El Jazz de tus ojos: Una historia de Experiencias

5- La carta

Max:

Lamento tener que decírtelo de esta forma, pero no quiero ni puedo verte a los ojos por ahora.

Estas primeras líneas, me dieron como un golpe directo en la cara. Sabía que algo estaba mal; alguien ya no quería verme. Nunca había sabido de algo así. Un corazón estaba roto, y por primera vez, en cuestión de relaciones, no era el mío.

Cometí una gran equivocación contigo. Yo no quería hacer lo que hicimos la otra tarde, esa no era yo. No sabía lo que pensaba.

Te voy a contar toda la historia, de principio a fin. Espero que no pienses que soy una persona terrible, como yo lo estoy haciendo ahora. Sino que lo veas desde mi punto de vista, por favor.

Todo comenzó hace dos años, cuando conocí a Miguel. Un chico agradable, tranquilo, con una sonrisa muy abierta y con la actitud más imponente que pudiera yo describir. Ese chico comenzó a ser mi amigo durante un tiempo, no lo recuerdo ya. Lo único que viene a mi mente de aquella época es de cuando todo comenzó a ser más cercano entre nosotros. Nos divertíamos mucho estando juntos. Un día, Miguel, me tomó de las manos; con la mirada más apasionada y enamorada que imaginé me decía lo mucho que me amaba. Me confesó todo lo que sintió por mí desde el primer momento en que mi vio al salir de clases. En las bancas que rodean el frente de la escuela, sobre el pasto. Ese chico, delante mis narices, puso su corazón a mis pies. Yo acepté.

Comenzamos a salir. No era como los demás chicos. Su intensidad, combinada con mi deseo de no perderlo era la mezcla perfecta para que lo nuestro no fuera a un lugar mejor que distanciarnos y no hablarnos en mucho tiempo. El comienzo fue bastante complicado para mi cabeza, pues no quería herirlo; sin embargo, me cuesta mucho trabajo amar a alguien. Así que acepté lo que él quería darme.

Un mes después, comienzo a sentir los síntomas de lo que llaman romance. Pues notaba que Miguel me gustaba más y más. Era algo nuevo para mí, pero no me detuve, ya lo tenía; ya era mío. Realmente lo quería. Nuestra relación comenzó de una manera extraña y progresiva; Simplemente nació. Pero, para él, tal vez no significaba lo mismo que para mí. Comenzó a hablar con otras chicas de la manera menos apropiada en una relación posible. No eran las conversaciones que espero de un novio con otras chicas. Trataba de conquistar a otras...

La carta de minerva era la cosa más larga, intensa y apasionada que pude haber leído en una carta de una persona que solo me conoció durante un día; sigo pensando en la manera en la que besa, en la sensación de sus manos, el perfume que rodea su cuello. Ella es la mujer más sensual para mí en este momento. Solo de pensar que alguien más (Como Miguel, por ejemplo) la ha tenido, me hierve la sangre y mi frustración aumenta un gorgoteo por la garganta. El estómago me come a mí mismo.

 

Seguiré con la carta:

Miguel me contó sobre una chica, llamada Cinthya, que era su compañera de clase en Historia Mundial.

Me lo dijo todo: usaba el cabello largo, casi hasta la cintura. Tenía un rostro bastante inocente, excepto por el volumen de sus labios; invitan a besar de ña manera más fuerte y apasionada posible. La manera en la que Minerva describió a esa mujer solamente me provoca querer que Miguel se quede con ella para disfrutar a Minerva.

Un día, estábamos en su casa, pedí tiempo entre beso y beso para ir al baño. Cuando entré al baño supe por qué cuando dicen “las paredes son de papel”. Claramente escuché como su madre le preguntó por Cinthya. Quería saber porque estaba saliendo y besando a esa chica cuando aún éramos novios.

En ese cuarto de baño, en ese momento, mi corazón se rompió. No sabía qué hacer, en ese momento siento unas ganas tremendas de llorar. Lo hice.

Al salir de ahí, el mundo estaba nublado. No podía verlo a los ojos. Tomé mis cosas y entre lágrimas y su confundida actitud me largué.

Esa fue la primera de muchas, Max. No quiero hacerte sentir que tienes la culpa, pues no lo es, no tiene nada que ver contigo. Justo te cuento eso para explicarte algo.

Comienzo a sentirme más nervioso.

Después de aguantar varias, quise hacer la mía. Engañarlo. Pero no me di cuenta que no tengo corazón para eso. Por eso te he estado evitando. No quiero que me odies, no quiero perderte. Me agradas, en serio. Me gustaría que me aceptaras como tu amiga. Si es así, por favor, responde esta carta.

En ese instante, un montón de preguntas me azotan la mente. ¿por qué sigue con él? ¿quién es Miguel? ¿Por qué no contarme de ello desde el inicio? Son demasiadas cosas por pensar.



#25268 en Otros
#2002 en No ficción
#38584 en Novela romántica
#6278 en Chick lit

En el texto hay: drama, aprendizaje, amores

Editado: 13.06.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.