El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 5

Persefóne: 

En qué me metí..porque le hice caso a Dalila en primer lugar, porque llegué acá justo en este extraño castillo, maldecia el haber actuado por desesperación para conseguir un trabajo ya que antes no lo conseguí por ningún lado.

Genial persefóne estás en la boca del lobo.

Los nervios hacían de la suyas mis manos temblaban mi respiración era agitada, acomode mi cabello hacia atrás recomponiendome para luego pasar hacia donde el guardia esperaba.

—¿T-tiene trabajo?—maldije el tartamudeo de mi voz carraspee tratando de no sonar afectada—Escuche que necesitaban personal.

El guardia levantó una ceja mirándome espectante, tomo mi bolso y lo reviso al igual que mi cuerpo no portaba arma más que mi identificación, el guardia asintió marcando un número en su teléfono.

Los minutos pasaban y el guardia le explicaba a alguien por teléfono sobre mi, mis pies se movían con fuerza tocando el suelo quería abstenerme de esta absurda idea y regresarme sin embargó esa parte de mi decía que no debía dar mi mano a torcer.

De pronto la reja fue abierta por alguien una mujer muy elegante de cabello rubio se paró enfrente de nosotros, su mirada conecto con el guardia y paso hacia mí me escruto fijamente y yo a ella notando que por su postura no parecía ser alguien de servicios.

—¿Quien eres?—preguntó con un acento que no supe reconocer pero admito que se escucho bien en su voz.

—mi nombre es persefóne y solicito un trabajo—murmuré levantando la cabeza.

—Bien persefóne llegaste caída del cielo—respondió neutra—Vamos camina.

Me ordenó el sonar de sus tacones resonaban por todo el pasillo a diferencia de mis zapatos de color oscuro y sencillos, la diferencia entre ambas era mucho esa mujer obstentaba belleza y elegancia el vestido de trabajo la hacia ver cómo toda una empresaria su cabello bien recogido esa postura la hacían ver la dueña del lugar sin embargo yo lo dudaba mucho.

Llegamos hasta una especie de cocina donde varias chicas se encargaban de preparar la comida, se les veía corriendo de un lugar para otro, otras dictaban órdenes pasamos por el siguiente lugar y llegamos al cuarto de limpieza solo habían cuatro chicas visiblemente agotadas, cuando el sonar de sus tacones se detuvo las chicas elevaron la vista y luego lo bajaron de inmediato.

—Señorita Desniska—hablo una de ellas con la cabeza gacha.

—Este será tu lugar de trabajo—movio sus manos lentamente señalando a una de ellas—Le pueden mostrar su habitación más tarde, debes cambiarte esa ropa si vas a vivir aquí.

¿Que? Claro que no, de inmediato negué con la cabeza a medida que elevaba la vista en mis planes estaba trabajar no vivir en un palacio y ser sirvienta de limpieza por toda la eternidad, menudo lío me metía yo.

—Solo vengo por el trabajo no pretendo quedarme en este lugar—anuncie mostrándome lo más firme que podía definitivamente no me quedaría a dormir aquí.

—Debe saber que si vino por este trabajo es para quedarse aquí y cumplir un trato a menos que decidas hablar con los reyes Persefóne—respondió como si nada—Nadie se atrevido a hablarle a los Reyes, no le gustan ser molestados.

—Vamos—dije con voz neutra, ella noto mi expresión y simplemente asintió en silencio, podía sentir mis manos frías y como sudaba por el nerviosismo.

—Persefóne no he visto ninguna chica con agallas como tú—camino a la par mía hasta llegar a la habitación de los Reyes—primero hablaré con ellos.

No dije nada solo la Vi entrar a la habitación mientras yo me recostaba conté la pared cerrando los ojos parecía indicar que los principes ni el rey estaban por aquí, solo los reyes reales que extraño era decir eso.

—Entra—demandó la mujer mientras sostenía la puerta entre por ella mirando la habitación con disimuló hasta recaer en las miradas de los reyes.

Una hermosa mujer de cabello oscuro largo y ondulado sus ojos grises eran realmente hermosos aquellos que note en los de su hijo me observaba fijamente y no pude evitar perderme en esa mirada seguido observé al rey cabello rubio y ojos azules su rostro expresaba seriedad podía notar la edad en ambos.

—Tu eres Persefóne ¿Cierto?—preguntó con voz suave la reina pude notar ese pequeño cariño de madre salir de ella—Eres extranjera.

—Si su majestad—argumente ante su afirmación, ella esbozo una pequeña sonrisa.

—Deniska me ha informado que no quieres  dormir en el palacio—asentí con la cabeza—¿Porqué?

—Me siento mas cómoda en mi apartamento—respondí reacia—Solo pido trabajo y puedo regresarme a mi apartamento prometo ser puntual su majestad.

—Aun no he aceptado nada—espetó la reina reincorporandose—mirame persefóne.

La forma en que lo dije me provocó escalofríos, desvíe mi vista de los retratos hacia ella la mire fijamente luchando para no demostrar debilidad, aunque la reina pareciera muy noble no lo era y esa era la clara muestra de que no había que confiar en el retrato pintado de alguien.

—Esposo tu qué decides?—giro su vista hacia el Rey que se encontraba mirandola.

—Que se quede a vivir en mi palacio—sentenció provocando otro escalofrío en mi cuerpo seguido de un sentimiento de molestia.

—Reina—murmuré mirándola fijamente, esbozo una pequeña sonrisa al ver mi intento de ocultar la molestia que sentía.

—Es una orden—hablo lentamente a medida que sonreía aquellos ojos grises que al principio me observaban dulces cambiaron para ser un tono malicioso.

¿Quienes son ellos?

Los reyes parecían aparentar ser alguien más, estaba confundida no entendía nada el Rey miraba con cariño a la reina y ella solo se dedicaba a mirarme fijamente estudiando mis reacción, mis movimientos apreté los puños.

La liaste feo persefóne.

—No quiero—anuncié sostuve con fuerza mi bolso—No tomaré el trabajo reina.

—Lo tomarás persefóne—su sonrisa se ensacho más y se levantó del sofá en el que estaba sentado su vestido dejo de estar arrugado.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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