Ash.
Muy bien, muy bien.
Están hablando.
Han estado así unos cinco minutos, llegamos justo cuando empezaron a platicar.
No se qué pensar. Pero al mínimo impulso que tengan de querer hacer daño nos meteremos.
Todos están pendientes de lo que está sucediendo frente a nosotros, yo misma casi no parpadeo para no perderme ningún detalle.
Un hombre muy grande y fuerte está parado frente a Herk, con los demás militares detrás sosteniendo sus armas. Apuntándole.
Oh vaya...
Ellos con ametralladoras y nosotros con cuchillos de cocina.
Genial...
Sorprendentemente, todos podemos oír lo que dice Herk, al parecer se percató de nuestra presencia ya que hasta donde tengo entendido él no sabía que vendríamos.
Al que supongo es el coronel, también lo podemos escuchar bien.
No están muy lejos después de todo.
—Sólo queremos que nos dejen en paz, es todo. Entiendo que he matado gente, pero eran personas que no merecían la vida, no merecían respirar.
—¿Por qué dice eso? —le preguntó el coronel.
—Eran asesinos, violadores, proxenetas, caníbales, alcohólicos... Entre muchas otras cosas.
—¿Y quién le a dado el derecho a matarlos? —este señor tenía una cara no muy amigable que digamos...
—Nadie, como ustedes tampoco tenían el derecho a matar a los chicos del orfanato —la voz de Herk era... escalofriante.
Pero... ¿Mataron a niños inocentes? ¿De un orfanato? ¡Pensé que los militares, el gobierno y toda esa gente estaban para cuidarnos! ¡No para matarnos así como así!
El coronel rio amargamente.
—Esos niños no nos servían para nuestro ejército. No estaban capacitados para unirse —dejó su expresión seria para formar una sonrisa muy, pero muy fría. Pero sobre todo, satisfactoria. ¡¿Cómo podía estar así después de lo que acaba de decir?! ¿Unir a niños a un ejército? ¡Por favor!
¿No era mejor solo dejarlos ir? ¿Regresarlos al orfanato?
Mire a mí alrededor, las chicas tenían la misma cara que probablemente tenía yo, incluso vi que los niños más pequeños estaban mucho más asustados, algunos lloraban. Se me partió el corazón.
Devolví mi vista al frente, tratando de concentrar mi mente a la conversación, pero aún seguía en shock.
—No era necesario que los obligaran, mucho menos matarlos. No me importa si tenían poco personal o lo que sea, lo que hicieron no está bien, tampoco haber destruido el puto orfanato. Nada de lo que hicieron está bien en ningún lugar del mundo — esta vez habló Brend, alterado. Nunca lo había visto así, siempre lo he visto tan calmado...
Su melliza lo agarró del hombro, haciendo que retrocediera hasta estar a su lado. Tomó una de sus manos uniéndolas entre sí.
Eso pareció calmarlo un poco, aunque su pecho todavía subía y bajaba, algo más lento que antes.
—¿Qué? ¿Te preocupas por ellos?
—Todos nos preocupamos por ellos —afirmó Sindy —, mucho más de lo que ustedes piensan.
—Me reclaman que los maté cuando este monstruo a hecho cosas peores. ¡Él también mato niños! ¡Y a sus padres!
—Admito haber matado a sus padres, pero nunca sería tan cruel como para matar a niños inocentes.
Hice una señal de que pronto entraríamos, me emociona saber que tendremos una entrada dramática. Como en las películas.
¿Se nota que soy fan de las películas?
—¿Tienes pruebas? Porque hasta donde yo se, esos niños nunca más fueron vistos. ¿Dónde están si no los mataste entonces? —parecía irritado, pero no más de lo que parecía estarlo Herk.
Nos levantamos rápidamente yendo hacia ellos, no estábamos tan lejos, por lo que en cuestión de segundos ya estábamos parados frente a Herk.
Frente a ese coronel.
Los militares e incluso él estuvieron sorprendidos de vernos, hasta bajaron sus armas.
—Estamos justo aquí —informó Claudia. Nos quedamos un momento en silencio, el cual fue interrumpido por ella misma unos momentos después—. Herk no es un monstruo, mató a nuestros padres porque abusaban de nosotros. Nos dio un lugar donde dormir, comida, cuidados y atención. Un lugar al que podríamos llamar con orgullo hogar.
Noté su voz algo temblorosa, también como tragó nerviosamente.
—Él nos dio una nueva vida, una oportunidad de ser felices. Y ustedes nos la quieren quitar por suposiciones estúpidas. Él a sido lo mejor que nos a pasado ¿no lo entienden? Sin él seguiríamos sufriendo, o incluso, muertos.
»Daríamos nuestra vida por él si es necesario, por eso estamos aquí, para encarar a quienes le quieren hacer daño; ustedes —los señaló—. Él no es un monstruo, ustedes sí. Puede ser que mate, pero no son personas inocentes, nunca a matado a nadie que no lo merezca y eso se lo podemos asegurar todos los que estamos aquí presentes. Nos ama al igual que nosotros a él. Si lo matan sería como si nos mataran a todos nosotros.
»Lo único que les pedimos es que nos dejen en paz, ignoren todo lo que pasa aquí y no vuelvan, por favor. Es lo único que queremos, vivir tranquilos.
El silencio reinó durante unos minutos que se me hicieron eternos. Hasta que el coronel empezó a reírse a carcajadas, dando aplausos al mismo tiempo.
—Me encantó tu discurso pequeña —tosió, dejando de reír—, pero nada de lo que hagan nos impedirá que lo matemos —sonrió maliciosamente—. Nada.
Apreté los puños en mi lugar. ¿Cómo las personas puede ser tan malas?
En fin...
Hora de atacar.
Hice la señal.
Todos, hasta los más pequeños, agarraron sus armas. O nuestros intentos de armas. Pude ver cómo Herk abría más los ojos al notar los cuchillos, pero al mismo tiempo, pude ver cierta iluminación...
Sacudí la cabeza. Es ridículo, tiene los ojos demasiado blancos como para ver algo así.
Regresé mi cabeza al frente, analizando la expresión del coronel. Yo lo miré con ira. Tenía mucha a este punto la verdad.
—Oh pequeña... ¿Crees que esos cuchillos y... —hizo una mueca de desagrado— cucharas de madera nos detendrán? Nosotros tenemos armas que podrían matarlos en un segundo.
Editado: 07.07.2023