El Inicio del Reino Lycan (reescribiendo)

Capítulo 32

 

 

 

Cartas sobre la mesa

 

 

 

—Asesinaron a mi madre cuando apenas era un adolescente. Ella… nos dejó para salvarnos. La mataron injustamente, por pecados que jamás cometimos. Por la codicia de superioridad. Por temor —sonrió mirando el cielo azul—. Ellos nos temían. Sabían lo fuerte que podíamos ser. Sabían que si queríamos, acabaríamos con su Reinado, por eso lo hicieron. Por eso mataron a todos de mi línea de sangre. Solo quedamos Erika y yo. Y solo quedaremos nosotros después.

 

 

 

 

Recordar ese instante donde se abrió por primera vez, sentí tanta pena por él. Tanta pena y odio por los que hicieron con su familia. Por el dolor que fueron obligados a vivir sin motivo alguno. Fue triste oírlo. Fue triste verlo…

 

—Minerva —retorné de mis recuerdos, encontrándome con unos ojos negros por debajo de mi altura—. ¿Duele? —Con una delicadeza contraria a la dureza en sus rasgos serios, sujetó mis manos envueltas en vendas que el colocó.

 

—No —En realidad no lo sentía. Era extraño.

Al ser parte Lycan, el dolor no era como antes pero aún así, debería de dolerme los nudillos por haber golpeado ese maldito muro que nos encerraba. Por haber descargado mi enojo y dolor en ella, luego de haber descubierto la verdad. Debía dolerme las manos por los huesos quebrados en el impacto. Pero no, no lo hacía. No sentía… nada. Aparte de…

 

Sin darme cuenta, llevé una de mis manos a mi pecho, sintiendo algo partido ahí. Algo destruido.

 

—Lo sabía. Sabía que ese tipo estaba loco —protestó a unos pasos de distancia, caminando de un lado al otro—. Pero no pensé que tanto —suspiró.

—No puedo creerlo —Al contrario de la irritabilidad de Leila, Marck tenía un semblante de pena, observando un pedazo de papel y el cuaderno; comparando las letras de ambos escritos.

 

—Me sorprende que no lo creas cuando las pruebas están ahí —señaló manteniendo su explosiva ira—. Erik está loco. Está sediento de venganza. ¡Él lo planeo absolutamente todo! Por su culpa nos hicieron todo esto a nosotros. Es su culpa que nosotros seamos Convertidos.

Marck fue el que suspiró esta vez. —Es cierto, pero… ¿Cuál es la base de su venganza? ¿Cuál es su objetivo?

Se instaló la duda. Una pieza faltaba en el rompecabezas. Una que solo ellos no notaban cual era. Yo sí.

 

—Los Lycans —murmuré sin mirar a ninguno de los tres—. Ese es su objetivo. Él se quiere vengar de toda la especie Lycan.

Detestaba ser el centro de atención. Siempre lo detesté, aunque esta vez me dio igual. Ya no importaba.

 

—Pero él es un Lycan. No tendría sentido, a menos que… —su ceño fruncido se perdió por uno de asombro—. Él no sea un Lycan.

—¿Cómo podría ser eso así? La misma Reina Selene lo trajo y comprobó su especie. No tiene sentido.

 

—Sí lo tiene —contradije, mirando a otro lado—. ¿Cuál de las especies de todos los sobrenaturales es el más orgulloso? Los Lycans. ¿Cuál de las especies aborrecerían ser superados? Los Lycans. ¿Quiénes serían capaces de cubrir alguna masacre solo para no ser mejores que ellos? Los Lycans —giré la cabeza para verlo—. Dime si estoy en un error, siendo tú el que ha estado más tiempo con ellos. Aparte de las acciones de Demetri. Dime si realmente son tan inocentes. Niégalo, Marck.

Bajar la cabeza fue suficiente respuesta. Darnos la espalda lo comprobó aún más. Tampoco importaba.

 

—Lo ha estado planeando años si es así —se levantó sin soltarme todavía—. Nunca confíe en él. Ni tampoco me agrada, pero no imaginé nada de esto.

Quedándose a mi lado, pasó a perderse en sus pensamientos. Buscando seguramente todos los crímenes que coincidían a la revelación.

 

—Aún no comprendo de los Sangrientos. ¿Cómo pudo lograr crearlos? ¿Y hay forma lógica al menos de hacerlo?

—La alteración de genes siempre ha sido un tema peligroso de tratar. Ha existido un serio debate de por medio entre los que estudian el área. Por investigaciones, sé que entre los humanos también es algo controversial; perfeccionar una especie no siempre traería exitosos resultados. Hay riesgos.

 

Al dato de Marck, Leila fue la única en ser dura en las palabras, como siempre. —Interesante, pero no estás respondiendo.

A cambio de esto, no se molestó. —Lo que intentaba decir es que tiene riesgos. No es imposible, pero sí es querer llegar a ser un Dios. porque esto no es una evolución natural, es una adulteración de los parámetros de la vida que le ha tocado a cada uno —dejó las notas del cuaderno a un lado—. Somos Lycans. Nosotros fuimos creados de esta manera y se debe quedar de la misma manera. A menos que la unión de genes naturales forme algo nuevo por si solo.

—Entonces… Lo que Erik ha hecho, ¿puede ser penado?

—Está penado —aseguró—. No es algo que se haya acordado en un papel con firmas, pero todas las especies saben que es ilegal. Que está prohibido.

—Bien. Tenemos un punto para acabarlo. Pero no servirá si solo tenemos esto —señaló el cuaderno—. Sin pruebas concretas no tenemos nada. No tenemos nada más que pequeñas pistas a la vista de los demás.

Se apoyó contra el escritorio de Marck, endureciendo todas sus facciones al no tener nada como ella dijo. Una realidad.

 

—Tal vez si mostramos los papeles que tiene en su habitación… —El agarre en mi mano, se tensó.

—Podría ser una manera de revelarle a Demetri su verdadera cara, pero —pasó su pulgar sobre la venda que tenia—. Demetri no está del todo bien visto por los demás. No es una opción con resultados exitosos.

—¿Y Aren? ¿Su hermano no es una opción?

—Minerva —El llamado de atención por Leila me informó que era un error revelar lo sucedido fuera de aquí.

Al menos a alguien como Seth. El problema para ella es que yo tenía sentimientos por él.




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