si se estuviera volviendo loco--... No, debe haber algo más --Frunció el ceño--, debo encontrar las otras tablillas, solo así lograré entender por completo su conocimiento. --Talvez era porque su mente estaba agotada, pero su mirada podía compararse con la de un lunático, alguien que ya había perdido la razón--, espera --Se detuvo, mirando fijamente uno de los sellos--, si en lugar de colocar el símbolo "Her", ocupó el "Brisca", podría potenciar aún más el sello. --Sin demorarse un solo segundo, comenzó a restructurar el sello mágico, pagando un alto costo de energía pura, al terminar, no solo el brillo que expulsó aquel símbolo fue mayor, sino que en verdad se podía apreciar las leyes del espacio-tiempo en aquel sello mágico, algo que por supuesto impresionó al pequeño lobo, quién no podía creer que su compañero logrará tal avance en una sola noche, aunque afirmar aquello era una mentira, ya que el joven había pasado el último año estudiando los principios mágicos, las bases para dibujar sellos, así como la técnica adecuada para encantar objetos y, por último, pero no menos importante, había estudiado con detenimiento la tablilla que el Dios del tiempo le había obsequiado por haber pasado aquella terrible prueba.

 --Señor Gus, creía que le tomaría un par de días acabar, pero por lo que puedo ver, ya ha terminado. --Dijo Meriel con sorpresa y admiración, aunque no conocía la profundidad del estudio de los sellos, admiraba el poder que irradiaban, así como la belleza de la tenue luz azul. Gustavo negó con la cabeza con lentitud, mientras observaba con detenimiento los veinte sellos colocados estratégicamente en el marco de la puerta.

 --Aun no he terminado, por supuesto que no. --Dijo con rapidez. Meriel se detuvo, aunque el tiempo sirviendo al joven era corto, podía decir con toda certeza que su comportamiento actual era extraño.

 --¿Se encuentra bien, señor Gus? --Preguntó. Gustavo asintió, aún si verla.

 --Sí, si, si. --Dijo.

Al terminar de hablar, Gustavo rápidamente acercó su mano a uno de los sellos, era uno de los más grandes, poseía una variante de símbolos principales en su interior, así como pequeñas letras del idioma de los antiguos en el contorno. Al intentar restructurarlo, una poderosa energía se precipitó hacia su cuerpo, una que no podía evadir, gracias a los Dioses poseía un buen aliado, uno que logró contener la amenaza con sus dotes de Ancestral y, así lograr estabilizar nuevamente el sello, algo que pasó en menos de un segundo. Cuando todo volvió a la normalidad, Gustavo cayó al suelo, inconsciente, la última gota de su energía pura hacia sido drenada, por lo que estaba en un gran peligro si no era atendido con rapidez.

 --¡Señor Gus! ¡Señor Gus! --Dijo inmediatamente la dama al ver el colapso del joven-- ¡Por favor despierte!

 



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En el texto hay: amor, honor, batalla

Editado: 16.03.2022

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