El hijo de Llarión

4. El mensaje

—Dice— Comenzó a leer.

Querido hijo, tu madre y yo esperamos que te encuentres bien, solo te faltan un viaje más para que me sucedas en el trono. Tienes que ir al árbol viejo, como sabrás las plantas ahí son verdes, pero este árbol viejo, tiene hojas azules, que solo tú y las ninfas pueden ver. Limnátides te guiará.

Atentamente: Llarión y Uiara

¿Cómo entró todo eso en el pergamino pequeño?

—Majestad, tenemos que irnos— Dijo intentando empujarme, pero claramente no pudo.

—¿Quién es Uiara?—

—Es su madre...¿No la recuerda?— Dijo haciendo un gesto de preocupación.

—No, tampoco recuerdo como se ven... ¿Esto es normal?—

—Se supone que no— Dijo mientras salía de la cabaña y empezamos a caminar por el bosque.

—¿Cuántos viajes he realizado?—

—Eh... si estoy en lo correcto, con este, serían once—

—Once— Repetí, y no recordaba ninguno, el resto del viaje fue silencioso e iba atento, nadie debía verme.

—Llegamos— Anunció Limnátides, en efecto, era un árbol grande, debería tener más de cincuenta metros, era el que más sobresalía.

—Se llama Orión—

—¿Yo? Si—

—Usted no majestad, bueno también, pero su padre, al planear sus viajes, uso los árboles como mensajeros y los nombró Orión, este mide ciento trece metros— Al ver que no hacía nada, Limnátides dijo. —Tóquelo, aquí— Estratégicamente había una rama, la única en metros hacia arriba, tomé la rama y el árbol se abrió dejando caer escaleras y con cada una desellos azules eran liberados, Limnátides subió por estas y la seguí.

Al llegar a la cima era una especia de cabaña, como la de la señora Agnés, pero más pequeña, con una cascada pequeña.

—Tomé, debe llevarla a la cascada, extender su mano cerrarla y luego abrirla cuando gire su puño, no antes— Dijo la pequeña ninfa tendiéndome una llave, que había sacado de esa bolsa, al parecer ahí había de todo. La llave era de hielo, la tomé y caminé, hice lo que Limnátides dijo y al abrir mi mano la llave se derritió y, en consecuencia, el agua cayó a la cascada, después el agua de esta ascendió de manera circular hasta que quedé dentro de ese tornado de agua, de ahí salio la voz de un hombre y dijo.

—Hijo, esta es tu penúltima misión, sé que no recuerdas nada y es posible que estés desconcertado, pero de eso se trata debes cumplir este viaje con una amnesia temporal, se que eres digno del trono, por lo que sabrás descifrar las señales y no estás solo, seguramente conociste ya a Limnátides, la encargada de las ninfas de agua u ondinas ahí en la tierra.

Cuando tengas los 4 elementos pertenecientes al agua: Hielo, agua de lo profundo de la fuente, el cabello del espíritu de la fuente y por último el pétalo del muscari más grande que encuentres, no será fácil, debes recordar el orden. Cuando tengas todos los traerás aquí y terminaras tu misión con éxito.

Tu madre Uiara y yo estamos orgullosos—

Toda el agua regresó a su lugar en la cascada y de nuevo estaba en la cima de ese árbol.

—¿Por qué un árbol y no un lago?— Pregunté.

— Antes eran lagos, ríos y océanos, pero en esta misión, si ponía un lugar acuático, iba a ser demasiado fácil—

—¿Mi memoria va a volver?—

— Si logra la misión, sí—

—¿Y si no?—

—Eso es algo que nadie sabe— Limnátides se fue, entré a la cabaña y esperé hasta que llegara la señora Agnés y su familia.



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En el texto hay: cuatro elementos, agua, orion

Editado: 03.10.2024

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