El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 2

Perséfone:

La alarma sonó y como muchas personas no sentía deseo de levantarme de mi cómoda cama, la situación de ayer y el reproché constante de Dalila me dejó agotada sin más decir que me dormí a medio sermón.

Frote mi rostro y comenze a desenredar mi cabello, me mire al espejo viendo lo horrible de mi rostro en una mañana, me arregle un poco para luego tomar mi toalla  un jeans de color azul claro y un suéter manga larga de color blanco, camine por el pasillo hacia el ascensor presionando los botones en la planta baja.

Genial..hermoso día.. Perséfone

Jamás debiste ir a ese lugar.

Cuando llegue a la planta de abajo camine directo hacia el baño, coloque mi toalla dentro del baño, me duche rápidamente hasta termina de secarme para colocarme la ropa interior.

Con la plata que había ganado en el blackjack lograría comprar comida para mí estancia en este lugar y sobre todo conseguir un trabajo, me haría bien probar el mundo laboral, y sobretodo desear no asistir a ningún otro casino temía que su imponente figura estuviera observandome durante toda la noche.

¿Quién es el Rey?

Esa pregunta jamás fue contestada, nadie sabe con absoluta certeza quien es el Rey, solo saben que es atractivo y millonario que supuestamente pertenece a la Realeza y tiene hermanas, solo saben lo principal de él y asi como muchas otras chicas eh quedado intrigada por querer descubrir más sobre él.

La intriga que me dió por querer saber más de él me ha dejado descolocada pero siento la necesidad de vestirme con una gabardina oscura, unos lentes y una barba falsa mientras pienso como un detective buscando cada pequeña información que me puedan dar de ese hombre.

El rey...

Si tan solo supiera como meterme a la boca del lobo y descubrir algo sobre el sería emocionante, pero se fracasaría en esa misión imposible por eso intento disuadir mis pensamientos el cual me incita a querer curiosear sobre el. Indagar su vida, su círculo social, sus amigos, sus hermanos.

No quiero parecer acosadora, eso sería no Perséfone de mi parte, mis papás me inculcó valores que aprendí desde temprana edad y puse a prueba todo el tiempo, respetar la vida ajenas siempre me habló de eso.

Pero esta vez no quería hacerlo, quería romper esas barreras del bien que mi padre me colocó y sumergirme a lo prohibido, al mal, al diablo y vigilar como un Alcón al Rey.

Cuando termine de arreglarme y colocarme los zapatos sencillos, tome mi bolso de color oscuro y cerré la puerta con llave, camine de vuelta al ascensor cerrando la puerta.

Movía mis pies constantemente en silencio, la puerta fue abierta y una chica acompañado de un chico entro ambos se abrazaban cariñosamente, decidí ignorar su dote de azúcar que esparcian por el aire.

Me va dar diabetes.

La conversación entre ellos variaban desde los amoroso hasta lo doloroso a la final se terminaban queriendo el uno al otro, resople intentando que captarán mi presencia y el mal gusto de escuchar sus problemas amorosos o cuánto la abuela aborrecia a la chica.

Cuando la puerta del elevador se abrió, salí apresurada como si se tratase de un escape, mire para todos lados apenas salí del apartamento y camine por las calles con mucha lentitud disfrutando del lugar.

Los copos de nieves caían sobre mi rostro y mentalmente me rebati el no haber traido mi gorro de bola blanca, camine por las calles frotando mi mano y soplando el aire que salía de entre mis labios entreteniendome unos minutos.

Cuando termine de caminar decidí tomar un autobús hacia la ciudad más visitada del lugar, pase la tarjeta por el bus y me senté en el primer banco a la ventana.

Las calles se veían repletas de personas, y yo parecía ser la única solitaria en el lugar, los demás iban en compañía de personas, niños, ancianos y yo estaba a lado de una silla vacía.

Mi vida solitaria, no es tan diferente de dónde antes vivía, tenía dificultad para hacer amigos o era eso o todos conseguían una pareja antes de yo conseguir la mía, no me quejó de estar sola todo el tiempo en cierta parte eso me da paz y me priva de los bochornosos comentarios de las personas que quieren contarte sus problemas a cada rato.

Está bien estar solo, siempre y cuando la soledad no te mate.

Comenze a jugar con la ventana del autobús, ya que estaba empañada decidí dibujar un rostro mal deformado en el, luego me moví como aburrimiento de un lado para otro, cuando llegamos al lugar baje rápidamente acompañado de un tumulto de personas que expresaban su emoción por el lugar.

Y no era para menos un hermoso lugar que parecía ser una pista de patinaje todos disfrutando en familia, mientras otros se tomaban fotos y el sol se alzaba sobre lo alto. La música producida por un safoxon los turistas admirando el lugar con diferentes perspectivas, otros en silencio mirando con nostalgia a las demás personas.

Y otros como yo, en el mismo estado mirando hacia ellos sin saber si patinar en hielo o quedarse por unas largas horas mirando a los niños reír y jugar.

—Señorita—me sobresalté al sentir un leve toque en mi hombro derecho voltee a ver a la persona y note a un hombre de aspecto alto observarme con una cálida sonrisa—¿Desea patinar?.

—No, así estoy bien—respondí volviendo a mirar hacia el lugar donde todos se divertian.

—Señorita ¿No desea patinar?—suspire volteando a ver al hombre, este me miró con una hermosa sonrisa mostrando un papel donde decía que había un importante baile—Puede asistir está noche a ese lugar señorita, tal vez consiga su media naranja.

—¿Disculpe?—pregunté, pero el ya se había perdido entre la multitud de las personas, metí el papel en mi bolso y luego mire al señor que estaba en el suelo junto a una lata vieja con unos cuantos sencillos.

¿No le haría daño a nadie..o si?

Me acerque a el y dejé un billete de veinte dólares, note que sus ojos se iluminaron rápidamente agradeciendome varías veces un pequeño sentimiento de felicidad se instaló en mi pecho, sonreí con sinceridad y me despedí de el.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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