El hijo de la mafia

Preludio

La música retumba en mis oídos y el alcohol en mi cuerpo comienza a hacer estragos, mientras bailo siento las manos de un chico que conocí en la barra anclarse en mis caderas llevando el ritmo de la música, su aliento golpea en mi cuello y dejo caer mis manos encima de las suyas. 
Aparte el cabello de mi oreja porque se habia empezado a pegar debido al sudor y le escucho susurrar sobre mi oído con voz espesa: –¿Y si subimos al cuarto de arriba?— Dicho aquello sus manos comienzan a juguetear con mis caderas, dejando un leve pellizco en ellas.
Todas las puñeteras alarmas se encendieron en mi cerebro, o bueno -lo que quedo de él y no está inundado de alcohol-

Mi lado racional me dice que no, pero, ¿Quién le haría caso cuando se tienen 2 litros de alcohol encima, una abstinencia de 7 meses y un tipo jodidamente bueno jugando con tus caderas?

Giro mi eje quedando frente a él— Todos son iguales. - Digo pareciendo sonar sobria

Su rostro no denota confusión así que añado- Sólo quieres acostarte conmigo, ¿ no?

Se relame los labios y deja escapar una pequeña sonrisa- Soy directo con lo que quiero,- Su agarre se hace más fuerte y pasa su mano por mi espalda para posicionarla sobre mi nuca y tirar suavemente de ella.

—Y cogerte no está dentro de mis planes,- Dice con voz rasposa y la falta de oxígeno en mis pulmones debido a su comentario me hacen tragar grueso- sólo quiero hablar sin tanto ruido.- Su aliento golpea mis calientes mejillas. Sus ojos van de mis labios a mis ojos y puedo jurar que en ellos hay algo que oculta. Lo sé porque lo leí en un libro acerca de la expresión corporal de las personas, hasta hay un atisbo de deseo en ellos, me atrevería a decir. Trato de ignorar lo que dijo y añado:

—¿De qué podríamos hablar dos desconocidos?- Digo obviando su actitud y tratando de ocultar el nerviosismo de tenerle tan cerca.

Un mechón de su cabello azabache salió libremente cayendo sobre su frente dándole un aspecto dulce y oscuro.

Quitó la mano de mi cintura,-permitiéndome sentir una pequeña oleada de aire en esa parte-y la baja hasta mi mano,- Te enseñaré.

Dice sin más sacándome de entre el tumulto de gente y maldigo para mis adentros al no poner ni tantita resistencia de mi parte

Nos alejamos lo suficiente como para que la musica se desvanezca con forme damos un paso y sin darme cuenta ya hemos atravesado una puerta de cristal 
—¿Dónde estamos? —Pregunto viendo a mi alrededor.

—Me mira de soslayo mientras esboza una pequeña, pero picara sonrisa. —Ya verás

Trato de calmar mis pensamientos y me dejo guiar por él. Mala decisión.

Nos detuvimos frente a una puerta blanca con el número 25 en letra gótica negra. 
Sin necesidad de llaves, ni tarjeta, la abrió.

La negrura se hace presente al entrar porque no hay ni una puñetera lucesita.

Mi mano inconscientemente viaja hacia la pared en busca de un interruptor, el lo oyó, por lo que agrega—Prefiero las luces apagadas—Su voz rasposa mezclada con el aliento a cigarrillo y menta golpea mi cuello provocándome cosquillas.

Toma mi rostro con una mano y acerca sus labios a los mios.

¿Como llegue hasta el punto de besarme con un tipo que no conozco y a oscuras?
Esa pregunta sobra-Me repito a mi misma 

Sus labios aprisionan los míos en un beso desesperado y torpe de mi parte debido al alcohol en mi sistema,- Joder Rouse, ponte pilas mija…- muerde, relame y hasta succiona mi labio inferior mientras mis manos intentan desabrochar el cinturón de su pantalón, pero me acorrala contra la pared y acto seguido estampa mis manos por encima de mi cabeza provocando que un cuadro de vidrio que estaba colgado, se caiga, me toma de los muslos y me levanta, ahogo un gemido al sentir el abultamiento en su pantalón, me da paso a enrollar mis piernas en sus caderas y perdí la noción del tiempo hasta que siento mis pies tocar el suelo, la luz de la luna se cuela por la ventana permitiéndome ver sus dilatas pupilas y escuchar acelerada respiración.

-Tu respiración es un asco- Dice casi jadeando.

Me limito a sonreír y bajo mi mirada notando que hay un pañuelo blanco en su mano y sin darme tiempo a reaccionar lo aprieta contra mi nariz, inhalo una sustancia de algún tipo de ácido que hace que mi garganta pique comienzo a hiperventilar y forcejeo contra él pero es prácticamente imposible porque sujetó mis manos, tanto que comienzan a hormiguear —¿Que mierda me hiciste?— Digo tomando bocanadas desesperadas de aire al notar que me quito el pañuelo de la nariz

Le hablo a la oscuridad porque ni si quiera sé si está aquí. Mi cabeza comienza a dar vueltas, al tiempo que torpemente intento abanicarme con mis manos y al poco tiempo mis piernas comenzaron a fallar provocando que cayera de bruces contra el suelo.

...



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En el texto hay: misterio, mafia, accion

Editado: 10.11.2021

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