29 de Diciembre
Inhalo, exhalo.
Todo esta bien. Nada está mal.
El audio de las mañanitas suena por mi celular. Una pequeña lagrima sale de mis ojos, y la quito rápido.
Sonrió cuando la canción acaba y, soplo la vela.
—Feliz cumpleaños a mi —me digo.
Aplaudo para mí misma.
Todo está bien, nada está mal.
Ellos están en círculo, viéndome. Se que no son malos, pues si les digo que se vayan se van. No los puedo considerar mis amigos, pues no tengo.
Tomo con el cuchillo de cocina que tome de la lacena de la abuela, y corto el primer pedazo. Pasándolo en la servilleta a mi lado. Lo dejo ahí, y chupo mis dedos de las sobras manchadas con mis manos.
Río por aquello.
Dejo otro pedazo, se que no comen, pero no hay nada de malo en darles una pequeña porción antes de comérselo.
Tomo con la cuchara, el pedazo de pastel de rompope y saboreo el líquido en mi boca.
—Esta muy rico —digo en general y ellos asienten.
Demoro el pastel, saboreando cada parte de este. Ellos solo me observan y les sonrió.
Miran un punto fijo y yo me giro para verlo.
Afuera de la ventana se encuentra alguien. No logro ver su rostro, pues esta escondido en el gorro del suéter blanco. Me levanto de mi cama y saludo con una sonrisa.
Veo como sus ojos brillan extrañamente de un morado y veo por la ventana mi reflejo viendo algo diferente en mi rostro.
Los veo más cerca de mí, que me dan un susto, pero no es a mi a la persona que quieren ver, es aquella persona.
Genial ahora estoy sola, de nuevo.
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Editado: 15.07.2021