La vi entrar por la puerta a paso lento cuidando su brusquedad. Paso tras paso, sus zapatos resonaban contra el suelo, se sitúa frente a mí y posa su mano en mi frente. Inclina su cabeza un poco para verme a los ojos pero mi vista está puesta en la puerta abierta tras ella y las ganas que tengo de salir.
—Hola, mi nombre es Karen Miller y estoy aquí para ayudarte.
Años después...
—¿Me dejarás?
Literalmente estaba actuando como un infante.
¿Desde cuando me volví tan vulnerable?
El temeroso y gran Dixon ¿desde cuando se debilita por una chica?
No sabia que este sentimiento tan grande podría caber en mi pecho. Cuando las personas decían: haría cualquier cosa por ella/él. Pensaba que estaban locos y que una persona no puede llegar a ser tan imprescindible para ti.
Pero aquí estoy. Temiendo que lo que sea que haya pasado me aleje de ella. Que se aleje para siempre.
—No, no lo haré.
No sabía que estaba conteniendo el aire hasta que lo expulso de manera sonora por el alivio que su respuesta me causa.
—¿Entonces porque quieres irte?
—Porque no pertenezco aquí. Este no es mi lugar. Ustedes han hecho mucho por mí y no seguiré siendo una carga más.
—No quiero que te vayas.
Odiaba la mirada triste que me estaba dando. Pero odiaba aún más las razones que tenía en sus ojos para irse y yo no saberlas.
Te amo. Quería decirle, pero no sabía si era el momento correcto.
¿Y cuando lo sería? ¿Cuando la viera en un ataúd?
Su mano se posa en mi mejilla y una sonrisa triste se posa en su rostro.
—No tengas miedo a sentir Darek.
—Te irás. Te irás y ya no te acordarás más de mí. Solo seré un cero a la izquierda, un pasado que dejarás atrás...— Recuerdo el momento exacto en que tomó la iniciativa de dejarme saber lo que sentía y dijo que me amaba. —Un te amo para olvidar.
Su otra mano acompaña a la que está en el mejilla y levantan mi rostro para verla de frente, —Te amo. Y no importa cuanto tiempo pase seguiría amándote este año y por mil años más.