El primer día de la pequeña pelirroja… la primera vez que va a una guardería, a socializar y estudiar con otras personas. Por primera vez Samara estaba emocionada de estudiar, ya que desde siempre ella estudiaba en su casa con la señorita Sarah.
A la hora del desayuno la pequeña se atragantó la comida, sus hermanos estaban alegres de que no iban a seguir teniendo una hermana “rara” que no tenía amigos ni conocidos y obviamente sus padres tenían una mezcla entre alegría y temor sobre como la pequeña iba a sobrellevar este primer día, ya que es muy bien sabido que los niños a esas edades pueden ser muy amables, pero también malos.
Antony y Jason se fueron con su papá al colegio y Samara iba en la parte trasera del carro de su mamá más nerviosa que nunca. A su edad los niños no se preocupan por caerle bien a las personas, pero la pequeña estaba nerviosa ya que desde hace mucho tiempo es rechazada por los demás por ser “diferente”. Ella iba viendo por la ventana del carro, escuchando las noticias de la radio y escuchó el nombre “Black Star” e hizo un comentario sobre que el nombre era muy lindo. A Alice no le hizo gracia ni le pareció adecuado ese comentario y le dijo “no es lindo, ese nombre significa peligro, donde lo oigas, donde lo veas date la vuelta y no opines ¿de acuerdo?”. La pequeña respondió que estaba bien, que no creía que fuera tan lindo. Sin embargo, su cabeza creativa empezó a imaginar como sería Black Star, ella no sabía quien era o que hacía ni porqué su madre reaccionó de esa manera, pero si sabía que su mente quería tener nuevos amigos y Black Star podría ser uno de ellos. Sin tener en cuenta las consecuencias de lo que su mente podría pensar.
Al llegar a la guardería de la señorita Harriet, Samara se bajó del carro y le dio la mano a su mamá y caminaron juntas hasta la entrada, donde Harriet las estaba esperando.
Alice no estaba del todo segura de dejar a su hija en manos de Harriet, a pesar de tener buenas referencias, nada de lo que le dijera sobre la seguridad del lugar la hacía estar 100% cómoda con dejar a su hija en un lugar diferente a casa donde la cuidaba alguien de su confianza. Sin embargo, siguió escuchando las instrucciones de la niñera y asentía con cada palabra que daba. Al rato de haber terminado, más niños comenzaron a llegar y Harriet los saludaba al pasar, ella aprovechó ese momento para decirle a Samara que era hora de entrar. La pequeña soltó la mano de su mamá entre entusiasmada y nerviosa y siguió a Harriet por la entrada de la guardería.
El lugar era grande, era un establecimiento con diferentes puertas y un patio trasero donde los niños jugaban a la hora de recreación. Samara veía las paredes blancas con flores y animales, varias puertas de color ocre y cuadros de paisajes en las paredes. La señorita Harriet la llevó hasta una de las primeras puertas y la dejó en un salón con otros niños. Se detuvo, la dejó parada frente al salón y al lado de otra niña de cabellos oscuros y ojos negros.
La profesora Mika era regordeta, de tez blanca y cabello rubio largo. Era muy bonita al parecer de Samara, pero no se parecía a ella. Sus ojos eran color miel. Empezaron a leer en conjunto un libro llamado “El Principito”, los niños se trababan mucho al leer, pero la pequeña pelirroja leía muy fluido. Katherina se veía tierna y nerviosa, tenía su cabello recogido en una cola con una trenza, sus ojos eran oscuros como los de sus hermanos y eso le llamó la atención.
A la hora de recreación todos los niños se fueron a jugar al patio que estaba al final del pasillo y Samara quedó sola. Tranquilamente se fue caminando hasta donde estaban los demás y los veía jugar en el patio con pelotas y juguetes de plástico. Quiso acercarse, pero se dio cuanta que su compañera Katherina también estaba sola. Se acercó a ella y se sentó a su lado, la otra la miró inmediatamente.
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Editado: 29.10.2024