El intercambio

Capítulo 21

Lukas

—¿Qué más quieres hacer? —le pregunto cuando vamos en el auto.

Tengo la sangre hirviendo y todo por culpa de la señora del restaurante. Había hecho una reservación en un lujoso restaurante para llevar a mi novia y la señora nos dijo que mi nombre no aparecía en la lista, y sin reserva no nos dejaron entrar.

—Amor, podemos ir a otro sitio —ella pone su mano sobre la mía.

—Lo sé, Chris. Es solo que planee para que esto fuera perfecto y todo es culpa de esa señora.

No tengo la más mínima idea de a donde vamos a ir.

—Amor, ¿qué será eso? —ella se queda viendo la fila de personas.

—Es una pista de hielo —alcanzo a leer.

—¿Me hablas en serio? —escucho la emoción en su voz.

Que no sea lo que estoy pensando.

—¿Y sí patinamos? —sonríe —Luego podemos comer.

¿Cómo le digo que nunca en la vida he patinado sobre hielo?

—Bueno... yo hago lo que tú quieras.

Cuando la miro, veo que está sorprendida. No
esperaba que accediera y la verdad yo tampoco pensaba hacerlo.

—Amor, ¿qué mierdas voy a ponerme? Ambos estamos muy bien arreglados.

—Princesa, podemos ir a casa por algo de ropa.

—Me parece una perfecta idea.

Regresamos a su casa y sus padres no están aquí. Chris se pone uno de sus conjuntos deportivos que hacen que su cuerpo se vea demasiado perfecto. Saca unos guantes y un gorro de lana de color blanco.

—Tienes que abrigarte o te vas a congelar —me dice mientras se ve en el espejo.

—Si, señora —río un poco.

Saco toda mi ropa y me coloco algo para ir a patinar en la pista de hielo.

Solo espero no hacer el ridículo delante de mi novia.

Nos montamos en el auto y conduzco a la pista de hielo. Lo bueno es que es demasiado cerca de su casa, así que solo nos demoramos diez minutos.

—Hola, ¿qué talla de patines necesitan? —se acerca una chica de nuestra edad.

Mi novia le responde por ambos. Un momento después, la chica viene con dos parea de patines y abro mis ojos al verlos. Nos sentamos en unas sillas y Chris se pone las patines con mucha facilidad, por otro lado, yo no he podido ni con el primero.

—¿Dónde ponemos nuestros zapatos? —le pregunto.

—Yo los guardo en el casillero —dice la chica.

—¿Listo? —Chris me toma de la mano.

Nos vamos tomados de una baranda hasta que llegamos a la pista de hielo.

—Es muy fácil —ella comienza a dar vueltas.

Pierdo mi paciencia cuando me caigo tres veces seguidas y algunas personas se quedan viéndome.

—¿Tú qué eres?, ¿una especie de patinadora sobre hielo profesional? —le pregunto mientras me levanto.

Odio el patinaje sobre hielo más que nada en el mundo en estos momentos, pero mi novia parece estar pasándolo en grande.

—No, hacía tiempo que no patinaba, pero solía hacerlo a cada rato.

Media hora más tarde todavía no hemos dado ni una vuelta entera a la pista gracias a mi gran habilidad.

—Tengo hambre —dice por fin, y mira hacia un puesto de comida con luces parpadeantes encima.

En cuanto salgo de la pista, me quito los horribles patines y se los devuelvo a la chica.

Chris se acerca a un puesto de perros calientes y pide uno para ella y otro para mí.

—Lamento que las cosas no hayan salido como las planee —digo algo apenado —Se suponía que te llevaría a ese hermoso restaurante y todo por culpa de esa...

Me interrumpe —Amor, estar contigo es lo mejor que me ha pasado. Podemos estar debajo de un puente y yo sería feliz contigo.

Caminamos hasta el auto y en el camino nos vamos hablando sobre que vamos a hacer en navidad. Aún falta tiempo, pero quiero hacer algo genial para ella. Tal vez podemos irnos de viaje los dos solos a algún lado.

—¿A dónde te gustaría viajar?

—Donde haya nieve —sonríe —¿Y a ti?

—También —tomo su mano —También quisiera ir a París o a Grecia.

—Igual yo.

Cuando vamos llegando a su casa veo que hay un auto estacionado afuera. Volteó a verla y veo que se pone tensa en su puesto. Me bajo del auto y Logan se baja del suyo.

—¿Qué mierdas haces aquí? —me mira con desagrado.

—Está conmigo —Chris se baja del auto —¿Qué haces aquí?

—Vine a desearte el feliz cumpleaños, linda.

Siento que me hierve la sangre con tan solo escucharlo. Es el cumpleaños de mi novia y trataré de controlarme. Sé que ella odia que me pelee.

—¿Por qué...? ¿Pero él...? ¿Qué mierda? —es lo único que logra decir —Pensé que ya habrían terminado.

—Pues pensaste mal —me hago al lado de mi novia.

—Tú me la quitaste desde el primer día, ¿verdad?

—Chris no es un objeto como para quitárselo a alguien —le corrijo —Yo si sé tratarla como ella se lo merece.

—Logan, déjanos en paz —le suplica ella.

—Sé que algún día volverás a mí —asegura —Te voy a volver a hacer gritar mi nombre en la cama, amor.

Y con eso tengo para acercarme a él y tomarlo de cuello de su camisa. Con la otra mano lo golpeó en la mandíbula. Logan se tambalea y se lleva la mano a la mandíbula, pero rápidamente se estabiliza y viene a por mí. Tiene ganas de morir joven.

—No te vuelvas a acercar a mi novia —le grito.

Me abalanzo de nuevo sobre él, pero esta vez bloquea el golpe y se las apaña para devolverme el gancho en la mandíbula.

La ira se mezcla con la adrenalina que genera mi primera pelea desde hace semanas. Echaba de menos la sensación, la energía que corre por mis venas.

Lo empujo lo suficientemente fuerte como para que caiga al suelo y hacerme encima de él, dándole varios golpes en la cara.

—Ella es mía y siempre lo será —sigue provocándome.

—¡Lukas! —el grito de Chris hace que me levante.

Camino hacia ella y el idiota me da un golpe en la boca que estoy seguro de que me está saliendo sangre porque logro sentir su sabor.

—Vete, Logan —ella se acerca —No te vuelvas a acercar a mí o a mi novio —le suelta una cachetada.




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