"El Hijo de las Tres Dimensiones"

Capítulo 1: El Encuentro Fatal

Kairos siempre había sabido que trabajar para Xavian no sería fácil. Como líder de la división tecnológica en Noctaris, Xavian era respetado y temido por igual. Alto, misterioso, con una presencia que no podía ignorarse. Los rumores sobre su crueldad y su eficiencia lo precedían, pero lo que Kairos no esperaba era la chispa de deseo que ardía cada vez que sus miradas se cruzaban.

El primer día que Kairos pisó la base de UmbraCorp, sintió una energía inusual en el aire. Las sombras se movían como si tuvieran vida propia, y la tecnología avanzada del lugar lo hacía sentir que estaba en el futuro. Pero cuando sus ojos se posaron en Xavian, sintió algo más: peligro. Y lo que era peor, atracción.

—Kairos —dijo Xavian con una voz grave y autoritaria—, a partir de ahora estarás bajo mi mando directo.

Las palabras resonaron en el aire. Kairos sintió cómo su corazón latía con fuerza, pero no sabía si era por la emoción o el miedo.

—Entendido, señor.

Xavian lo observó en silencio por un instante, sus ojos oscuros y penetrantes fijos en Kairos como si estuviera evaluando cada aspecto de su ser. El ambiente en la sala de mando era tenso, cargado de una energía extraña que hacía difícil respirar. Las máquinas zumbaban suavemente a su alrededor, pero el único sonido que Kairos percibía era el latido acelerado de su propio corazón.

—No es fácil trabajar bajo mis órdenes, Kairos —continuó Xavian, dando un paso hacia él, reduciendo la distancia entre ambos—. Aquí no hay margen para el error. Tus habilidades son excepcionales, pero necesito más que eso. Necesito lealtad absoluta.

Kairos se tensó, sin poder evitar el cosquilleo de nervios que recorría su espalda. A pesar de las advertencias sobre lo implacable que era Xavian, había algo en él que iba más allá de su reputación. Esa intensidad, esa presencia dominante, lo atraía de manera inexplicable. Y lo que más lo perturbaba era que no podía entender si lo que sentía era admiración, temor o algo mucho más peligroso.

—Tienes mi lealtad, señor —respondió Kairos, tratando de sonar firme, aunque su voz traicionó una ligera vacilación.

Xavian se detuvo frente a él, mirándolo directamente a los ojos, como si pudiera ver más allá de sus palabras, como si estuviera probando los límites de su promesa.

—Veremos si tus acciones respaldan tus palabras —murmuró con voz grave. Luego, sin previo aviso, colocó una mano sobre el hombro de Kairos. El contacto fue breve, apenas un roce, pero fue suficiente para que una corriente eléctrica recorriera el cuerpo de Kairos.

Kairos sintió cómo su pulso se aceleraba aún más, una mezcla de confusión y deseo brotando dentro de él. ¿Por qué este hombre, con su fría autoridad, lograba desatar en él emociones tan contradictorias?

—Tendremos una misión esta noche —anunció Xavian, volviendo a su tono habitual, como si ese breve momento de cercanía no hubiera ocurrido—. Será peligrosa, pero confío en que no me decepcionarás.

Kairos asintió, todavía procesando lo que había ocurrido. Sabía que trabajar bajo el mando de Xavian sería complicado, pero no se había imaginado que la dificultad vendría de esa atracción no deseada que ya comenzaba a crecer entre ellos.

Kairos se quedó en silencio, observando cómo Xavian se daba la vuelta y comenzaba a caminar hacia el holograma táctico en el centro de la sala. El líder proyectaba una seguridad y control que hacía imposible descifrar lo que realmente pasaba por su mente. Mientras las luces azuladas del holograma iluminaban su rostro, su postura firme y su enfoque lo hacían ver como alguien que siempre sabía lo que hacía.

—Esta noche, infiltraremos una base en la frontera entre Terranus y Noctaris —dijo Xavian, sin apartar la vista del holograma—. Un grupo rebelde ha estado contrabandeando tecnología prohibida, y necesitamos recuperar una pieza clave antes de que caiga en manos de los aerianos.

Kairos asintió, aunque sabía que Xavian no lo estaba mirando. La tarea sonaba simple, pero cualquier misión en la frontera era peligrosa, sobre todo cuando había facciones mágicas involucradas. Los aerianos de Aerium eran conocidos por su uso de magia avanzada, y aunque Noctaris tenía su propia tecnología poderosa, las probabilidades siempre eran impredecibles cuando los tres mundos se entrelazaban.

—Tú y yo trabajaremos juntos en esto —continuó Xavian, apagando el holograma y volviendo su atención a Kairos—. Será una misión sigilosa, pero si algo sale mal, necesitaré que reacciones rápido. Nuestra ventana de tiempo será mínima, y no podemos permitirnos fallar.

Kairos sintió un nudo formarse en su estómago. No era la primera vez que participaba en una misión de alto riesgo, pero saber que estaría solo con Xavian le añadía una presión diferente, una que no había anticipado. A pesar de su entrenamiento, su mente no podía dejar de centrarse en la cercanía que tendrían durante la misión. Y, peor aún, en la forma en que ese leve toque de antes aún quemaba su piel.

—Entendido —repitió, con más seguridad esta vez. No podía permitirse mostrar dudas, no frente a Xavian.

El jefe lo observó por un segundo más antes de darle una leve inclinación de cabeza.

—Prepárate. Nos encontraremos en el hangar en una hora.

Kairos asintió nuevamente, pero antes de que pudiera moverse, Xavian dio otro paso hacia él. La intensidad de su presencia lo envolvió, y el aire entre ambos pareció cargarse de tensión nuevamente.

—Una cosa más, Kairos —dijo Xavian, su voz más baja, casi un susurro—. Mantente cerca de mí durante toda la operación. No te separes bajo ninguna circunstancia.

Kairos levantó la vista, sorprendido por el cambio en el tono. Algo en esa advertencia lo hizo sentir que había más de lo que Xavian estaba dejando ver. Era una instrucción estricta, pero la forma en que la pronunció tenía un matiz de preocupación que no había esperado.




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