El hilo rojo del destino

Capítulo cinco (5) / I Won't Say I'm In Love

Pasaron los días, Sophia y Estéfano se veían en las clases de matemática o coincidían sus encuentros en los cambios de aula y laboratorio. Al llegar a sus casas hablaban por mensaje y se recordaban la salida del domingo; en pocos días se habían vuelto muy amigos y el humor (especialmente de Estéfano) había mejorado. Ambos se gustaban, pero no de una forma romántica, por lo menos no aún.
Es viernes Sophia invitó a su prima Valeria junto a sus dos amigas más cercanas para hablar de todo lo que no pudieron hablar en estos cinco años. Alma y Leah eran mejores amigas de Sophia desde que estaban en primaria, nunca dejaron de hablar y se contaban todo; por otro lado Valeria siempre estubo cerca a Sophia y eran inseparables.
Llegaron las amigas de la chica, todas fueron a la habitación de la anfitriona. Valeria tenía diez y seis años, Alma y Lea diez y ocho y Sophia diez y nueve.
Al llegar al cuarto de Sophia las cuatro se acomodaron en el suelo dejando tirado por ahí todo lo que habían traído, además de almohadas y cobijas. También tenían listas las películas y recetas para que esa pijamada sea digna de un reencuentro.
Se pusieron al día y después de un rato decidieron ir a preparar algo para comer, se basaron de los recetarios que habían llevado. Volvieron a la habitación de Sophia con la comida en las manos, macarrones con queso, panqueques, frutas y quesadillas formaban parte del menú. 
Así pasó el rato, llegó el momento de las preguntas, esas típicas preguntas que siempre hacemos por simple morbo y que algunas veces nos llevan a hacer locuras.
Llegó el turno de que Sophia confiese de una vez por todas quién le gustaba, en este caso Estéfano.
Valeria era tímida y reservada, pero estas charlas le gustaban, al ser prima de Sophia solían juntarse muy seguido y hablar de ese tipo de cosas aunque nunca con otras amigas.
Se reunieron en el piso las cuatro y comenzaron a presionar a Sophia para que hable.
- Se llama Estéfano - Comenzó a contar la interrogada. - Es amigo de Lucas, estudia en la misma universidad que yo, tiene 19 años y también le gusta leer. - 
- Suficientes cosas en común - Dijo Valeria.
- ¿Cómo se conocieron? - Interrogó Lea.
- ¿Le gustas? - 
- ¿Es guapo? - 
Preguntaron finalmente Alma y Valeria.
- ¿No querrán por casualidad sabes su documento de identidad? - Se burló Sophia para después responder. - Lucas nos presentó cuando quise conocer a Carolina, pero yo ya lo había visto antes. -
- ¿Dónde? - Preguntó nuevamente Valentina.
- En el laboratorio, estudia biología y estaba sacando análisis de ballena. -
Alma: - Amor a primera vista - 
Sophia: - Solo es un gusto, no estoy enamorada y además aunque lo estuviera ni siquiera se si yo le gusto. - 
Y con esa charla continúo la pijamada, repleta de chismes, preocupaciones, risas, llantos y sueño.
Pasó el rato y llegó un mensaje al teléfono de Sophia a las 9 de la noche aproximadamente. 
Era el "chico ballena" apodo extraño que le puso Sophia, este sobrenombre hacía reír a más de uno además de causar chispas en Estéfano. Sophia había bajado para conversar con sus padres cuando la notificación llegó, sus amigas y prima la llamaron y ella subió apresurada despidiéndose de sus padres.
En este mensaje Estéfano invitaba a Sophia a dar una vuelta junto a Lucas en el centro comercial. En ese momento la chica se dió cuenta de lo temprano que había empezado la pijamada, (aún así aunque quería ir a ver al joven) prefirió quedarse con Lea, Alma y Valeria ya que no las veía hace mucho y el plan ya estaba hecho.
Estéfano entendió claramente y así se dió por terminada la conversación de ese día, con un: "Hasta el sábado chico ballena ;) "
Las otras participantes de la pijamada refutaron la decisión de Sophia ya que pensaron que sería mejor que haya ido con el, pero Sophia aclaró que lo vería pronto y que no había apuro. "Después de todo no estoy enamorada, solo me gusta un poco" Dijo la chica. 
En el centro comercial: 
Lucas y Estéfano se encontraban en el patio de comidas, Estéfano ya había dejado su teléfono a un lado y la ilusión en su sonrisa se había borrado, el realmente esperaba que Sophia llegue. El joven tenía una gran dependencia a sus amigos debido a la dificultad que tiene para relacionarse con el resto y era imposible que no se note, su esperanza crece con cada pequeño acto que lo puede hacercar a sus amigos.
Lucas, estudiante de psicología en ese momento, ya se había dado cuenta de esto e intentaba ayudar a su amigo. Sus métodos mayormente se centraban en hacerlo reír, además de darle a conocer que no es malo estar solo (por lo menos no siempre) y que es suficiente para lograr sus objetivos solos. ¿Esto sirve? Sí y mucho, gracias a esto Estéfano puede calmarse y despejar su mente. 
- Así que... - comenzó a hablar Lucas, dandole un sorbo a su frappé - ¿Tu novia no pudo venir? - Preguntó finalmente con picardía en su voz.
Estéfano, perdido en su mundo cayó en su pequeña trampa.
- No...- 
Lucas río por lo alto.
- NO ¿QUÉ? ¿De qué hablas? No es mi novia -
- Pero acabas de responderme - 
- Estaba distraído -
- Distraído pensando en Sophia -
- Ya basta, termina tu frappé y vámonos - Demandó Estéfano girando su cabeza para evitar hacer contacto visual con su amigo.
- Pero te gusta -
- No, no me gusta -
- ¿Por qué? -
- No se y además que importa -
- Te gusta Sophia -
- No... Sí, no se -
- No tiene nada de malo, admite que te gusta y te dejaré en paz -
Estéfano comenzó a caminar alejándose de la mesa, a pasos largos y pesados.
- Admítelo! - Pidió Lucas.
- Es que es imposible, no diré nada - 
- Sonríes, te sonrojas y no puedes hablar. ¿Qué más pruebas quieres? ¿Por qué negarlo? - Ahora Lucas había tomado la delantera deteniendo a Estéfano.
- No, no significa nada. Me pongo nervioso por que es una nueva amiga, los sonrojos son... Porque... Porque me gusta aguantar la respiración y sabes que soy tímido. -  - Vez demasiadas películas, es un cliché - 
La mirada de Lucas daba un mensaje claro, no creía ni una sola palabra de lo que Estéfano había dicho en esa mezcla de titubeo y nerviosismo. 
Estéfano se rindió, suspiró fuertemente mirando hacia arriba y frotó su rostro frustrado.
- Tal vez si me gusta - Dijo por fin.
- JÁ - acusó Lucas señalando con su dedo. - Lo dijiste, te gusta mi prima - 
Ambos amigos caminaron para salir del centro comercial, el silencio se hizo presente.
- ¿Por qué se te hace tan difícil admitirlo? - 
- No se, tengo miedo tal vez. No me he enamorado, me gusta nada más y no quiero que el sentimiento crezca más, preferiría que quede en un gusto y no más que eso. Imagínate: Me enamoro de ella, comenzamos a salir y lo que pasó con mis padres pasa ahora conmigo y con ella, no la quiero dañar y realmente estoy haciendo una historia basada en un gusto. - 
Ahora Lucas no sabía que decir, sabía por lo que pasaba su amigo y conocía el problema con sus padres pero aún así no pensó que le darían tanto miedo a Estéfano.
Pasaron otros segundos de silencio hasta que Lucas decidió hablar.
- No es malo enamorarse y mucho menos que te guste alguien. A mí me gusta mucha gente y en mi poca experiencia enamorarme no fue malo. - Una pausa se hizo presente mientras Lucas juntaba sus palabras. - Con respecto a lo de tus padres, no tienes nada que ver en eso. No se lo que sientes pero entiendo que tengas miedo, no creo que le hagas daño a mi prima... Y más te vale que no. Eres el único capaz de cambiar las cosas, puede que en tu casa no todo sea perfecto pero tampoco es horrible, creo que ya no y cuando estés fuera aprovecha cada momento. No te pases! No vas a morir por enamorarte. Ya deja de lado el pesimismo y disfruta lo que puedas aún queda mucho por recorrer. -
Así, esas palabras ayudaron a calmar a Estéfano, el joven dramático que sobre piensa todo y le da miedo no ser lo que se espera y que gracias a su amigo ha superado muchísimas cosas.
Caminaron en dirección a sus casas. 
- ¿La discusión anterior no te sonó a Megara de Hércules? - Preguntó Estéfano.
La carcajada de Lucas resonó por la calle.
- Sii, ahora te voy a guardar como Megara en mis contactos - 
- Prefiero mi nombre, gracias -
- No era pregunta... Megara -
- Ya basta, pronto encontraré un apodo para tí -
- Que canté, que canté, que canté - 
Y así las bromas siguieron, Estéfano cantando, Lucas haciendo los coros y ambos riendo.
Más que amigos parecían hermanos, realmente compartían la misma neurona.



#19386 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, drama

Editado: 15.04.2022

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