CAPÍTULO CINCO: Una visita inesperada

CAPÍTULO CINCO

UNA VISITA INESPERADA

Ya llevo unas horas sentada jugando con Ethan y puedo ver que es bueno en este juego, es perfecto como hace sus movimientos y defiende tan bien lo que es suyo, incluso cuando es distraído por mis comentarios sobre su vida.

—Entonces… ¿desde cuando te interesó jugar este juego?

—Cuando vi jugar a una niña y esta me ganó, suelo ser muy competitivo asi que aprendí y pedí a mis padres que me enseñen… hasta que lo domine muy bien, mi meta era jugar otra vez con ella y ganarle esta vez…

—¿Y lo hiciste? —menciono y aprovecho en mover otra pieza. Caballo caído.

Me observa fijamente y sonríe ante lo que he hecho, su mirada se suaviza y vuelve a mirar al juego como si su Caballo no se hubiera muerto por mí.

—Eres buena jugando esto, te felicito… pero perdiste.

Tengo la sonrisa de oreja a oreja cuando bajo mi mirada y observo como ha matado a la Reina en mi juego.

¿Cómo?

—Creo que este será el único juego…

Me muerdo los labios para no decir nada más que asentir, sería una ventaja de él que sepa que puede morir por mí, quizás no quiera y me sacrifique en su lugar… al final, es el juego de Tom y aquel hombre detrás de esa máscara, quiere que haga algo más.

Nos levantamos de la mesa y entonces la misma mujer viene para llevarnos a otra habitación en donde hay ropa más fina y se va sin decirnos nada.

—Creo que debemos de cambiarnos de nuevo.

Asiento y busco una ropa que no sea tan revelador, pero cuando mi vista se queda en uno rojizo con mangas en los hombros y un corte en la pierna, Ethan habla.

—Ese entonces, te quedaría bien.

—No creo…

—Hazlo. Voy a vestirme también.

Tomo una respiración profunda antes de agarrar el vestido y me visto sin que el arma que tengo en la pierna se note y lo subo hacia mi muslo. Me acomodo el escote y mi cabello antes de salir y entonces lo veo, con un terno más elegante.

—Lexi… estás preciosa.

—Cállate…

—Como deseas.

Se voltea y agarra unas máscaras para darme una.

—La mujer volvió y me entrego estos… quizás se trate de algo.

—Si esto hará que nos vayamos de aquí…

—Buena chica, vamos.

Caminamos hacia la caminata cuando escuchamos un grito de una mujer correr lejos, pero cada paso que íbamos, parecía que se acercaba más.

—Debemos ir más rápido…

—Sí.

Pero apenas avanzamos un poco más, una mujer se acercaba corriendo con un cuchillo en la mano en mi dirección. El movimiento de Ethan fue más rápido que la mía y agarro a la mujer manchada de sangre para que se detenga, pero era más fuerte a sus empujones, no tenía escapatoria y sabía que esto venia de Tom.

¿Me quieres muerta?

Saco el cuchillo de mi muslo y la apuñalo en el estomago antes de sacarlo y hacerle un corte más en el cuello, haciendo que se caiga al suelo de inmediato. Cuando me doy cuenta de lo que he hecho, tiro el cuchillo y observo mis manos manchadas de sangre y entonces veo todo oscuro.

“Popy… ¿Cuándo harás los juegos?”

No quiero hacerlo… es feo.

“Es tu naturaleza… tú puedes, eres la mejor en esto.”

¡Papá! ¡Quiero a mamá!

“¡No tendrás a tu mamá hasta que aprendas a vivir bien!”

Mis ojos se llenan de lágrimas y vuelvo a mirar la tabla de ajedrez y muevo una ficha. Otra vez mal.

“Se nota que eres débil…”

¡No quiero ser débil!

Papá se calla. No me comenta nada y de pronto la puerta se abre, es el mismo señor de la otra vez y esta vez le grita con unas cosas llamado “dinero”, parece muy furioso y mi padre parece no tener paciencia cuando me ve observando la situación.

“Popy, él es alguien malo. No le creas ¿sí?”

Hombre malo.

Papá asiente y entonces una idea vuela su mente.

“Popy, ¿quieres jugar?”

Sonrío alejándome de la mesa de ajedrez. Y asiento, me siento en el suelo antes de ver el escenario perfecto.

Abro los ojos y me encuentro en una habitación totalmente a oscuras, o al menos por unos segundos antes de ver un pequeño fuego a mi costado hasta que se queda en una vela.

—Te desmayaste… no podemos escapar.

—Estoy bien, tenemos que avanzar.

—Algo tienes, no es normal que te quedes quieta y te conviertas en un ser no pensante.

—Ethan.

—Lo digo en serio…. Me importas, mucho de lo que quiero creer.