El Inicio del Reino Lycan (reescribiendo)

Capítulo 19

 

Destinos siendo forjados.

 

 

 

—Veamos —sostuvo una pequeña paleta de madera—, abre la boca —obedeciendo procedió a revisar mi garganta—. No parece haber alguna inflamación de tus amígdalas para señalar que tuvieras un posible resfriado.

Retrajo la paleta dejándola a un lado para ahora estirar la piel ligeramente de debajo de mis ojos revisando los flujos de sangre que tenía ahí.

 

—¿Podemos resfriarnos también? —pregunté notablemente sorprendida.

—Así es; los sobrenaturales también se resfrian, pero a diferencia de los humanos esto pasa solo un par de veces en todos los años de vida que tenemos —se colocó de nuevo unos guantes quirúrgicos—, además que este resfrío solo dura un día, dos en casos anormales, aunque si suele ser bastante agresivo.

Interesante. Es realmente…

 

—Una desgracia —volteamos a mirarlo parado cerca de los estantes—. Ahora también nos enteramos que tienen resfriados. Realmente lo tienen todo y más que nosotros. No es justo.

Marck tal vez no entendía del porqué la molestia infantil de Kaled pero yo si lo hacía al recordar de la vez que nos conocimos, dictando fervientemente qué lo que nos hacía tener más en comparación a los Lycans eran los resfríos, ya que teníamos el dato no confirmando en ese entonces de que ellos no podían enfermar por su sistema mejor al de nosotros. Algo erróneo de creer ahora.

 

Pasando por alto el desconcierto de interés de Marck, hacia el puchero de mi amigo, retornamos al tema del porque estaba siendo revisada ante los síntomas extraños que tenía estos días.

—Entonces… ¿Porqué me siento de la nada mal? —examinó de nuevo mi aspecto moviendo ligeramente el cuello.

—Sinceramente no lo sé —suspiró sosteniendo mi muñeca en una presión ligera—. No encuentro nada irregular fuera del cansancio que posees.

 

Si estaba cansada. Más cansada de lo usual, lo admito. Era complicado tratar de descansar luego de algunas pesadillas llenas de sangre por aquella noche del ataque de Salvajes hace cuatro días…

—Esa noche del ataque —Traje el tema porque tal vez ayudaría dar más información. —después de lo sucedido fue que inició. Incluso devolví todo lo que ingerí en el día y luego sentía demasiado frío, como si mi alrededor hubiera descendido varios grados.

Asintió recibiendo la información con calma. —¿Pudiste descansar después?

 

Una repentina escena con el Comandante apareció súbitamente al oír la pregunta.

—Sí, pude dormir bastante y… bastante bien —Ahora que lo pensaba fue raro que pude dormir el resto de la noche hasta toda la mañana del nuevo día sin ningún sueño de por medio.

Más raro fue dejar de sentir frío al momento de que una compañía inesperada se mantuviera velando el inicio de mi descanso.

 

—Y al despertar, ¿Sentiste algún malestar? —Le agradecí que no hiciera preguntas por algo fuera de lugar que escondía.

—No, él resto de ese día estuve normal —concentró sus ojos en las palmas de mi mano—. Todo estuvo bien hasta la mitad de la noche donde desperté sintiendo un hormigueo en mi cuerpo. Fue raro; aparte de los dolores de cabeza y mareos del día siguiente.

No revelé que tuve que levantarme para detener de alguna manera los raros piquetes que parecían saltar de un lugar a otro en mi piel cuando no había nada. En serio fue raro,

 

—Dijiste... ¿mareos? —dejó de husmear ahora las cajas del escritorio de Marck.

—Sí, ¿por qué?

—No será que pronto seré tío —sonrió ampliamente y Marck giró el cuello de golpe a mirarme con los ojos más abiertos de lo normal.

—¡¿Que?! ¡¡No!! —Continúe teniendo dos miradas fijas. —¡Tener un solo malestar que cualquiera podría tener no significa que esté embarazada! ¡¡Además, nunca he estado con nadie!!


… Bien, lo último tal vez no tenían que saberlo.



 

—Saber eso le hará feliz al Jefe —Desearía no haber entendido a que o quien se refería, pero lo hice. Y al haberlo hecho mi reacción fue lanzarle un pequeño frasco de metal vacío. —¡Auch!

 

—Hablas del Comandante, ¿cierto? —ignorando todo lo razonable que siempre ha sido, volteó a conversar con la víctima de mi desquite.

—¿Sabes de la relación que tienen? —Él también ignoró el golpe que llegó hasta su hombro poniendo más atención y emoción hacia Marck.

 

—Sé que él esta interesado en Minerva. Poniendo más atención es muy evidente en realidad.

—¡¿Verdad?! Yo también lo noté. No se puede ignorar la mirada de corazones del Comandante hacia ella.

—Sí, también lo creo. Aparte de…

 

—Se dan cuenta que sigo aquí, ¿verdad? —Tuve que interrumpir este chisme que tenían delante de mi.

¡Qué rayos con ambos!

 

—Y… —me observó de reojo antes de continuar en dirigirse todavía a Marck— ¿Crees que el Señor Comandante es sincero?

—Estoy más que seguro de ello.

—¡Yo también! —casi dio saltitos en el mismo lugar— Su relación hasta ahora va por buen camino. Si siguen así yo creo que en poco tiempo se nos casan. Sería una fantástica boda con temática de…

—¡Ya en serio! —volví a interrumpir esta vez deteniendo la imaginación de mi amigo— Ustedes están fantaseando demasiado —Los observé a cada uno de los dos. —no hay interés de ninguna parte —señalé a Marck refutando su seguridad—, y no tenemos ninguna relación de ningún tipo, ni tampoco la tendremos algún día —Esta última fue señalando a Kaled y su afirmación.

 

Pudo haber sido más serio si ambos no hubieran explotado en risas estruendosas, luego de haber querido dejar en claro lo que creía fielmente.

Lo esperaba de Kaled… ¡¿pero de Marck?!



—Por favor. Nadie lo creería, si hasta yo noté todo el interés que tiene el Señor Comandante en ti, imagina si el resto no lo sabe ya —Lo resolvió tan simple como eso haciendo que me preocupara un poco, solo un poco. —Además, tú también pareces estar interesada en él. Porque no negarás las miraditas que le lanzaste cuando volví.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.