El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 1

Perséfone

El lugar estaba alborotado por la multitud de personas que se movían ansiosas esperando entrar al lugar, las chicas con la que yo había llegado estaban formando su fila más adelante que yo, y tanto Dalila como yo estábamos alejadas de ellas.

Mientras esperaba ansiosa que la fila terminará mi vista se dirigió al casino bien estructurado, era un lugar enorme con luces en sus letreros y todo se veía impecable, la euforia de las chicas se podía sentir en el ambiente.

Cuando llegó nuestro turno, Dalila mostró su identificación y luego hice lo mismo con el mío, el guardia me miró detenidamente para luego dejarme pasar, cuando entramos al casino el sonido proveniente de la música y las luces neón nos cegó a ambas por completo.

—¡Te vas a divertir!—Gritó con voz cantarina, asentí con la cabeza mirando todo el lugar.

Se veían cuerpos moviéndose uno con otros producto por el sonido y el ritmo de la música, las luces neones iluminaban todo el lugar mientras en otro lugar se veían a varias personas sentadas sobre mesas y en otra parte se veían los juegos de casinos que había habitualmente en cualquiera Casino.

Ambas llegamos hacia la barra donde un elegante chico movía con maestría los vasos sin dejarlo caer dejándome anodonada por unos segundos, destapó el extraño vaso dejando caer el líquido en el vaso de vidrio.

—¿Que desean?—preguntó mirando hacia nuestra dirección con una sonrisa encantadora.

—Un coctel con alcohol y para mí amiga lo mejor de la casa—dijo Dalila con una sonrisa coqueta y con las piernas ligeramente cruzadas mostrando su piel blanca a la vista del chico.

—A sus órdenes—sonrió ligeramente para luego hacerse cargo de los pedidos, hizo lo mismo que antes y le pasó el vaso de cóctel a Dalila y a mí me pasó otro vaso con un color celeste y una ramita de adorno en el.

—Que lo disfruten—Mencionó para luego atender a las demás personas, me voltee a ver el lugar, todas las chicas disfrutaban una con otras la fiesta en el lugar.

—Si quieres dejamos las bebidas y vamos a bailar—comengo Dalila a mi lado—es un buen lugar para conocer a chicos dispuestos a pasar una noche.

Esboze ligeramente una sonrisa mientras bebía de mi vaso—No gracias así estoy bien.

—¡Por favor Perséfone! Sabes que este lugar puedes conseguir a quien quieras sin compromiso—intentaba diasuadirme mire a cada una de ellas.

—¿Porque hay tanta chicas en este lugar?—interrogue con cautela, ella se removió incómoda para luego sonreír.

—Por el Rey, todas sueñan con que el rey prestará atención a algunas de ellas por eso se visten así.

—¿Y que tiene el rey que no tenga los demás hombres?—volví a preguntar.

—Dinero, Fama, Realeza, y es atractivo todo lo que una chica desea.—sus ojos se cruzaron con el chico que bailaba en medio de la pista—Te deseo suerte Perséfone.

Se fue dejándome en el lugar, la observé caminar hacia el chico desvíe la vista y nuevamente observe la zona de juegos, hace mucho tiempo no probaba jugar, me levanté caminando hacia esa dirección.

Cada una de las mesas estaba ocupado por jugadores y chicas que movían cada cinco minutos su vestido mostrando parte de su piel, por supuesto sabía que querían el dinero que alguno de ellos ganaba, estaban las mesas de poker, el tragaperras, la ruleta y demás.

Ni siquiera lo pienses Perséfone.

Me reprochó mi conciencia sin embargo por esta vez decidí no hacer caso, mire disimuladamente las cartas de los jugadores mientras veía a los demás reír por una buena suma de dinero ganado y el brillo de la avaricia al jugar.

El deseo impregnado por querer ganar, los gritos de ánimos de las chicas que miraban la jugada de los demás, el crupier mirando a los jugadores y los espectadores mirando la escenas de cada uno de ellos por otra parte en los juegos de máquinas persona ingresaban su dinero y comenzaban a jugar algunos se mostraban furiosos por perder y otro contentos por la cantidad de dinero que llevaban en sus manos.

—Deseo jugar—hable sentandome en las mesas de blackjack, el crupier me miró casi con aceptación a través de su máscara de poker—¿Fichas?.

—¿Está segura señorita?—preguntó mire a los demás que parecían mucho más mayor que yo, asenti con la cabeza—Se reincorpora una jugadora nueva.

—Niña no seremos nada gentil contigo—habló uno con altanería—perderas todo lo que tienes en un solo segundo.

—Solo deseo probar mi suerte—mencioné con una sonrisa de amistad, ellos se miraron entre sí para finalmente asentir.

—Soy ross, el del lado izquierdo es Ben y el otro a lado derecho es Román.

Todos levantaron la mano saludandome algunos con una mirada lasciva y otros con una sonrisa de «estás acabada»

—¿Cómo te llamas?—el crupier comenzó a repartir las cartas, lo mire para luego cruzar las piernas y los dedos.

—Me llamo Perséfone—sonreí para luego mirar mis dos cartas.

—Las reglas son sencillas si las cartas tiran al número veintiuno o el que posee la carta más alta hasta ese número es el ganador.

Todos mostraron su cartas después de apostar su fichas mostré la mía, ambos pares eran menores no alcanzaban para el número más alto, los demás esbozaron una sonrisa tanto de pena como de burla.

—Te advertimos que este juego no era para ti preciosa, prueba suerte en las tragaperras—mencionó el que parecía ser Ben.

El crupier tomo mi ficha al haber perdido, mirándome fijamente.

—Apuesto dos fichas— mostré la fichas a la mesa y el crupier asintió, los hombres se volvieron a mirar entre si uno con otro.

—Igualo la apuesta—repitieron dejando fichas sobre la mesa sin siquiera parpadear sabía que ellos estaban seguros que ganarían.

Nuevamente las cartas fueron repartidas, tome ambas cartas mirándolos con cara de poker, el crupier dió la orden todos plantearon su cartas la mía fue un As de diamante y un Rey de corazon.

21 natural.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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