Capítulo 3

Jide observa las imágenes que se suceden unas detrás de otras con el entrecejo fruncido en un gesto de gran concentración. La sala donde se encuentra es enorme y circular, un coliseo de la era digital. Cada superficie está cubierta por una pantalla holográfica que muestra cada una de las decisiones que los ciudadanos de la capital están tomando en ese mismo instante, como un torrente de destinos entrelazados. Una mesa con forma de anillo situada en el centro permite que los doscientos Agentes de Detección de Anomalías comprueben los Espejos, esos portales a la psique colectiva.

Hay más de cien salas como esta repartidas por la ciudad, pero ésta es la más importante. Se encuentra en uno de los edificios más altos de la ciudad, en la oficina central de la Agencia de Decisiones, un faro de vigilancia que se alza sobre el horizonte urbano.

Jide, con su máster de Detección de Decisiones y Seguridad del Sistema por la Universidad Virtual Global, lleva trabajando en esta misma sala desde que se graduó. Sin embargo, en lugar de dedicarse a observar cada decisión como hace el resto de los agentes, él se dedica a los peligros potenciales, a las sombras que se ciernen sobre el orden establecido.

Cuando la pantalla 014-34-22-01 comienza a parpadear de forma frenética, Jide se acerca al agente a cargo y le indica que la amplíe. Maldice en voz baja cuando la pantalla muestra una serie de decisiones y un mismo final, una y otra vez, como un bucle fatídico.

—Activa el protocolo de Anomalía. Código rojo, blanco, rojo—ordena con la voz cargada de una autoridad más que evidente.

—Sí señor. ¿Enviamos el aerodeslizador?

—No. Mediante transcorporación instantánea. Si permitimos que la ciudadana tome una decisión en estas condiciones, podría desestabilizar el Sistema.

—Sí, señor.

Jide se da la vuelta y se dirige a una pequeña puerta metálica situada a la izquierda. Sus pasos resuenan por los pasillos, marcando el ritmo de una carrera contra el tiempo, en dirección a las entrañas del edificio. Traerán a la ciudadana enseguida y necesita dar las últimas indicaciones al Desconectador… Y tras eso, comunicarle la anomalía al Agente Cero. Una anomalía que lleva repitiéndose durante demasiado tiempo y que, si no solucionan, podría significar la destrucción de la Agencia y el inicio de un caos mundial.