Claudia.
No puedo creer que estoy ayudando a Ash a espiar a Herk... ¡Nunca me imaginé haciendo algo como esto!
Pero supongo que Herk me a obligado a hacerlo... Nunca nos cuenta nada de él mismo ni de nada más.
Solo nos da respuestas rápidas sin mucha explicación de lo que le da la gana. Así no es justo.
No es que no le este agradecida por cuidarnos, por darnos un techo, comida, educación y todos los cuidados necesarios. ¡Claro que le estoy agradecida! ¡Daría mi vida por él sin dudarlo!
Pero también me gustaría saber más sobre él... Hace unos años ignoraba esa incógnita que tenía porque sentía que no tenía el derecho de saberlo, pero cuando llegó Ash ésta volvió más fuerte haciéndome querer unirme a ella para descubrir todo lo que pudiera, pero aún así me detenía. Me detuve hasta que llegaron esas personas.
Herk no nos habló mucho de ellos, y dió instrucciones muy específicas de que no nos acercáramos a ellos durante sus conversaciones.
Eso y lo que pasó antes me hicieron darme cuenta de que debía ayudar a Ash. De que sí tenía el derecho de saber más cosas sobre Herk y su pasado, aunque fuera solo un poco.
—¿Lista? —asentí con la cabeza.
Mary y yo caminamos en silencio hasta la puerta del cuarto donde se encontraban.
Tuvimos que pegarnos de la puerta para poder oír mejor, pudiendo distinguir una voz que no conocía, una de mujer.
—¿Estás seguro, Herk? —en este momento odiaba que Herk se comunicará a través de la mente, aunque el otro día...
—Tus presentimientos siempre aciertan, siempre se cumplen, por lo que debemos estar muy alertas —esta vez la voz era de un hombre, parecía tranquilo.
—Herk... ¿Estas seguro? —ésta sonaba mucho más preocupada que la otra chica, incluso su voz era más dulce.
—Ay no... —comento otro chico. Creo que está nervioso, ¿o desesperado? No lo sé, es extraño—. Em... Cariño.
Escuché algunos pasos alejándose. Supongo hacia donde venía esa voz.
—Tranquilo shh... Todo estará bien, lo resolveremos. Vamos, respira —se podía oír como ellos respiraban lentamente, supongo que para tranquilizarlo, mientras que los demás estaban en silencio.
Pasaron unos minutos así hasta que todo se quedó en silencio, Mary y yo compartimos una mirada asustadas pensando que nos habían descubierto.
—Puedes continuar Herk —habló de nuevo la chica. Mary y yo nos relajamos.
Supongo que Herk estaría hablándoles en ese momento ya que no se escuchaba nada.
—¿Estás seguro que no hay más nada por hacer? —volvió a hablar aquella voz dulce —. E-es arriesgado y según mis cálculos es posible que... —se cortó, supongo que Herk la interrumpió—. Muy bien Herk —suspiro—, espero que todo salga bien.
—Tu tranquila, Brenda, ¿qué es lo peor que podría pasar? —bromeó con algo de inquietud la otra chica.
—Según mis cálculos muchas cosas, tanto a nosotros como a Herk y a los niños —apareció de nuevo la voz de aquel chico tranquilo.
—En eso estamos de acuerdo, hermanito —¿la chica de voz dulce y el tranquilo son hermanos? Bueno, algo más que contar.
—Bueno ya, será mejor que nos vayamos a dormir que ya es tarde, Herk ya nos contó lo que tenía que contar ¿No? —silencio un momento—. Ok, yo estoy cansado, eh, me iré a dormir.
Unos pasos se acercaron a la puerta por lo que Mary y yo nos fuimos lo más silenciosamente posible hacia las escaleras fingiendo que íbamos llegando a ese piso.
Salió un hombre más o menos alto de cabello largo, nos miró unos segundos para volver a voltearse y seguir su camino, no sin antes restregarse la cara con las manos.
Le hice una seña a Mary para que nos fuéramos de ahí. Volvimos a bajar las escaleras dirigiéndonos a donde Ash nos había dicho que estaba la lavandería.
—¿Cómo van? —les preguntó Mary cuando llegamos.
—Ahí. Más o menos. Todavía nos falta mucho —contestó Georgia sin muchas ganas.
—Pudimos escuchar algo —les confesé.
—¿El qué? —preguntó Ash, asomándose entre las cestas de ropa.
—Algo muy malo va a pasar —comenzó Mary, preocupada—, no sabemos qué ya que saben que Herk habla por la mente y así, pero todos sonaban muy preocupados, e incluso alguien dijo que lo que Herk pensaba hacer sería peligroso para ellos, Herk y nosotros.
Mientras Mary les decía lo que habíamos escuchado, yo estaba cuestionando seriamente lo que quería contar. Ni siquiera sé por qué lo hice y tengo varias dudas sobre lo mismo.
¿Qué pasaría si se los cuento? ¿Me juzgarán?
¿Como te van a juzgar? Ash hace lo mismo y ahora lo están haciendo todas. Por dios.
Agh. Pues mi conciencia tiene razón... Tal vez debería contarlo.
¡Sí! Hazlo de una vez. Aprovecha que están hablando del tema.
—¿Y qué van a cenar hoy? —preguntó Mary. ¿Qué? ¿En qué momento habían cambiado de tema?
—Lo mismo que las noches anteriores —Ash rio—. Ya estoy harta de los sándwiches.
—Me imagino —Mary rio con más fuerza. Se nota que le dio mucha gracia.
Genial. El momento perfecto se había esfumado.
¿Por qué siempre me pasa eso? Supongo que será en otro momento...
—¿Claudia? —me giré hacia Ash, quien me saco de mis pensamientos.
—¿Si?
—Te preguntaba si tenías algo que decirnos —se detuvo un momento—. Es que te vi muy pensativa un momento, y después te giraste hacia nosotras como si querías decir algo pero no lo hiciste. ¿Qué era? ¿Sobre Herk o algo así? —sonrió. Pude distinguir una mirada juguetona. ¿Lo sabría?
—Eh, bueno... Sí... Sí quería decirles algo... sobre Herk —hablé luego de unos segundos.
—¿Qué pasa con él? —me preguntó Georgia, dejando de nuevo en la cesta la ropa que había agarrado.
—Es que...es algo muy malo. Creo que es la razón de por qué esa gente está así.
—Bueno pero habla, no nos dejes con la intriga.
Tragué saliva nerviosa. No sabía si estaba haciendo algo bueno en decírselos, pero algo me decía que tenía que hacerlo. Que no por nada Herk me había dejado escucharlo también.
Editado: 07.07.2023