Lukas pasa su brazo alrededor de mi cintura y da un largo suspiro.
—Buenos días, Lu.
—¿Cómo dormiste?
—Obviamente, me dormí muy rap —sonrío —Alguien me dejo extremadamente cansada, anoche.
—Fue el mejor sexo de la vida —besa mi mano —No me puedo quejar. Parece que tienes experiencia en esto.
—Y la verdad es que no —me sonrojo —Con Logan todo era tan aburrido. En cambio, contigo todo es tan diferente.
—Pues me encanta escuchar eso de tu boca. Me encanta escuchar que soy el primero que te hace el amor de una manera tan buena.
—¿Y yo? —me atrevo a preguntar —¿Alguna chica te ha hecho sentir como yo lo hago?
—Solo me he acostado con dos personas en mi vida, Chris —yo me sorprendo —Y la primera fue en una fiesta y estaba borracho.
—Entonces soy la única con la que has hecho el amor.
—¿Crees que... crees que debería disculparme? Bueno, disculparme no..., pero ¿y si lo llamo? Ya sabes..., a mi padre.
—Creo que deberías llamarlo. Creo que deberías intentar asegurarte de que lo que pasó ayer no estropea la relación que estabas empezando a establecer con él.
—Amo que sepas perdonar.
—Antes tu padre me caía demasiado bien, pero con todo lo que me enteré ayer... no sé, Lu. No quiero imaginar por todo lo qué pasaste.
—Fueron momentos muy difíciles.
—Sabes que siempre voy a estar para ti —le doy un beso —Puedes hablar conmigo cuando quieras.
—Aparte de ser mi novia, eres mi sicóloga, y mi futura esposa, por supuesto.
—¿Eso quieres? —no puedo evitar ocultar mi sonrisa.
—Claro que si —me pega a él —Ya me imagino un futuro juntos. En nuestra propia casa, con nuestros hijos...
—Y quiero tener un perrito —lo interrumpo.
—¿Alguno en especial?
—Aún no lo sé.
—Anotaré eso en mi lista —veo que se entristece —Pensé que ayer cuando golpeé a mi padre, pensé que me dejarías. Sé que odias que me meta en peleas.
—Lu, yo no te dejaría por nada en el mundo. Si te soy sincera, pienso que si alguna vez esto se acaba, será porque te has aburrido de mí.
—No digas eso —dice serio —Yo no pienso dejarte nunca en la vida.
—Yo tampoco.
Voy a la tienda para comprar algunas cosas que necesitamos en el apartamento. Hace mucho que ninguno de nosotros viene a mercar, así que me ha tocado hacerlo a mí, soy la única responsable.
Luego de tener todas las cosas, regreso a casa y veo que Lukas está parado en el balcón de nuestra habitación.
—¿Hablaste con tu papá? —lo abrazo alrededor de la cintura.
—No puedo hacerlo sin ti —se voltea —Te estaba esperando. Ahora puedo llamarlo, y tú estarás a mi lado.
Lukas toma su teléfono y le marca a su padre, poniendo el teléfono en altavoz.
—¿Hijo? —Brad suena muy sorprendido por la llamada.
—Sí... hola... estaba pensando en que si quieren venir hoy a pasar la tarde con Chris y conmigo.
—¿Ir a su apartamento?
Lukas me mira y hace una mueca de disgusto. Tomo mi mano con la suya y le doy pequeñas caricias.
—Sí, puedes venir con mamá —le dice —Naomi y Marcus se han ido de viaje por el cumpleaños de mi hermana y Neil va a venir en cualquier momento.
—¿Estás seguro de que quieres que vaya?
—Si no, no te estaría llamando —le doy un golpe en el brazo —Digo, si papá, quiero que vengan y así conocen el apartamento.
—Allá estaremos hijo —asegura —Sé que tu mamá va a estar muy emocionada cuando le diga. ¿A qué hora debemos estar allá?
Lukas se queda pensando y yo articulo con mis labios que a las cuatro de la tarde está bien.
—A las cuatro, ¿les queda bien?
—Si, claro.
—Chris le enviará la dirección a mi mamá, nos vemos luego —cuelga el teléfono.
Él me da un abrazo y lo correspondo de inmediato.
—Amor, ¿qué pasa? —le acaricio el cabello.
—Gracias, Chris. Gracias por estar a mi lado cuando te necesito.
—Amor, no sé que ponerme —él ríe —No te rías, Lukas. Estoy teniendo un problema de chicas.
—Tienes el armario lleno de ropa.
—Me pondré el jean que tiene rotos y la blusa roja.
—Es una muy buena elección. Además, sabes que amo esa blusa porque hace que tus amigas se vean más pronunciadas.
Me sonrojo un poco —¡Lukas!
—¿Qué? Yo solo digo la verdad.
Después de un rato comenzamos a arreglarnos y me doy cuenta de que no he comprado el jugo de naranja que tanto le gusta a Kimberly.
—Mierda, no compre el jugo de naranja que le gusta a tu mamá —me llevo las manos a la cabeza —¿Qué les vamos a ofrecer de tomar?
—Tenemos jugo en la nevera y gaseosas.
—Ella no toma gaseosa.
—Por una vez no se va a morir —sonríe maliciosamente —Cuidado con confundir los vasos con el que sea el de mi padre.
—Gracioso —hago mala cara —Haciendo bromas de envenenar a tu padre.
Me lavo la cara y me maquillo un poco antes de soltarme la coleta y rizarme las puntas.
Voy a la cocina y comienzo a organizar todo lo que tenemos para ofrecerles en cuanto lleguen.
—Gracias, otra vez —pasa sus brazos alrededor de mi cintura.
—¿Estás tranquilo?
—No —admite —Es la primera vez que los invitamos a nuestro apartamento y después de la pelea con mi padre...
—Estaremos bien —le aseguro —Sabes que soy muy buena en esto de calmar el ambiente y de que las cosas no se pongan incómodas.
El timbre comienza a sonar y vamos a abrir la puerta. Lo primero que veo es el gran moretón que tiene el padre de Lukas en su mejilla y el pequeño corte en el labio.
Lukas solo hace un gesto con su cabeza y estoy segura de que no sabe qué decir.
—Tienen un apartamento demasiado lindo —nos dice Kimberly.
—Pasen —me hago a un lado.
—Hemos traído una torta —dice Kim —¿La pongo en la nevera?
—Yo lo hago, gracias.
Camino hacia la cocina, intentando que Lukas hable con sus padres, pero como veo que no lo hace y sé que está incómodo, regreso con ellos de inmediato.
El ambiente está cargado de tensión, pero no de una tensión furiosa, sino tremendamente incómoda.