Cuando amaneció, Arnaldo y Pusen recibieron la noticia que tanto habían esperado. El clan de las Sombras Eternas había sido derrotado
La amenaza que había acechado Monteblanco durante tanto tiempo finalmente había sido eliminada, pero aún quedaba una incertidumbre en el aire. Chort no había regresado
Pasaron varias horas esperando, pero no tenían idea de su paradero
No podemos quedarnos sin hacer nada, dijo Arnaldo, cruzándose de brazos
Tampoco podemos dormir en la calle, añadió Pusen
Con eso en mente, decidieron buscar trabajo para poder pagar otra noche en el alojamiento. No tardaron mucho en encontrar una cafetería que necesitaba personal temporal. El pago era justo lo suficiente para cubrir la estadía
El día pasó entre preparar bebidas, limpiar mesas y atender clientes. Era una rutina que contrastaba por completo con los conflictos que habían enfrentado días atrás
Cuando llegó su descanso, se sentaron en una de las mesas más apartadas, disfrutando un café caliente. Por primera vez en mucho tiempo, sentían un momento de calma
El vapor del café subía entre ellos mientras Arnaldo apoyaba un codo sobre la mesa y Pusen giraba la taza en sus manos
El silencio fue cómodo al principio, pero después de unos minutos, sus miradas se encontraron
Sin pensar demasiado en ello, se inclinaron un poco el uno hacia el otro
No dijeron nada. No había necesidad. Sus rostros estaban cerca
Pero justo cuando el espacio entre ellos se reducía, se escuchó la voz de otro empleado llamándolos de vuelta al trabajo
El momento se desvaneció en el aire junto con el vapor del café
Con una ligera incomodidad, se alejaron, terminando rápidamente sus bebidas antes de regresar a la rutina
Horas después, al finalizar su jornada, contaron su pago. Tenían suficiente para cubrir la noche y les sobraban diez aurums
Al menos no estamos en números rojos, comentó Pusen, guardando el dinero
Arnaldo asintió
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Editado: 05.06.2025