El año 3143 fue el último en el que se tomó la última decisión no controlada del planeta. Un hito histórico que se incluyó dentro del programa de educación global y que consiguió abrir las puertas de la ansiada globalización. La humanidad, dividida durante milenios por fronteras invisibles y guerras sin sentido, finalmente se unió bajo una sola bandera, una sola entidad: la Agencia de Decisiones.
La Agencia prometió un mundo sin conflictos, una sociedad donde cada elección, desde la más trivial hasta la más trascendental, era calculada y dirigida para el bien mayor. Los Espejos de Decisiones, implantados en cada ciudadano al nacer, se convirtieron en los árbitros de nuestras vidas. La libertad de elección se convirtió en un concepto obsoleto, un vestigio de un pasado caótico.
Pero no todos aceptaron este nuevo mundo. Historias de rebeldes, aquellos que rechazaban la intervención de los Espejos, comenzaron a circular en susurros. Se decía que buscaban el último rincón del planeta donde aún se podía elegir libremente. Un lugar donde el destino aún estaba en manos de cada individuo.
Yo, Ania, soy uno de esos rebeldes. Este es el relato de nuestra lucha, la historia de cómo buscamos recuperar lo que se nos arrebató: el derecho a elegir nuestro propio camino.