El hijo de Dios Vol. ii

Sospecha

  Gustavo se acercó lentamente a los aventureros, quienes discutían energéticamente lo que acababan de presenciar. La duda atacaba su corazón, estaba bastante seguro que Spyan y compañía no habían entendido las palabras de aquella silueta negra, por lo que no sabía si era beneficioso mencionarles lo que había escuchado, ya que no podía explicar cómo es que lo sabía.

 --Esa cosa debe estar más allá de este lugar, no podemos detenernos ahora. --Mencionó Erza con el ceño fruncido. Xinia la miró, pero prefirió no contestar.

 --Nuestras vidas han estado en las manos del Dios Carnatk hace tan solo unos instantes, no sé si deseo continuar con este viaje. --Dijo Ley, con una expresión lúgubre y abatida.

 --Hemos estado en peores situaciones, Ley, no es momento de acobardarse. --La miró decepcionada.

 --¿Acobardarme? ¿Lo dices en serio, maga de porquería? --La furia remplazó su sentimiento de derrota, mientras sus venas sobresalían de su sien y cuello--. ¡Te he salvado el culo más de una maldita vez! --Le apuntó con su dedo-- ¡No me vengas a decir que soy una cobarde, porque soy capaz de rebanar ese cuello que tanto aprecias! --Erza tomó una posición defensiva, podía ver en los ojos de Ley que no estaba mintiendo.

 --¡Basta las dos! --Gritó Spyan con un tono autoritario--. Hemos enfrentado a la muerte juntos, no es momento para pelear entre nosotros y, menos en este lugar. --Las féminas en disputa se observaron por un breve momento, antes de apartar la mirada con desagrado y furia.

 --La energía maligna se ha desvanecido del lugar --Dijo Xinia repentinamente--, no siento presencia alguna de espíritus, o sombras del abismo, por lo que puedo decir que aquella cosa que nos atacó, se ha ido.

 --¿Qué opina maestro Spyan? ¿Debemos quedarnos, o debemos salir de aquí? --Preguntó Carsuy.

 --No puedo hablar por nadie del grupo, por lo que será mejor que haya una votación --Dijo-- ¿Qué piensan ustedes?

 --Estoy de acuerdo. --Dijo Xinia.

 --Yo igual. --Dijo Carsuy.

 --Respetaré cualquier decisión que se tome. --Dijo Ley.

 --Creo que es una buena idea. --Dijo Erza. Spyan asintió.

 --Bien, como todos estamos de acuerdo, procederé --Respiró profundo--. Quiero que levanten la mano quienes no están dispuestos a continuar con nuestra misión --Ley y Carsuy levantaron la mano. Spyan asintió--. Parece que no será necesario preguntar quienes desean continuar --Dijo--... Ley --Miró a la guerrera--, eres una mujer muy valiente y, sé lo mucho que te ha costado decir lo que piensas sobre esta situación, solo espero que entiendas que la misión por la cual fuimos encomendados, es muy importante.

 --Lo sé y, respeto la decisión tomada. --Dijo, con una mirada solemne y tranquila. Erza sonrió suavemente, pero no fue tan cruel como para mostrarle aquella sonrisa a su compañera.

Xinia envainó su arma y colocó su escudo de vuelta en su espalda, dio media vuelta y se acercó con pasos imponentes hacia el joven de mirada simple, colocándose justo enfrente de él, con una mirada seria e impenetrable. La diferencia de estaturas era al menos por un dedo de largo, siendo Xinia la más alta.

 --He visto lo ocurrido con aquellas bestias --Acercó su mano derecha al cuello del joven, apretándolo con fuerza--, así que quiero una respuesta y, por tu bien, espero que sea satisfactoria. --Gustavo gimió levemente, pero ni por un segundo desvió la mirada.

 --Formule bien su pregunta, señora. --Dijo con un poco de dificultad.

 --Xinia, no cometas una estupidez. --Dijo Spyan con el ceño fruncido.

 --¿Por qué lo proteges? --Giró el cuello, mirando a su compañero con frialdad--, todos los presentes escuchamos cuando amenazó al grupo --Mordió su labios--, nos advirtió que no nos interpusieramos en su camino --Tocó la empuñadura de su espada--, lo toleré en ese entonces, pero ahora --Su respiración se volvió irregular, frunciendo el ceño y, abriendo y cerrando sus fosas nasales con rapidez--, pero, después de notar lo sucedido, no puedo quedarme sin hacer nada --Volvió a mirar al joven de mirada simple--. Dime, joven de nombre raro ¿Eres un humano? --Apretó su empuñadura, dispuesta a sacarla a la menor provocación-- ¿O eres un maldito cambiapieles?

 --Soy un humano, señora. --Respondió, sin quitar sus ojos de la mirada fría de Xinia.

 --Entonces --Acercó su rostro aún más--, responde ¡¿Por qué razón aquellas malditas cosas no te hicieron daño?! Aún cuando estuvieron a unos cuantos pasos de ti. --Su rostro se volvió más severo. Los ojos de los demás aventureros se volvieron acusatorios, exceptuando por Spyan, quién continuaba observando a la guerrera del escudo con seriedad.

 --No puedo responder su pregunta, señora y, en verdad lamento no darle una respuesta satisfactoria, pero puedo asegurarle que no poseo malas intenciones hacia su grupo y, como ya lo han dicho sus compañeros anteriormente, aunque tuviera aquellos pensamientos, soy tan débil como la rama de un árbol. --Dijo, mintiendo con maestría, pues intuía que si salía el más leve indicio de sed de sangre de su cuerpo, estaría condenado a tener una pelea a muerte con el grupo de aventureros y, conociendo el estado actual de su cuerpo, la probabilidad de que saliera con vida de ello, era casi nula.

 --Confiaré en los ojos de Spyan --Empujó ligeramente el cuello de Gustavo, quitando su mano en el acto--. Y que sea la última vez que me dices señora. --Dijo con una mirada dura y, con la misma se dio media vuelta.

Ley miró por un corto periodo de tiempo al joven, estaba segura que por un instante sintió la mirada de un guerrero en aquellos ojos simples, pero lo que más le sorprendió, fue que había logrado soportarle la mirada a su compañera, quién poseía los 'ojos antiguos', por lo que estaba deseosa por descubrir como lo había logrado.

Gustavo exhaló una gran bocanada de aire, mientras limpiaba con un ligero enojo un polvo inexistente en la armadura de su pecho.



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En el texto hay: amor, honor, batalla

Editado: 16.03.2022

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