Capítulo 3
-¿Vives en este edificio tan feo?- Mikelle miro el lugar de forma despectiva. Naiara simplemente se esforzo por no caer en diatribas con el hombre. Había decidido que mientras menos información y menos palabras compartiera con él, más segura estaría. Así que se dedicó a pinchar el botón del ascensor y cuando la puerta se abrió subió sin ni siquiera esperarle. La puerta casi se cierra, Mikelle colocó con rapidez una de sus manos para evitar el cerrado de puertas automático, luego miro a Naiara con un enojó evidente.
-No me estás tratando bien, eso no me gusta - le dijo con un tono de voz que la pelinegra sintió amenazador. En un instante se arrepintió de haber cedido a ayudarle, llevaría a este hombre tan peligroso a casa donde estaba Diego y su cuidadora Maika.
El miedo se apoderó de todo su cuerpo, la paralizó al punto de que ya habían llegado al piso donde estaba su departamento y Naia ni siquiera bajo del ascensor.
- ¿Que sucede? ¿No bajamos o que?- el castaño le miró de brazos cruzados. Llevaba puesto una camiseta negra y un pantalón que Naia le había conseguido en el hospital, dado a qué la ropa en su bolsa estába toda llena de sangre.
-Si- contesto secamente ocultando su preocupación bajo la evasión. Sabía bien que mientras menos emociones demostrará frente a él, más oportunidades tenía de mantenerlo controlado y al márgen de sus debilidades.
Salieron del ascensor y caminó hacia su puerta, la 5c ubicada en el lateral. Una vez ahí introdujo la llave con rapidez tremenda para que no notará como las manos le temblaban. Segundos después abrió la puerta y se le invitó a entrar.
-Pasa y siéntate ahí- le indicó y luego se quitó el abrigo para colgarlo.
Mikelle por otro lado obedeció sin problema, se sentó en el sofá de cuero negro manchado de lápices de colores. Y comenzó a detallar todo a su alrededor. El piso era muy pequeño, el salón estaba casi que pegado a la cocina y luego había un pasillo bastante pequeño en el que habían tres puertas que suponía eran las habitaciones y el baño.
El salón estaba llenos de juguetes de bebé, había un andador, muñecos de peluches, pelotas, legos y ahutos. También había un chupete al lado de él en el sofá donde se había sentado. -¿Tienes un hijo?- cuestionó incrédulo y con notoria sorpresa en la cara. Naia le observo con detalle, desdé que lo conocío las emociones negativas le invadían, era la primera vez que la sorpresa en su rostro aparecía.
-Algo así - se limitó a contestar mientra sacaban los enceres de la alacena, las verduras y la del refrigerador.
- ¿Vas a cocinar? Tienes que ir a ver a Francesco en menos de dos horas- le reclamó. Naiara alzó una ceja y continuó cortado rápidamente las verduras. -Para ya con eso, y ve a ponerte el abrigo. Tenemos que ir a ver a Francesco - Mikelle volvió a protestar esta vez con un tono de voz más alto y demandante, Naia se cortó.
-Mierda- contestó colocando un paño en la herida con rapidez para parar el sangrado. El castaño ni siquiera pareció enterarse porque continuó con su intensidad.
-Coge el abrigo y vámonos ya - le ordenó como si ella fuese su esclava. La pelinegra perdió la paciencia.
- A ver, tus necesidades no me pertenecen, las mías por otro lado sí. Tengo que cocinar,debo dejarle la comida a Diego lista y tengo que comer antes de volver a irme otra vez al hospital - estaba exasperada, era evidente que traese a Mikelle no había sido una buena idea. - Aunado a eso tengo que ir a solucionar tu estúpido problema, porque soy una idiota empática, altruista - suspiró y Mikelle solo la miró. Eso había sido suficiente para permanecer en silencio el resto de la tarde.
Naia terminó de cocinar y empacó la sopa de Diego en sus tarros, luego hizo lo mismo con la verdura cocida y la fruta. Coloco los las etiquetas con la fecha de elaboración, y dejo la comida apilada en la nevera. Después de eso sirvió un plato de sopa de verduras con carne y se lo llevó a Mikelle.
- Voy a ducharme, come mientras tanto- Dejo la sopa en la mesas de centro y luego corrió a quitarse los zapatos, a soltarse el cabello y a ir desajustando su camisa, todo al mismo tiempo mientras corría al pasillo.
El chico estaba anonadado, incrédulo mirando la sopa que ella le había servido, luego de que él estuviera todo el rato molestándola. Dudo inclusive en comerla, porque pensaba que tal vez podía haberle puesto veneno. Pero la verdad es que olía muy bien y él tenía mucha hambre. Así que desconfiado se arriesgó a probarla, quedó impresionado del sabor. - Está rico enfermera - Gritó. Y Naia respondió -Aja- desde la ducha.
Para cuando había salido la chica de la ducha, a Mikelle ya le había dado tiempo de comer y de usmear por todo el lugar.
- Puedes ducharte si te apetece, hay algunas cosas de mi ex en el cajón que tal vez puedas usar- Ella llevaba puesto un jean oscuro una camisa blanca y encima un abrigo largo azul oscuro. Tomo una tostada y la mordió al mismo tiempo que tomaba los tenis blancos. A todas está Mikelle la miraba aturdido.
-Gracias por el ofrecimiento, pero solo quiero volver a casa lo antes posible - Agregó poniéndose de pie. Mientras que Naia se terminaba de amarrar los zapatos.
- Genial, mucho mejor. La verdad es que ya Maika y Diego vuelven del parque y no quiero que te vean aquí -
- ¿Por qué te haces cargo de tu hermano? ¿Donde está tu madre?- Mikelle cuestionó y Naia se atoró con la tostada ¿Como mierda sabía el mafioso esa información?
-¿Estuviste usneando mis cosas?- respondió una vez que se sintió bien para hablar. Mikelle se encongio de hombros como respuesta. - eres un descarado, ya quiero deshacerme de tí- la pelinegra soltó un suspiro, se sacudió las migas de pan, luego tomo la bolsa donde estaba su uniforme su cartera y el pañuelo blanco que dijo que llevaría para que Francesco le reconociera. - Solo vamos...
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Eran las 17: 05 en el café de Gijón donde Naiara había quedado con Francesco, y este aún no aparecía. La situación para ambos era desesperante.