Capitulo 7

Persefóne:

Luego de haber terminado de limpiar la mitad del calabozo recogí mi cubo y mi escoba para salir de ese lugar llegando al pasillo me encontré con dos guardias quienes hablaban alegremente de algo.

Poco a poco me les fue acercando hasta pararme frente a ellos con un suspiro entre triste y serio hablé.

—Un prisionero murió—se miraron entre sí y luego a mi para esbozar una sonrisa burlona.

—¿Y que quieres haga? Que le haga un funeral con muchas flores?—el otro soltó una risita mientras me observaba.

—Tal vez—comente sin aspice de gracia—Es mejor que trabajen si no quieren estar en un ataúd sin flores o en caso tal como el prisionero.

Segui caminando hacia el cuarto de limpieza deje mis cosas me senté en el pequeño banco y bufe limpiando rastro de suciedad en mis manos junto con el trapo húmedo que encontré.

En qué me metí

Me reincopore al ver a las chicas entrar con el rostro expresando cansancio, las ví dejar sus cubos a un lado mientras hablaban.

—¿Cómo te fue?—preguntó la amable Dayan con una sonrisa sobre su rostro.

—Agradable—hice una mueca cerrando los ojos—¿Todavía falta algo más por hacer?.

—Por ahora no—respondió Lorena—tenemos descanso luego de comer.

—Que bien—chillo Dayan solo abrí uno de mis ojos para verla abrazar a Lorena—Tengo mucha hambre vamos.

—Dayan sabes que Fiorella no soporta nuestra presencia—rompió a hablar sara.

—pero..

—¿Quien es Fiorella?—cuestione con curiosidad.

—La chica encargada de darnos de comer—volvio a hablar sara mirando hacia el techo—Es otra de las que no soportas a las chicas como nosotras.

—Tengo muchas ganas de conocerla—confese con bastante interés.

—Pues la conocerás pronto y se aliaran juntas—comento con fastidió.

Y tal como lo había dicho luego de un baño con agua limpia y jabón aromatizante, luego de haberme colocado un vestido sencillo llegamos al comedor de madera viejo en dónde una pelirroja miraba con odio y desdén a todas nosotras incluyendome.

—Ya llego la peste—hablo tan alto como para que las demás la escucharán y se rieran junto con ella—¿Otra peste?.

—Lo dice la porquería que está en frente de mi?—levante la vista a verla fijamente ella comenzó a acercarse a mí con ojos amenazadores.

—Te voy a advertir algo—sonrió forzadamente en una clara señal de retener su molestia.

—Fiorella no hagas nada contra ella..—Lorena se encontraba entre molesta y asustada las demás miraba la escena.

Bien sabido era que estar en un palacio a disposición del rey te hacer tener un instinto de supervivencia o te proteges tu sola o serás aplastado los únicos que tiene suficiente poder son los de rango más alto es decir que mientras la persona sea un poco más reconocida por ser cocinera que una chica de limpieza entonces más grande será su ego y su tono de amenaza.

—A mi no me adviertes nada—dije viendo fijamente—debes pensar las cosas antes de decirlo y también saber con quién te metes.

—¿Que?—gruñó.

—¡Fiorella basta! ¡Sirve la comida ahora!—le gritó su superiora al frente de nosotras provocando que la pelirroja se sonrojara de la rabia.

La pelirroja de inmediato acato su orden con la cabeza baja y los puños apretados, ninguna de nosotras dijo nada al respecto ya que la superiora se veía demasiado molesta, Fiorella comenzó a servirnos un plato de comida a cada una.

Un sencillo plato de arroz con huevo no me quejaba agradecí por ello el vaso de agua que nos brindaron y finalmente comenzamos a comer.

—Lamento el comportamiento de Fiorella—expuso la superiora era regordeta de cabello blanco unas cuantas arrugas sobre su rostro sin embargo todo de ella parecía demostrar dulzura—Hace tiempo no he visto una chica pararle los pies a Fiore.

—Ya iba siendo hora—manifesto Sara—Usted siempre escuchaba a Fiorella agredirnos de forma verbal sin embargo no hizo nada.

—Perdo-

—Un perdón no vale nada en estos momentos—la mire a ella con una sonrisa ligera—Al menos no para ellas.

—Esta bien—suspiró la superiora alejándose de nuestra mesa.

—Eres sorprendente Persefóne—sonrió Lorena mientras terminaba su vaso de agua—No he tenido el valor de enfrentarme a Fiorella.

—Nadie la tiene—dijo Dayan recogiendo mechón de su cabello sus ojos cafés conectaron con los míos—Se dice que es la mejor amiga de Belinda y por eso se porta así.

—Debemos irnos a nuestras habitaciones—sara se levantó mirándonos a todas—Mañana llegan los generales tenemos que dejar las habitaciones limpias.

—Oh—nos despedimos del lugar caminando las cuatros juntas hacia nuestras habitaciones cada una se despidió.

Entre en la mía y note mi equipaje en la pequeña cama de color blanco, revise mis maletas por si perdí algo o tomaron algo sin embargo todo estaba ahí a pesar de haber sido revisado.

Me senté en la cama después de cerrar la puerta, revise entre mis cosas y tome el teléfono que estaba un poco cargado lo encendí y note unos cuantos mensajes incluyendó de mi papa.

Como lo extraño, estar junto a el sentada a su lado mientras el lee el libro de Alicia en el país de las maravillas, cuánto extraño esos momentos en dónde se sentaba en la mesa a acompañarme porque ningún chico de mi barrio quería jugar conmigo.

Ver a mi papá barajear las cartas para jugar poker conmigo ver su sonrisa mientras me muestra las estrategias ver a mi papá abrazarme mientras me felicita como extraño todo eso.

Sin duda mi papá es la persona a la que más quiero aunque no suele expresarme mucho como antes aún así trato de demostrar lo que quiero decirle siempre he tenido problemas para expresarme en temas de amor familiar.

Decidí dejar mi teléfono en ese lugar y apagarlo para que no se agotará la batería me acosté en la cama y me cubrí con la manta que había en la cama.

....

La alarma sonó me levanté de la cama estirando un poco mis brazos aparte mi largo cabello negro de mi rostro antes de asustar a alguien. frote mis ojos y note como la luces del sol se filtraban por la ventana.