El intercambio: De regreso a casa

Capítulo 9

Había llegado a Stanford, pero las cosas no habían salido como las había estado planeando durante el vuelo.

—¿Cómo que tu hermano no ha venido? —miro a Neil desde el sofá.

—Se molestó cuando mencionaste a Logan.

—¿Y en dónde puede estar? —pregunto, desesperada.

—En el bar donde trabaja Lucy, supongo.

—¿Lucy? —frunzo el ceño —Claro, la amiguita de Lukas.

—A ella le gustan las chicas.

—No me creo ese cuento, Neil. De seguro la muy zorra dice eso para estar cerca de él.

No conozco a Lucy, pero no me agrada la idea de que mi chico este metido en un bar con esa idiota. De seguro ella le regala el trago a cambio de estar con él.

El timbre comienza a sonar y abro la puerta con la esperanza de que sea Lukas. Me encuentro con una chica rubia, tiene ojos marrones y una sonrisa demasiado egocéntrica en su rostro.

—¿Hola? —la miro de arriba a abajo.

—¿Esta Lukas?

—No. ¿Quién eres? —levanto la ceja.

Neil se asoma a la puerta y su sonrisa desaparece cuando ve a la chica.

—¿Tú quien eres? —ella lo mira —¿Esta Lukas?

—No —le repito —¿Quién eres?

—Una amiga. ¿Quién eres tú? —me mira de mala gana.

—La novia de Neil —miento.

No sé por qué me duele tanto escuchar que ella es amiga de Lukas. Ella no parece una chica normal. Se ve que le gusta mucho la fiesta, las drogas y el sexo. No quiero imaginar que Lukas ha estado con ella. En realidad no puedo imaginar que él ha estado con otra chica después de mí.

—¿Dónde está Lukas? —mira el interior del apartamento.

—¿Por qué lo buscas tanto? —me comienzo a desesperar.

—No te importa —bufa —¿Puedo pasar?

—No —hablo decidida.

—Entonces, díganle que me llame. Tengo dos semanas de retraso y quiero hablar con él.

¿Retraso?

¿Él se acostó con ella?

Siento que el corazón se me empieza a encoger y mi respiración se corta cada vez más.

—Adiós —Neil le cierra la puerta en la cara.

Me siento en el sofá y comienzo a llorar.

—Me siento tan estúpida —golpeo el cojín —Y yo que regrese a hablar con él para ver si podíamos regresar.

—Chris…

—¿Tú sabías?

—Yo… la vi salir sé su habitación antes de que tú regresaras.

—¿Por qué no me dijiste nada? Se supone que eres mi mejor amigo.

—Es que…

—Me quiero morir.

—No, Chris…

—Quiero estar sola, Neil. ¿Puedo ir a tu habitación?

—Sí. Me quedaré en el sofá o iré a la habitación de Lukas.

No salgo de la habitación por el resto de la tarde y cuando al fin lo hago veo que Neil está dormido en la habitación de Naomi, está dormido.

Agarro mi celular y le marco a Lukas, estoy preocupada por él y no me importa si estamos peleados o no. Necesito saber en donde está y lo más importante, saber si está bien.

—¿Qué pasa? —dice de manera seca.

Pero eso no es lo único, su voy suena como si estuviera borracho.

—¿Lukas? —me aseguro de que sea él.

—¿Quién más?

—¿Estás borracho?

—No —se ríe.

—¿En dónde estás?

—En Stanford.

—Lukas, no estoy jugando. Deja de comportarte como un niño.

—¿Acaso te preocupas por mí? Después de haberme mentido en mi puta cara.

—¿Dónde estás?

—En el mundo.

—Lukas, deja tus chistes y…

—Estoy parado en la maldita puerta.

Abro la puerta y lo veo tirado en el suelo. Tiene puesta una sudadera y lleva la capucha en su cabeza.
Me quedo viéndolo por un momento y no reconozco a la persona que tengo en frente.

—Hola, Christy.

—Lukas, párate del suelo. ¿Puedes hacerlo?

—Desde los dos años —se burla.

Ruedo los ojos y le estiro mi mano para ayudarlo a levantar. Él ignora mi mano por completo y se pone de pie. Entramos al apartamento y él se recuesta a la pared.

—¿Qué te pasa? —me quedo estática en mi lugar.

—No seas tonta —rueda los ojos —Tú eres la culpable de todo.

Me duele que me diga estas palabras. Siento que el corazón se me encoge al verlo de esta manera tan… vulnerable. Ni siquiera se puede sostener, tiene que estar sujetándose de las paredes.

—¿Has bebido?

Yo misma quiero matarme por esa pregunta tan absurda.

—Adivinaste, chica, genio.

—¿Desde cuándo bebes?

Lukas se acerca a mí y mi corazón se comienza a acelerar. Pone ambas manos en mi rostro y se queda viéndome a los ojos.

—No sabía que habías vuelto, Chris.

—No sé a qué regrese, sinceramente.

Lukas se aleja de mí y se sostiene de la pared.

—Siéntate —le ordeno.

Él camina hasta el sofá y se acuesta.

—¿Estás bien? —me da miedo que se pueda desmayar o algo parecido.

—Quiero agua, por favor.

Voy a la cocina y saco una botella de agua. Se la entrego y él no puede llevarse el agua a su boca. Le quito la botella y comienzo a darle el agua como si fuera un niño pequeño.

—Gracias.

Lukas cierra los ojos y me comienzo a preocupar.

—Lukas —toco su hombro.

—¿Sí?

—Voy a levantar a Neil —me levanto y él me toma de la mano —No vuelvas a cerrar los ojos, idiota. Me da miedo que te pase algo.

—No quiero a Neil aquí. ¿Quieres que tomemos cerveza?

—No pienso dejar que toques una botella o algo que contenga alcohol.

—Creí que te ibas a quedar más tiempo en tus supuestas fotos.

—¿Por qué has bebido? Tú nunca bebes.

—Empece a hacer cosas desde el día en que te fuiste por mi maldita culpa.

—Iba a grabar y lo sabes.

—Sí, pero las cosas no terminaron bien y eso sí que es mi culpa, Chris. No puedo creer que me sigas hablando después de lo que te hice.

—Lukas…

—No es que no quiera que no me hables —habla demasiado rápido —Es solo que… siento que no merezco tu perdón y tampoco una amistad.

Le doy más agua y cuando se termina la botella la dejo en el suelo.




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