El Inicio del Reino Lycan (reescribiendo)

Capítulo 38

 

La noche del Lobo (Segunda parte)

 

 

 

 

—Oficializando este día después de un siglo. Damos la bienvenida a la noche del Lobo con el primer baile oficial a su honor —El anuncio se proclamó por Marck, debajo de los escalones del trono. —Majestad —inclinó la cabeza y se hizo a un lado permitiendo a Demetri descender desde lo alto.

El aire cargado a su alrededor de poder, impactó a los presentes en el salón. Rodeando la principal pista de baile, dejando el espacio justamente para este evento que se nos señaló, como el más importante que se llevaría acabo.

 

Con una mirada magnética envuelto en una luz propia de sus iris carmín, todos se inclinaron ante él, mostrando respeto y respeto falso.

Debíamos mantener esa posición de sumisión hasta que él decidiera con quien honraría esta media noche, mientras el estridente violín daba la marcha de un tono agudo como el principio de una historia.

 

Levantando la vista como todos, observamos de reojo. Estuvimos atentos a la elección que haría.

Marck explicó que podía elegir a cualquiera que fuera digno. Que el creyera digno.

Tal vez por eso no me sorprendió que la mirada del gran Rey se dirigiera precisamente a la derecha, a un lugar específico donde alguien resaltaba naturalmente. Valeria.

Una Valeria que en comparación a otros, su mirada estaba totalmente en el suelo. Rodillas ligeramente inclinadas y las manos juntas a la altura de su abdomen.

Su postura misma no indicaba hipocresía. Ella estaba tranquila. Lo podía asegurar incluso desde antes. No estaba nerviosa ni impaciente en ningún momento, ya que creyó que no precisamente la elegirían a ella. Así fue hasta ahora 

 

El acercamiento de Demetri hasta ella la tomó por sorpresa. Se pudo ver desde mi lugar al otro lado. Pero siendo una favorita inteligente, fiel y obediente a su Rey, se recuperó tan pronto como una mano se extendió hacia sí misma.

Reaccionando y tomando esa mano, se inclinó una vez más profundamente, siendo guiada por su Majestad que elevó ambas manos unidas, posicionándose en el centro de todo. Permitiendo también al resto dejar a un lado la reverencia.

Permitiendo a la música resonar en armonía por las paredes hasta salir por las ventanas abiertas de par en par. Dejando al viento ingresar como la Luna siendo ahora la única fuente de iluminación esta última. Ya que repentinamente noté de los lados a algunos de la servidumbre, apagar de golpe los candelabros de cada sección.

Fue impresionante el ambiente que se dejó.

No estaba tan oscuro. La luz de La Luna fue suficiente para un escenario relajante y profundo, como también misterioso por todos los ojos Lycans que brillaban como luciérnagas de diferentes colores.

Es hermoso.

 

El baile que se empezó a desarrollar también fue espectacular.

Con solo una pareja como la principal, se lucieron; Demetri moviéndose fluido y acorde a cada estruendo del violín, Valeria proyectando belleza a cada paso ligero, sacudiendo un vestido guindo con un gran volante en un brazo que bajaba desde su hombro…

Ambos combinaban en cada tiempo rítmico, tanto en los giros de dos aves en vuelo, las miradas brillantes de un carmín y un turquesa claro, conectados. Las vestiduras de tonos negros, enredándose fácil con los rojos.

Esto fue una obra de arte que alabar. Y seguramente la historia tras este baile elaborado también lo era.

Desearía saber al menos el titulo.

 

No noté en que momento estaba sonriendo, tampoco noté que alguien a mi lado estaba observándome, en lugar de lo que se desarrollaba al frente que era mucho más interesante.

—La Luna y el Lobo —pronunció suave y de la nada.

—¿Qué? —volteé a mirarlo.

—Es el título del baile y la música —señaló como de un comentario casual se tratara—. Cuenta justamente la historia de dos seres que se anhelaban pero que por las leyes divinas no podrían estar juntos —sonrío muy ligero—. Solo que eso no impidió separarlos. Ambos se enfrentaron contra todos, asegurando que su amor era el más puro y que nada los separaría.

>>Los Jueces Divinos no lo creyeron, por supuesto. Pero decidieron ponerlos a prueba. La pareja se enfrentó al Juez Tiempo. Y éste mismo decidió separarlos, viendo si la distancia hacía que se olvidaran el uno del otro — exhaló un suspiro—. No dio resultado. Aunque ambos corazones separados, jamás dejaron de latir al mismo ritmo el uno por el otro; continuaron anhelándose desde la distancia. Anhelándose en medio de todo.

>>Así fue como el Juez del Destino, conmovido por esta pareja, decidió darles un obsequio. El de parar al tiempo por una noche para que la pareja pudiera verse. Esto sucedió cada siglo, pero fue más que suficiente para su amor puro. Aún con el tiempo interviniendo, ellos continuaron amándose y encontrándose siglo tras siglo hasta que convencieron a todos de su amor verdadero.

 

Fue fácil relacionar las historias. Al igual que pensar que cada historia de los Lycans giraban alrededor del amor. Algo no tan fuera de lugar. No al saber que los Lycans eran bastante leales.

 

—Es hermosa y a la vez trágica —señalé sintiendo pena por la pareja—. No poder estar juntos para vivir una vida al lado del otro es… triste.

—Lo es, pero aún así ninguno de ellos se arrepentiría de haber amado con tanto fervor —alcanzó mi mano deslizando a través de sus ojos ese tono azulado reluciente con más plenitud que el negro—. Porque cualquier cosa valdría la pena por un amor así. Incluso la muerte.

Sin esperar más volvió a llevarme a la pista. Una pista que me aterró de cierta manera, porque solo estaba Demetri y Valeria. Por lo que suponía, nadie más debía…

 

—Seth —traté de resistir mis pasos al borde de la multitud.




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